DECLARACIÓN DE LA CAMARA CHILENO NORTEAMERICANA DE COMERCIO
Ante la información publicada por el New York Times en relación con la industria salmonera chilena, la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio (AmCham), desea expresar que valora el interés de los medios de ese país de preocuparse por el desarrollo de Chile y estamos atentos a sus comentarios. Sin embargo, en esta oportunidad consideramos que se entregó una visión parcial y errónea–sino manifiestamente falsa- que afecta al sector salmonero y a la industria de exportación en su conjunto.
La industria del salmón en Chile ha experimentado un desarrollo impresionante en menos de 30 años, llegando a ser una de las principales industrias de este rubro a nivel mundial en base a altos niveles de eficiencia, seguridad, capacidad de innovar, competitividad y calidad. Esto explica el que haya podido ingresar exitosamente al mercado de EE.UU., país que se destaca por tener exigentes mecanismos de control por parte de las autoridades y de los consumidores.
El crecimiento económico de Chile se basa principalmente en el comercio exterior, para lo cual se ha creado una institucionalidad seria y profesional que vela para que los bienes que se exportan cumplan con los requerimientos que exigen las leyes de Chile y de países de destino. Este sector cuenta con estándares productivos tanto o más estrictos que los de países desarrollados y es regulado -y severamente inspeccionado- por diferentes organismos estatales de Chile que son reconocidos en el ámbito internacional por su alto grado de rigurosidad y por otras instituciones de los países de destino. En el caso de Estados Unidos, el sector exportador privado y las entidades públicas han trabajado en estrecho contacto y colaboración con el FDA y organismos similares.
Chile exporta a EE.UU. cerca de dos mil productos. Más del 40% de los salmones que se consumen en EE.UU. son de origen chileno. Este extraordinario posicionamiento no podría haberse logrado si alguna sombra de duda cayera en relación con el proceso de elaboración del mismo. Si hubiera alguna conducta que violentara estos principios -lo cual no ha sido comprobado en este caso particular- se trataría de hechos aislados que en modo alguno pueden atribuirse a todo el sector.
El TLC con EE.UU. que entró en vigencia en 2004 fue, asimismo, una confirmación que Chile estaba en condiciones de ser un buen socio comercial de EE.UU. debido, entre otras razones, a una normativa que permite garantizar un comercio competitivo y con productos de alta calidad.
AmCham apoya todos los esfuerzos orientados a fortalecer la relación comercial entre Chile y EE.UU. y por eso mismo nos preocupan los intentos por obstaculizar el ingreso al mercado estadounidense de un producto que cumple con los estándares de calidad, higiene y seguridad que son exigidos. La alta competitividad y capacidad de innovación de esta industria le ha permitido superar crisis anteriormente en forma rápida y exitosa. Estamos seguros será el caso en esta oportunidad.
DECLARACIÓN DE LA CAMARA CHILENO NORTEAMERICANA DE COMERCIO
Ante la información publicada por el New York Times en relación con la industria salmonera chilena, la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio (AmCham), desea expresar que valora el interés de los medios de ese país de preocuparse por el desarrollo de Chile y estamos atentos a sus comentarios. Sin embargo, en esta oportunidad consideramos que se entregó una visión parcial y errónea–sino manifiestamente falsa- que afecta al sector salmonero y a la industria de exportación en su conjunto.
La industria del salmón en Chile ha experimentado un desarrollo impresionante en menos de 30 años, llegando a ser una de las principales industrias de este rubro a nivel mundial en base a altos niveles de eficiencia, seguridad, capacidad de innovar, competitividad y calidad. Esto explica el que haya podido ingresar exitosamente al mercado de EE.UU., país que se destaca por tener exigentes mecanismos de control por parte de las autoridades y de los consumidores.
El crecimiento económico de Chile se basa principalmente en el comercio exterior, para lo cual se ha creado una institucionalidad seria y profesional que vela para que los bienes que se exportan cumplan con los requerimientos que exigen las leyes de Chile y de países de destino. Este sector cuenta con estándares productivos tanto o más estrictos que los de países desarrollados y es regulado -y severamente inspeccionado- por diferentes organismos estatales de Chile que son reconocidos en el ámbito internacional por su alto grado de rigurosidad y por otras instituciones de los países de destino. En el caso de Estados Unidos, el sector exportador privado y las entidades públicas han trabajado en estrecho contacto y colaboración con el FDA y organismos similares.
Chile exporta a EE.UU. cerca de dos mil productos. Más del 40% de los salmones que se consumen en EE.UU. son de origen chileno. Este extraordinario posicionamiento no podría haberse logrado si alguna sombra de duda cayera en relación con el proceso de elaboración del mismo. Si hubiera alguna conducta que violentara estos principios -lo cual no ha sido comprobado en este caso particular- se trataría de hechos aislados que en modo alguno pueden atribuirse a todo el sector.
El TLC con EE.UU. que entró en vigencia en 2004 fue, asimismo, una confirmación que Chile estaba en condiciones de ser un buen socio comercial de EE.UU. debido, entre otras razones, a una normativa que permite garantizar un comercio competitivo y con productos de alta calidad.
AmCham apoya todos los esfuerzos orientados a fortalecer la relación comercial entre Chile y EE.UU. y por eso mismo nos preocupan los intentos por obstaculizar el ingreso al mercado estadounidense de un producto que cumple con los estándares de calidad, higiene y seguridad que son exigidos. La alta competitividad y capacidad de innovación de esta industria le ha permitido superar crisis anteriormente en forma rápida y exitosa. Estamos seguros será el caso en esta oportunidad.