Buen Ciudadano EmpresarialGood Corporate Citizenship
Las empresas chilenas están cada vez más concientes del valor que tiene el comportamiento socialmente responsable y un premio que otorga la AmCham entrega una perspectiva sobre lo que están haciendo al respecto.
En octubre, AmCham entregó su Premio al Buen Ciudadano Empresarial a cuatro proyectos que, en opinión del jurado, son ejemplos de responsabilidad social empresarial (RSE) de primer nivel. Los 29 proyectos que postularon al premio, que ya va en su quinto año de vida, son sólo una muestra de la importancia que las empresas chilenas -y no sólo las grandes compañías, sino que también las pequeñas- asignan a la RSE.
Como presidente de la AmCham, Mateo Budinich, destacó durante la premiación, que los consumidores en el extranjero analizan cada vez más los productos que compran, indagando cómo se elaboraron y a qué costo tanto social como medioambiental. Como resultado de ello, las prácticas comerciales responsables son clave para la competitividad de una economía orientada a las exportaciones como es el caso de la economía chilena, mientras que -a nivel local- las buenas relaciones con la comunidad también pueden añadir valor a un negocio.
“La RSE es un método estructurado que guía a las empresas en la expansión de su capital social”, señaló Budinich, “y las fortalece en los mercados a los que exportan y en los que producen”.
La importancia de las relaciones de las empresas con sus vecinos fue destacada por uno de los ganadores del premio de la AmCham. A través de un Programa Comunitario de Responsabilidad Social, Central Restaurantes-Aramark intenta promover el desarrollo sustentable de las comunidades en las zonas de Chile donde provee servicios de alimentación y administración de instalaciones.
Debido a que entre los clientes de la empresa figuran operaciones mineras en áreas remotas del norte de Chile, muchas de estas comunidades son indígenas y el respeto por su cultura y valores es un principio guía del programa, sostiene Claudia Vidal, gerente corporativa de relaciones con la comunidad. Además del uso de proveedores locales y la prioridad que se da a la contratación de miembros de las comunidades cercanas, el programa -lanzado en el 2004- también apunta a preservar las tradiciones culinarias de las comunidades mediante la inclusión de platos típicos en sus menús.
Otro de los ganadores de este año -un programa de becas para la educación secundaria y superior operado por Fundación Pehuén- también beneficia a comunidades indígenas, en este caso en el sur de Chile. A través del programa, la fundación -creada en 1995 por la empresa eléctrica Endesa como parte de la construcción de su central hidroeléctrica Ralco- financia el 75% del costo de educación de jóvenes de seis comunidades pehuenches en el área que circunda la planta.
La participación de empleados de las empresas también es una característica clave de muchos programas de RSE. En el largo plazo, esto ayuda a cimentar un entendimiento mucho más profundo entre distintos segmentos de la sociedad, con sus diversos intereses, pero también puede tener repercusiones a más corto plazo.
Según Vidal, el programa de Central Restaurantes-Aramark, por ejemplo, creó conciencia sobre los desechos en las comunidades cercanas y de la importancia que tiene mantenerlos en un mínimo. De hecho, se alienta a los usuarios de los casinos de la empresa a servirse sólo las porciones que realmente necesitan, dejando la comida que no se consume para donarla a organizaciones de beneficencia.
Apostando al futuro
No es un secreto que los estándares educacionales de Chile constituyen quizás el desafío individual más importante para el desarrollo a mediano plazo de la nación sudamericana así como también un embotellamiento de corto plazo para las empresas de diversos sectores. Y eso se vio reflejado en los cuatro ganadores del Premio al Buen Ciudadano Empresarial que la AmCham entregó este año.
Además de las becas de Fundación Pehuén y los importantes componentes educativos del programa de Central Restaurantes-Aramark, otro ganador -el programa Red de Profesores Innovadores presentado por Microsoft Chile- se concentra exclusivamente en la educación. Las nuevas tecnologías podrían hacer mucho por mejorar el rendimiento de los alumnos, pero -a juicio de Microsoft- se usan muy poco debido a que los profesores no tienen necesariamente las habilidades para aprovechar las posibilidades que éstas ofrecen.
Basada en ese diagnóstico, la empresa creó -en alianza con otras instituciones públicas y privadas- un red a través de la cual los profesores puedan adquirir nuevas habilidades y compartir sus experiencias. En uno de sus objetivos clave, el programa pretende mejorar la autoestima de los profesores y, como resultado, el respeto que infundan, afirma Martín Karich, gerente de comunicaciones de Microsoft Chile y Bolivia.
El otro ganador de este año -el Programa de Prevención de Riesgos en Escuelas presentado por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), una mutual de seguridad y salud laboral- también busca contribuir al desarrollo de largo plazo de Chile mediante la enseñanza a los escolares del país de que los accidentes pueden evitarse. “El objetivo es crear un hábito de seguridad… entre los jóvenes, quienes serán los trabajadores del futuro, con un enorme impacto económico y social para Chile”, señala Eduardo Undurraga, gerente general de la ACHS.
El programa tiene un costo anual de US$600.000, estima Undurraga. Desde su lanzamiento en 1979, adquirió reconocimiento regional, añade, y ha servido como modelo para programas similares en otros países, incluidos Colombia y Costa Rica.
Resultado final
Uno de los reclamos que a veces se hace a los programas de CSR es que, si bien las empresas que las implementan se sienten bien con ellos y pueden ver beneficios para su imagen corporativa, los resultados finales -de hecho- son difíciles de medir. Sin embargo, los cuatro programas que recibieron este año el Premio al Buen Ciudadano Empresarial sugieren lo contrario.
La medición de los resultados es, por cierto, uno de sus objetivos clave y, en la ACHS, Undurraga destaca que la tasa de accidentes entre los trabajadores de 30 o menos años de edad bajó del 51,3% en el año 1993 a un 37,5% el año pasado. Esto indica, que el Programa Escolar de Accidentes, que llega a 3,6 millones de alumnos, está teniendo un impacto positivo, según Undurraga.
A nivel personal, Nivaldo Piñaleo, uno de los beneficiados con una beca de la Fundación Pehuén, elogia enormemente este programa, para el cual trabaja ahora. Sin su respaldo, habría tenido que abandonar sus estudios, pese a que quería continuarlos, recuerda.
“Me dio la oportunidad de trabajar y servir a mi pueblo”, señala. “Pude demostrarle a otros jóvenes que es posible perseverar y mostrarles que hay un camino para salir de la pobreza”.
Para la Red de Profesores Innovadores de Microsoft, con apenas un año de existencia, quizás aún es prematuro evaluar los resultados. Sin embargo, en un promesa de éxito, Martín Karich destaca que más de 10.000 profesores ya se han unido al programa, añadiendo que espera incorporar a otros 20.000 durante los próximos dos años.
Además de apreciar el reconocimiento de recibir el Premio al Buen Ciudadano Empresarial 2007 de la AmCham, las cuatro empresas remarcaron los beneficios que el premio brinda a los propios programas. “Ahora podemos mostrarle a las familias (en nuestro programa) que lo que hemos logrado es reconocido por la sociedad y que vale la pena continuar”, afirma Julio Mellado, director ejecutivo de Fundación Pehuén.
Una visión similar comparte Claudia Vidal de Central Restaurantes-Aramark. “Este premio es un tributo al esfuerzo de la gente que lo maneja, pero también a las comunidades que han querido ser parte del proyecto”, concluye.
Miembros del Jurado
El jurado responsable de seleccionar a los ganadores del Premio al Buen Ciudadano Empresarial 2007 de la AmCham fue conformado por:
§ Mateo Budinich, presidente, AmCham
§ Rodolfo Echeverría, gerente general, Coca-Cola de Chile, y presidente del Comité de Alianza Social de la AmCham
§ María Eugenia Hirmas, directora, área sociocultural de la Presidencia de Chile
§ Craig A. Kelly, ex Embajador de Estados Unidos en Chile§ Alfredo Ovalle, presidente, Confederación de la Producción y del Comercio (CPC)
§ Padre Agustín Moreira, capellán general, Hogar de Cristo
§ Javier Irarrázaval, presidente, Acción RSE
§ Andrés Ovalle, presidente, Confederación Nacional de la Pequeña y Mediana Empresa (CONAPYME)
§ Alvaro Pezoa, profesor, Universidad de los Andes
§ Mladen Koljatic, profesor, Universidad Católica.
Chilean companies are ever more aware of the value of socially responsible behavior and an AmCham prize provides an insight into what they are doing about it.
In October, AmCham awarded its Good Corporate Citizen Prize to four projects that, in the opinion of the jury, are prime examples of corporate social responsibility (CSR). The 29 projects presented for prize, which is now in its fifth year, are just one sign of the importance that Chilean businesses - and not only large companies but also small firms - attach to CSR.
As AmCham president, Mateo Budinich, pointed out during the presentation of the prizes, consumers abroad increasingly scrutinize the products they buy, enquiring how they were made and at what social and environmental cost. As a result, responsible business practices are key for the competitiveness of an export-driven economy like Chile while, at home too, good relations with the community can add value to a business
“CSR is a structured method that guides companies in growing their social capital,” said Budinich, “and it strengthens them in the markets to which they export and in which they produce.”
The importance of companies’ relations with their neighbors was highlighted by one of the winners of the AmCham prize. Through a Community Social Responsibility Program, Central Restaurantes-Aramark seeks to promote the sustainable development of communities in the areas of Chile where it provides catering and facility management services.
Because the company’s customers include mining operations in remote areas of northern Chile, many of these communities are indigenous and respect for their culture and values is a guiding principle of the program, says Claudia Vidal, corporate manager for community relations. As well as the use of local suppliers and the priority given to hiring members of nearby communities, the program, launched in 2004, also aims to preserve the communities’ culinary traditions by including typical dishes in its menus.
Another of this year’s winners - a scholarship program for secondary and higher education operated by Fundación Pehuén - also benefits indigenous communities, in this case in southern Chile. Through the program, the foundation - created in 1995 by the Endesa electricity company as part of the construction of its Ralco hydroelectric dam - finances 75% of the cost of the education of young people from six Pehuenche communities in the area around the plant.
The involvement of company employees is also a key feature of many CSR programs. In the long term, this helps to build deeper-rooted understanding between different segments of society, with their diverse interests, but can also have shorter-term spin-offs.
According to Vidal, Central Restaurantes-Aramark’s program has, for example, created awareness of the impact of refuse on surrounding communities and the importance of keeping it to a minimum. Indeed, users of the company’s canteens are encouraged to serve themselves only the portions they actually need, leaving food that is not consumed for donation to charitable organizations.
Betting on the future
It is no secret that Chile’s educational standards are perhaps the single most important challenge for the country’s medium-term development as well as a short-term bottleneck for businesses in many sectors. And that was reflected in all four of this year’s winners of AmCham’s Good Corporate Citizen Prize.
As well as Fundación Pehuén’s scholarships and the important educational components of Central Restaurantes-Aramark’s program, another winner - the Network of Innovative Teachers Program presented by Microsoft Chile - focuses exclusively on education. New technology could do much to improve pupil attainment but, according to Microsoft, is being under-used because teachers don’t necessarily have the skills to take advantage of the possibilities it offers.
Based on that diagnosis, the company has - in alliance with other private and public institutions - created a network through which teachers can acquire new skills and share their experiences. In one of its key aims, the program seeks to increase the self-esteem of teachers and, as a result, the respect they command, says Martín Karich, communications manager for Microsoft Chile and Bolivia.
This year’s other winner - the Prevention of Risks at School Program of the Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), a workplace health and safety organization - also seeks to contribute to Chile’s long-term development by teaching the country’s schoolchildren that accidents can be avoided. “The objective is to create a habit of safety… among the young people who will be the workers of the future, with an enormous economic and social impact for Chile,” says Eduardo Undurraga, general manager of the ACHS.
The program has an annual cost of US$600,000, estimates Undurraga. Since its launch in 1979, it has acquired regional recognition, he adds, and has served as a model for similar programs in other countries, including Colombia and Costa Rica.
Bottom line
One of the charges sometimes laid at the door of CSR programs is that, although the companies who implement them feel good and may see benefit to their corporate image, the hard results are, in fact, difficult to measure. However, the four programs receiving this year’s Good Corporate Citizen Prize suggest otherwise.
Measurement of results is, indeed, one of their key objectives and, at the ACHS, Undurraga points out that the accident rate among workers of 30 years of age or younger dropped from 51.3% in 1993 to 37.5% last year. This indicates, he says, that the School Accident Program, which has reached 3.6 million pupils, is having a positive impact.
At a personal level, Nivaldo Piñaleo, one of the beneficiaries of a Fundación Pehuén scholarship, pays high tribute to this program, for which he is now working. Without its support, he would, he recalls, have had to abandon his studies, despite his desire to continue.
“It gave me the opportunity to work and serve my own people,” he says. “I could demonstrate to other young people that it is possible to persevere and to show that there is a way out of poverty.”
For Microsoft’s Innovative Teachers’ Network, just a year into its existence, it is still perhaps premature to assess results. However, in a promise of success, Martín Karich notes that over 10,000 teachers have already joined the program, adding that it hopes to incorporate a further 20,000 over the next two years.
And, as well as appreciating the recognition of receiving AmCham’s Good Corporate Citizen Prize 2007, all four companies drew attention to the benefits of the prize for the programs themselves. “Now we can show the families [in our program] that what we have achieved is recognized by society and that it’s worth continuing,” says Julio Mellado, executive director of Fundación Pehuén.
A similar view is echoed by Central Restaurantes-Aramark’s Claudia Vidal. “This prize is a tribute to the effort of the people who run it, but also to the communities that have wanted to be part of the project,” she concludes.
Jury MembersThe jury responsible for selecting the winners of AmCham’s Good Corporate Citizen Prize 2007 was formed by: § Mateo Budinich, president, AmCham
§ Rodolfo Echeverría, general manager, Coca-Cola de Chile, and chair of AmCham’s Social Alliance Committee
§ María Eugenia Hirmas, director, Presidency of Chile’s social and cultural foundations
§ Craig A. Kelly, former U.S. Ambassador to Chile
§ Alfredo Ovalle, president, Confederation of Production and Trade (CPC)
§ Father Agustín Moreira, general chaplain, Hogar de Cristo
§ Javier Irarrázaval, president, Acción RSE
§ Andrés Ovalle, president, National Confederation of Small and Mid-Sized Enterprises (CONAPYME)
§ Alvaro Pezoa, professor, Universidad de los Andes
§ Mladen Koljatic, professor, Universidad Católica.