Buenas Costumbres ModernasModern Etiquette

18 Diciembre 2012

Recientemente asistí a una cena ofrecida por una importante asociación industrial chilena. Había cerca de 700 invitados de modo que fui poco más que una mosca en la muralla... la organización estuvo espectacular, si bien un poco impersonal, y los videos exhibidos en enormes pantallas fueron muy impresionantes. Hubo dos discursos antes de cenar; el segundo de ellos fue muy largo y estuvo lleno de detalles. La cena empezó tarde...

Fue durante el segundo discurso, pronunciado por una persona extremadamente importante, cuando me di cuenta de que cinco de las ocho personas en mi mesa estaban "enviando mensajes de texto" y no "escuchando". De hecho, la persona a mi derecha estaba continuamente en Facebook, mientras que a mi izquierda WhatsApp estaba desplegado en pleno.

Miré alrededor de la sala, tan lejos como mis ojos y cuello me permitieron, y me horrorizó la cantidad de personas cabizbajas. Sin duda, muchos invitados “importante” estaban tweeteando, en su afán por ser el primero en comentar el discurso que se estaba pronunciando.

Encontré que esto era muy perturbante. ¿Realmente llegamos al punto en el desarrollo tecnológico y social en que “estar conectado” es más importante que participar en el evento al que se asiste?

Tengo que admitir ser un “usuario”, pero creo que he encontrado el equilibrio correcto. Las personas son más importantes que las cosas; por ejemplo, si usted está usando un dispositivo mientras se reúne o cena conmigo, usted está diciendo que el dispositivo o la información que usted está compartiendo es más importante que yo. Bueno, puede que esto sea verdad, pero ¡también es ofensivo!

En otra ocasión, los Eneldo estábamos en una cena familiar cuando me di cuenta de que había tres cabizbajos…. así que les mandé a los tres un mensaje de texto diciendo “ahora no; la familia primero”. ¡Funcionó! Nosotros (la mayoría de la gente) estamos tan acostumbrados a estar “conectados” que nos sentimos incómodos e incluso aislados cuando nuestro teléfono inteligente se queda en silencio por más de cinco minutos. Tengo un colega con un gran “tic”: necesita abrir su iPhone cada 30 segundos por si a caso… Le digo: “déjalo tranquilo”, pero ni siquiera está consciente del hecho de que tiene este hábito.

Entonces, ¿a dónde nos dirigimos? No importa cuán lejos hayamos llegado con la tecnología móvil, aún estamos en la punta del iceberg, lo que es ¡bastante atemorizante! Creo que estos dispositivos están diseñados para servirnos y no que nosotros estamos para ser serviles con ellos. Quizás cuando mi teléfono inteligente sea lo suficientemente inteligente para rascarme la espalda, abrochar los cordones de mis zapatos y lavarme los dientes seré más comprensivo.

Las buenas costumbres sociales básicas deberían regir qué es un comportamiento correcto y que no, pero hoy en día la mayoría de la gente es en general egoísta y tiene escasas habilidades sociales. Yo aún cedo mi asiento en el Metro a personas mayores (cada vez menos de estas…) y a embarazadas, pero ningún joven se pararía por mí. Todavía abro la puerta a las mujeres, ¿me convierte eso en un sexista? Según la visión de algunas personas, ¡SÍ! Doy las “gracias”, pero estoy trabajando arduamente para eliminar el requisito de mi propio ego de que me agradezcan. No necesito las gracias (al menos eso es lo que me digo) porque sé que la gente es agradecida y que he hecho lo correcto. Pero también porque sé que de cualquier modo en Santiago nadie te va a dar las gracias, entonces ¡¡para qué calentarse y molestarse ante la falta de un simple gesto de gratitud!!

Lo que nos lleva de regreso a los teléfonos inteligentes y mensajes crípticos como “Nv mñn? Ymam a las 5pm” [¿Nos vemos mañana? Llámame a las 5pm]. Puedo jugar el juego, pero elegiré cuándo y dónde, pq fui educado correctamente…

Esté consciente de que los buenos modales dicen mucho sobre la persona y que, si no me mira directo a los ojos cuando estreche mi mano, entonces sabré que simplemente lo “está haciendo por inercia”, ¡qué mal educado! Sigo quisquillosamente correcto en tiempos cambiantes,

Santiago Eneldo.

(Comentarios e insultos a [email protected])

I recently attended a dinner offered by an important Chilean industrial association. There were about 700 guests – so I was but a fly upon the wall… The organization was superb, if a little impersonal, and the videos shown on massive screens were very impressive. There were two speeches before dinner, with the second one very long and packed with detail. Dinner was a late affair…

It was during the second speech, delivered by an extremely important individual, when I noticed that five of the eight people at my table were “texting” and not “listening”. In fact the individual to my right was continually on Facebook, while to my left WhatsApp was in full play.

I looked around the room, as far as my eyes and neck allowed me, and was appalled by the number of lowered heads. No doubt many an “important” guest was Tweeting, so as to be first with comments about the on-going discourse.

I found this very disturbing. Have we really reached the point in technological and social development where “being connected” is more important than participating in the event you are attending?

I must admit to being a “user” but I believe I have found the correct balance. People are more important than things; as in, if you are using a device while meeting or dining with me, then you are saying that the device or information you are sharing is more important than I am. Well, this may be true but it is also offensive!

Another time, the Eneldos were having a family dinner when I noticed three lowered heads…. and so I sent all three a text saying “not now – family first”. It worked! We (most people) are so used to being “connected” that we feel uncomfortable and even isolated when our smartphone goes silent for more than five minutes. I have a colleague with a major “tic” – he needs to open his iPhone every 30 seconds just in case… I say: “leave it alone”, but he is unaware of the fact that he even has this habit.

So, where are we headed? However far we have come with mobile technology, we are still on the tip of the iceberg – which is quite frightening! I believe these devices are designed to serve us and not for us to be subservient to them. Perhaps when my smartphone is smart enough to scratch my back, tie my shoelaces and brush my teeth I will be more sympathetic.

Basic social etiquette should govern what is correct behavior and what is incorrect, but these days most people are generally selfish with poor social skills. I still give up my seat in the Metro for older people (fewer and fewer of these…) and pregnant women but no young person would ever stand up for me. I still hold doors open for women – does that make me a sexist? In some people’s view – YES! I say “thank you” but I am working hard to eliminate my own ego’s requirement to be thanked. I don’t need thanks (at least that is what I tell myself) because I know people are grateful and that I have done the right thing. But also because in Santiago no one is going to thank you anyway, so why get all hot and bothered about the lack of a simple gesture of gratitude!!

Which brings us back to smartphones and cryptic texts like “R u up 4 2moro? C u 5pm”. I can play the game but will choose when and where, ‘cos I was brung up proper…

Be aware that etiquette says much about the person and, if you do not look me in the eyes when shaking my hand, then I know you are just “going through the motions” – how rude!

I remain fastidiously correct in changing times,

Santiago Eneldo.

(Comments and abuse to [email protected])

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