“Durante los últimos seis meses, he dado tres charlas sobre el panorama para Chile en el 2008 y cada vez he sido más pesimista”, confesó Roberto Méndez, director de la firma de encuestas de opinión Adimark GfK, en un desayuno de la AmCham realizado el 9 de abril.
A marzo, el Índice de Percepción Económica de Adimark mostraba que la confianza de los consumidores en Chile se encontraba en un nivel mínimo de cinco años. En el 2004 y el 2005, hacia el término del Gobierno del presidente Ricardo Lagos, las expectativas se había vuelto más positivas, pero desde marzo del 2006 -cuando la presidenta Michelle Bachelet asumió el mando de la nación- han ido disminuyendo cada mes, destacó.
“Lo que es interesante es que esta tendencia es muy similar a la de Estados Unidos”, destacó Méndez. “En Estados Unidos, también hay que retroceder hasta marzo del 2003 -con la invasión de Irak y el alza de los precios del petróleo- para encontrar un nivel de confianza tan bajo como el que hay ahora”.
Pero ¿por qué este pesimismo cuando, después de todo, el desempeño de la economía chilena no es tan malo? ¿Se trata sólo de otro signo de la globalización? “Un elemento nuevo y muy importante en Chile es la inflación”, sugirió Méndez.
Según el sondeo de marzo de Adimark, el 75% de los chilenos prevé que la inflación se mantendrá alta en los próximos 12 meses. “Nunca antes, desde que comenzamos a medir esta variable en el 2002, la cifra había sido tan alta… y eso es serio, porque significa que la gente no le cree al Banco Central cuando dice que vamos a volver a niveles de inflación en torno al 3%”, dijo Méndez a los miembros de la AmCham y sus invitados en el desayuno.
La reciente alza de la inflación -que llegó a una tasa a 12 meses del 8,5% en marzo- ha sido “extraordinariamente peligrosa y cruel”, advirtió. Los aumentos de los precios se han concentrado en los alimentos y servicios básicos como la electricidad y, cuando se corrigen por la importancia que tienen estos ítems en los presupuestos de los hogares pobres, los salarios reales muestran una baja del 3,3% durante los últimos dos años.
“Eso me preocupa desde el punto de vista del clima social”, indicó Méndez. “Sugiere que las presiones laborales serán muy fuertes este año debido a que la sensación en los sectores de bajos ingresos es que son más pobres y, de hecho, las cifras muestran que eso es así”.
Pese al pesimismo, las ventas de viviendas se han mantenido razonablemente estables y, por ejemplo, las ventas de automóviles -impulsadas por la fortaleza del peso- se encuentran en niveles récord. Sin embargo, el Índice de Percepción Económica de Adimark sugiere que esta situación podría cambiar pronto.
En marzo, sólo un 25% de los encuestados indicaba que era un buen momento para comprar una vivienda, el nivel más bajo del indicador desde el 2002. “En otras palabras, hay un enorme riesgo de que el pesimismo se vea reflejado en la demanda”, advirtió Méndez.
No obstante, según las distintas encuestas de opinión, el modelo económico de libre mercado de Chile sigue disfrutando de un fuerte respaldo entre la población, en especial entre la gente joven. Quizás más que entre los líderes del país, observó Méndez.
El reciente deterioro en las expectativas se atribuye a menudo a una baja en la aprobación de la presidenta Bachelet y su gobierno. De hecho, ésta cayó marcadamente luego del desastroso lanzamiento del Transantiago, el sistema de transporte público de la capital chilena, realizado en febrero del 2007.
No obstante, se ha recuperado de manera significativa desde entonces y su popularidad ahora es mayor que la del presidente Lagos y del presidente Eduardo Frei al comienzo del tercer año de sus respectivos mandatos, destacó Méndez. “Bachelet sigue disfrutando de una gran simpatía personal”, destacó.
Sin embargo, los sondeos de Adimark sugieren que su Gobierno enfrenta dos serios problemas: el miedo a la delincuencia y las percepciones de corrupción en el aparato estatal. “El futuro del Gobierno depende fuertemente de cómo maneje estos dos temas”, predijo Méndez.
Pero, la desaprobación del Gobierno no se ha visto reflejada en un incremento en la popularidad de la oposición. Este inusual fenómeno será un factor clave en determinar el futuro curso de los eventos políticos en Chile, dijo Méndez. “Más que nunca antes, durante los últimos 20 años, hay espacio para nuevas iniciativas… y alternativas”, concluyó.