Amistad bicentenaria

24 Febrero 2012

 


 


Alejandro Wolff 
Embajador de los Estados Unidos en Chile


El 24 de febrero de 1812, Joel Robert Poinsett fue recibido como cónsul general de los Estados Unidos en Chile por José Miguel Carrera. Llegó con el trasfondo de la revolución independentista y fue el primer representante acreditado de un gobierno extranjero en el Chile republicano. Su misión era ofrecer la "sincera buena voluntad" de los Estados Unidos y cultivar términos liberales de comercio con Chile. Estados Unidos, que había logrado su independencia unos años antes y estaba involucrado en esos tiempos en una segunda guerra con Inglaterra, apoyaba la lucha de Chile por la libertad.


Poinsett combatió junto al ejército de Carrera y participó en el grupo que redactó el Reglamento Constitucional Provisorio. Regresó a los Estados Unidos en 1814 habiendo dejado los cimientos para una diplomacia y un comercio que perdurarían.


Doscientos años después, el bicentenario del primer encuentro entre Poinsett y Carrera ocurre tras la celebración del bicentenario de la Declaración de la Independencia de Chile. En estos dos siglos, ambos países han visto crecer sus relaciones mucho más allá de lo que Carrera o Poinsett pudieron haber imaginado. Hoy, Chile y Estados Unidos trabajan estrechamente en forma bilateral, regional y a nivel mundial en una gran gama de asuntos.


Al observar cualquier área de compromiso -economía, cooperación regional, medio ambiente, militar, aplicación de la ley o cultura-, se aprecia una relación amplia en constante evolución. Desde los tempranos intercambios comerciales impulsados por Poinsett hasta las inversiones multimillonarias de hoy, el comercio ha sido primordial en la relación entre Chile y los Estados Unidos, habiéndose casi cuadriplicado desde 2003, año previo a la entrada en vigencia del acuerdo de libre comercio, para alcanzar cerca de 24 mil millones de dólares el 2011.


Chile ha forjado instituciones sólidas y otros países pueden aprovechar su experiencia aprendiendo cómo equilibró el crecimiento con la justicia social y el desarrollo económico equitativo, todos bajo un sistema democrático estable que valoriza los derechos humanos.


La cooperación entre nuestros países en materias militares y de aplicación de la ley está entre las mejores en el hemisferio y trabajamos juntos en Haití para promover la estabilidad. En América Central, Chile se asocia con Estados Unidos y otros países de la región para fortalecer el estado de derecho y el desarrollo, una contribución crucial en la lucha contra la violencia y la inestabilidad causadas por el narcotráfico.


Más aún, los dos países cooperan extensamente en materias del medio ambiente, educación agraria, ciencias y preparación para enfrentar desastres. Los acuerdos de Chile con California y Massachusetts promueven los intercambios de ideas en esas áreas. Los estados de Florida, Minnesota, Texas y Washington también mantienen estrechos vínculos con Chile, y nuestros sistemas educacionales se benefician de los dinámicos intercambios como el Programa de Becas Fulbright.


Los dos países colaboran en asuntos de interés mutuo a nivel mundial. Estados Unidos y Chile son dos de las nueve naciones que negocian la Asociación Transpacífico, un acuerdo comercial que busca integrar las economías del Asia-Pacífico. Expresando su preocupación por la represión en Irán, Estados Unidos y Chile copatrocinaron una resolución de las Naciones Unidas instando a un mayor respeto por los derechos humanos en ese país.


La relación entre Estados Unidos y Chile ha crecido enormemente a partir de los cimientos que Poinsett ayudó a establecer hace ya 200 años. Al comenzar las dos naciones su tercer siglo de asociación, las ideas, bienes y capitales fluyen más libremente que nunca antes. Sin embargo, lo que más nos une es nuestro compromiso compartido con la democracia, prosperidad económica, desarrollo sustentable, derechos humanos, justicia social y la seguridad ciudadana, valores que no tienen otro límite superior. Hombro con hombro, Chile y los Estados Unidos pueden forjar un futuro para sus ciudadanos y para los pueblos que están más allá de sus fronteras. Confiamos en que en 200 años más nuestros sucesores se maravillen de todo lo que nuestra relación logre avanzar.



Alejandro Wolff 
Embajador de los Estados Unidos en Chile

El 24 de febrero de 1812, Joel Robert Poinsett fue recibido como cónsul general de los Estados Unidos en Chile por José Miguel Carrera. Llegó con el trasfondo de la revolución independentista y fue el primer representante acreditado de un gobierno extranjero en el Chile republicano. Su misión era ofrecer la "sincera buena voluntad" de los Estados Unidos y cultivar términos liberales de comercio con Chile. Estados Unidos, que había logrado su independencia unos años antes y estaba involucrado en esos tiempos en una segunda guerra con Inglaterra, apoyaba la lucha de Chile por la libertad.

Poinsett combatió junto al ejército de Carrera y participó en el grupo que redactó el Reglamento Constitucional Provisorio. Regresó a los Estados Unidos en 1814 habiendo dejado los cimientos para una diplomacia y un comercio que perdurarían.

Doscientos años después, el bicentenario del primer encuentro entre Poinsett y Carrera ocurre tras la celebración del bicentenario de la Declaración de la Independencia de Chile. En estos dos siglos, ambos países han visto crecer sus relaciones mucho más allá de lo que Carrera o Poinsett pudieron haber imaginado. Hoy, Chile y Estados Unidos trabajan estrechamente en forma bilateral, regional y a nivel mundial en una gran gama de asuntos.

Al observar cualquier área de compromiso -economía, cooperación regional, medio ambiente, militar, aplicación de la ley o cultura-, se aprecia una relación amplia en constante evolución. Desde los tempranos intercambios comerciales impulsados por Poinsett hasta las inversiones multimillonarias de hoy, el comercio ha sido primordial en la relación entre Chile y los Estados Unidos, habiéndose casi cuadriplicado desde 2003, año previo a la entrada en vigencia del acuerdo de libre comercio, para alcanzar cerca de 24 mil millones de dólares el 2011.

Chile ha forjado instituciones sólidas y otros países pueden aprovechar su experiencia aprendiendo cómo equilibró el crecimiento con la justicia social y el desarrollo económico equitativo, todos bajo un sistema democrático estable que valoriza los derechos humanos.

La cooperación entre nuestros países en materias militares y de aplicación de la ley está entre las mejores en el hemisferio y trabajamos juntos en Haití para promover la estabilidad. En América Central, Chile se asocia con Estados Unidos y otros países de la región para fortalecer el estado de derecho y el desarrollo, una contribución crucial en la lucha contra la violencia y la inestabilidad causadas por el narcotráfico.

Más aún, los dos países cooperan extensamente en materias del medio ambiente, educación agraria, ciencias y preparación para enfrentar desastres. Los acuerdos de Chile con California y Massachusetts promueven los intercambios de ideas en esas áreas. Los estados de Florida, Minnesota, Texas y Washington también mantienen estrechos vínculos con Chile, y nuestros sistemas educacionales se benefician de los dinámicos intercambios como el Programa de Becas Fulbright.

Los dos países colaboran en asuntos de interés mutuo a nivel mundial. Estados Unidos y Chile son dos de las nueve naciones que negocian la Asociación Transpacífico, un acuerdo comercial que busca integrar las economías del Asia-Pacífico. Expresando su preocupación por la represión en Irán, Estados Unidos y Chile copatrocinaron una resolución de las Naciones Unidas instando a un mayor respeto por los derechos humanos en ese país.

La relación entre Estados Unidos y Chile ha crecido enormemente a partir de los cimientos que Poinsett ayudó a establecer hace ya 200 años. Al comenzar las dos naciones su tercer siglo de asociación, las ideas, bienes y capitales fluyen más libremente que nunca antes. Sin embargo, lo que más nos une es nuestro compromiso compartido con la democracia, prosperidad económica, desarrollo sustentable, derechos humanos, justicia social y la seguridad ciudadana, valores que no tienen otro límite superior. Hombro con hombro, Chile y los Estados Unidos pueden forjar un futuro para sus ciudadanos y para los pueblos que están más allá de sus fronteras. Confiamos en que en 200 años más nuestros sucesores se maravillen de todo lo que nuestra relación logre avanzar.

Compartir