Aprovechando las OportunidadesSeizing Opportunity

01 Octubre 2007


Tal como destacó el presidente de la AmCham, Mateo Budinich, al presentar al orador invitado del desayuno que organizó la Cámara en septiembre, no es fácil clasificar a Sebastián Piñera. Compatibilizando muchas áreas de interés distintas, Piñera es un exitoso empresario que también se hizo el tiempo para desarrollar una carrera política que lo llevó a ser candidato presidencial en el 2005, y que creó Fundación Futuro, entidad cuyas actividades incluyen proyectos de conservación y educación.

Piñera -quien se espera ampliamente compita nuevamente en la carrera presidencial del 2009, en representación de su partido Renovación Nacional y, posiblemente, como candidato conjunto de la coalición opositora- no esconde su ambición por liderar Chile. Y claramente asistió al desayuno de la AmCham como candidato a la presidencia. Un conquistador de oportunidades, también quisiera ver a Chile conquistando “la mejor oportunidad de su historia para dar un enorme salto hacia adelante”, dijo.

El mundo ha cambiado para mejor en el último siglo no sólo debido a la caída de la Cortina de Hierro, sino que también debido a que la globalización ha contribuido a demoler las barreras que alguna vez existieron entre los países desarrollados y los países en desarrollo, subrayó Piñera. Y Chile, gracias a sus acuerdos de libre comercio con tantos países, está plenamente integrado en este nuevo mundo.

“Más aún, este nuevo mundo está experimentando el más rápido crecimiento y desarrollo de su historia”, sostuvo Piñera, “pero, en Chile, no estamos aprovechando esta magnífica oportunidad… porque no estamos construyendo los pilares que nos permitirán dar ese salto hacia adelante”. De hecho, argumentó, Chile ha estado retrocediendo en lugar de avanzando hacia el pleno desarrollo.

Si Chile hubiera mantenido su tasa de crecimiento de principios de los 90, habría duplicado su ingreso per capita y habría tenido una buena posibilidad de alcanzar el desarrollo para el bicentenario de su independencia en el 2010, destacó. En lugar de ello, ha caído en las clasificaciones de crecimiento internacional, descendiendo incluso más abajo que el promedio de América Latina y, en consecuencia, aún necesita duplicar sus ingresos con el fin de unirse a los niveles de los países desarrollados.

Lograr el desarrollo no es una tarea sencilla, admitió Piñera, y la experiencia internacional sugiere que ello requiere a lo menos 20 años de esfuerzo constante. Hay muchos países con ingresos sobre los US$20.000 per capita y muchos bajo los US$10.000, pero entre unos y otros -“una especie de Triángulo de las Bermudas”- hay muy pocos, notó. “La impresión es que la mayoría de los países que intentan cruzar este triángulo fracasan en el intento… la gravedad inevitablemente los devuelve al lugar donde comenzaron”.

Entonces, ¿qué debiera estar haciendo Chile? En primer lugar, argumentó Piñera, tiene que reconocer que “la inercia y más de lo mismo” no serán suficientes. “Tenemos que compensar el tiempo perdido”, insistió.

Y eso requiere un sólido liderazgo: “Los grandes cambios… implican enfrentar a los grupos de poder, los grupos de interés, la ignorancia y la demagogia”, subrayó. Y, más específicamente, requiere fortalecer los cinco pilares clave que se necesitan para sustentar la transformación de Chile en un país desarrollado: capital humano, investigación y desarrollo, emprendimiento, flexibilidad y modernización del Estado, sostuvo.

Pese al “enorme incremento del gasto público”, los estándares educacionales aún son muy deficientes y se perpetúan las inequidades sociales, indicó, añadiendo que todavía la capacitación aún es demasiado escasa. El trabajador promedio chileno se capacita sólo una vez cada 12 años, mientras que la inversión en investigación y desarrollo se ha estancado, comentó en el desayuno.

“Una sociedad que está cambiando a la velocidad del luz y un país con acuerdos de libre comercio… también tienen que tener la flexibilidad para adaptarse a los cambios”, añadió. “Y, hoy en día, Chile es más rígido de lo que era”.

No avanzar en estas áreas no implica una catástrofe, señaló Piñera. “Pero sí implica que no tendremos el país que quisiéramos tener… un país que sea más libre, más grande, más próspero y más justo”, concluyó.

As AmCham president Mateo Budinich observed when presenting the guest speaker at the Chamber’s September breakfast, it isn’t easy to classify Sebastián Piñera. Juggling many different interests, he is a successful businessman who has also found time to develop a political career that took him to a presidential candidacy in 2005 and has created Fundación Futuro, a foundation whose activities include educational and conservation projects.

Widely expected to run again in the 2009 presidential race, representing his own National Renewal Party and, possibly, as the joint candidate of the opposition coalition, Piñera makes no bones about his ambition to lead Chile. And it was clearly as a contender for the presidency that he addressed the AmCham breakfast. A seizer of opportunities himself, he would, he said, also like to see Chile seize “the best opportunity of its history to take a giant leap forward”.

The world has changed for the better in the last century not only because of the fall of the Iron Curtain but also because globalization has helped to demolish the barriers that once existed between developed and developing countries, noted Piñera. And Chile, thanks to its free trade agreements with so many countries, is fully integrated into this new world.

“And, moreover, this new world is experiencing the fastest growth and development of its history,” said Piñera, “but, in Chile, we’re not taking advantage of this magnificent opportunity… because we’re not building the pillars that would enable us to take that leap forward.” Indeed, he argued, Chile has been slipping back, rather than advancing towards full development.

Had Chile maintained its growth rate of the early 1990s, it would have doubled its per capita income and have had a good chance of attaining development by the bicentenary of its independence in 2010, he pointed out. Instead, it has slipped in international growth rankings, dropping even below the average for Latin America, and, as a result, still needs to double its income in order to join the ranks of the developed countries.

Achieving development is not easy, admitted Piñera, and international experience suggests that it requires at least 20 years of constant effort. There are, he pointed out, many countries with incomes above US$20,000 per capita and many below US$10,000, but in between - “in a sort of Bermuda Triangle” - there are very few. “The impression is that most countries that try to cross this triangle fail in the attempt… gravity inevitably takes them back to where they started.”

So what should Chile be doing? In the first place, argued Piñera, it has to recognize that “inertia and more of the same” won’t suffice. “We have to make up lost time,” he insisted.

And that requires strong leadership - “great changes…involve facing down power groups, interest groups, ignorance and demagoguery,” he noted. And more specifically, it requires strengthening the five key pillars that, he argued, are needed to underpin Chile’s transformation into a developed country: human capital, research and development, entrepreneurship, flexibility, and the modernization of the state.

Despite an “enormous increase in public expenditure”, educational standards are still very bad and perpetuate social inequalities, he said, and training is far too scarce. The average Chilean worker receives training only once every 12 years, he told the breakfast, while investment in research and development has stagnated.

“A society that is changing at the speed of lightening and a country with free trade agreements… also has to have the flexibility to adapt to changes,” he added. “And, today, Chile is more rigid than it was.”

Failing to advance in these areas doesn’t spell catastrophe, said Piñera. “But it does mean that we [won’t] have the country we’d like to have… a country that is freer, larger, more prosperous and more just,” he concluded.
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