AACCLA Entrega Reconocimiento a Ricardo LagosAACCLA Prize for Ricardo Lagos
En una cena realizada el 17 de junio, el ex presidente chileno Ricardo Lagos recibió el premio Eagle of the Americas de la AACCLA por su contribución al libre comercio en el hemisferio.
Cada año, las AmCham de América Latina y el Caribe son invitadas a presentar nominaciones para el premio Eagle of the Americas, que entrega la Asociación de Cámaras Americanas de Comercio en Latinoamérica (AACCLA) a personas que hayan realizado un aporte sobresaliente al avance del comercio y la inversión en América. Este año, su elección fue unánime para quien fuera presidente de Chile entre el 2000 y el 2006, Ricardo Lagos, bajo cuyo mandato se firmó y entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio entre Chile y los Estados Unidos.
El premio -la mayor distinción entregada por la AACCLA-, ha sido otorgado previamente a personas de alto reconocimiento mundial tales como David Rockefeller, por su papel en la creación de la AACCLA y el Consejo de las Américas a fines de la década de los 60; Thomas F. “Mack” McLarty III, el primer enviado especial para América del presidente Clinton; así como al ex secretario de Comercio de Estados Unidos Ronald H. Brown.
Ricardo Lagos recibió el galardón en una cena cuya anfitriona fue la propia presidenta de AACCLA, Kathleen Barclay. “Presidente Lagos, su decidido compromiso y liderazgo para abrir la economía chilena, así como su determinación para defender el libre comercio han influido de manera realmente importante en el hemisferio”, mencionó Barclay durante la presentación.
La presidenta de la AACCLA destacó que, mirando hacia atrás, puede parecer algo sencillo haber respaldado un acuerdo entre Chile y Estados Unidos, pero que en ese entonces, la decisión de iniciar las negociaciones -con una saliente administración en Estados Unidos y, más aún, sin una autoridad con las facultades especiales de fast-track para negociar acuerdos- requirió de coraje político. Esa decisión no sólo benefició a Chile, colocándolo en un camino de mayor desarrollo económico, sino que también sirvió como “una luz de esperanza e inspiración para la región”, sostuvo Barclay.
Pero, según el ex presidente Lagos, la distinción debe entenderse como un reconocimiento a Chile, más que a su gobierno. “Los tratados de libre comercio son un paso necesario para un país pequeño y, como sociedad, decidimos que ésta es la única forma de vivir en el siglo XXI”, afirmó.
Esos acuerdos, tuvieron un efecto en el desarrollo de Chile que va mucho más allá del comercio, añadió, recordando la experiencia de los exportadores de berries en el sur de Chile. Al principio, se dieron cuenta de que un quinto de sus envíos eran rechazados en Estados Unidos, porque llegaban machucados. ¿La causa? Los caminos sin pavimentar desde los campos.
En ese sentido, un tratado de libre comercio es un “sello de excelencia”, aseveró Lagos, pero que también requiere de preparación. Por ello, no sólo el estado de las carreteras para los productores de berries, sino que también la calidad del agua para todos los exportadores agrícolas, se convirtieron en temas importantes para enfrentar los requisitos de mercados internacionales exigentes.
Pero también hay otro aspecto por el que el acuerdo entre Chile y Estados Unidos no sólo se basa en el comercio, añadió. “Éste tratado reúne a países que tienen valores similares y que creen en la democracia y en el estado de derecho”, afirmó el ex presidente Ricardo Lagos.
Entrevista con Ricardo Lagos
LIBRE COMERCIO EN LAS AMÉRICAS
En esta entrevista con bUSiness CHILE, Ricardo Lagos, ex presidente de Chile, rememora la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y analiza tanto el futuro del libre comercio en la región, así como las implicancias del cambio climático.
Después de tres años y medio desde su implementación, ¿cuál es su evaluación del TLC Chile-EE.UU.?
Es necesario mirar el acuerdo bajo la perspectiva de consenso en Chile de que, para un país pequeño, una economía abierta es la mejor manera de crecer. Hoy en día, el comercio internacional corresponde a más del 70% del PIB de Chile y prácticamente un 70% de ese intercambio comercial se desarrolla bajo un TLC. El éxito del TLC entre Chile y EE.UU. se ve reflejado en el crecimiento del comercio bilateral. Aún puede mejorarse y, a lo mejor, podríamos haber obtenido algo más en el acuerdo, pero eso es lo que pasa en cualquier negociación.
¿Cuáles fueron los temas más difíciles?
Bueno, estaba la legislación anti-dumping de Estados Unidos, que estimábamos era inapropiada. Pero sabíamos que sería difícil cambiarla de modo que acordamos dejarla para las negociaciones multilaterales. Creo que fue un acuerdo razonable.
Y la protección a la propiedad intelectual…
Hay algunas discrepancias ahí y, a mi juicio, uno de los temas centrales es desde cuándo empiezas a contar. No creo que sea correcto que cuando una patente vence en Estados Unidos, una empresa pueda registrarla de nuevo en Chile.
¿Cómo prospecta el libre comercio en América Latina?
Tenemos que aceptar que no todos somos iguales y tomar en cuenta las distintas características de los países y en cómo se ven afectados por los TLC, de acuerdo al impacto de su tamaño. Los grandes países, con un gran mercado interno, se inclinan más a proteger sus economías, mientras que en el caso de las naciones pequeñas, el tema de cómo las reducciones arancelarias afectarán el ingreso fiscal, está presente. Dudo que la Oficina de Presupuestos estadounidense haya notado si quiera, que Estados Unidos tiene un TLC con Chile, pero ¿qué ocurre en el caso de los países del Caribe, donde los aranceles representan el 40% o el 50% del ingreso fiscal?
El problema de los acuerdos de libre comercio a un nivel más colectivo es que se necesita de la variable geométrica para que cada país se pueda ajustar. Mi opinión es que el objetivo debiera ser la obtención de un acuerdo mínimo al que vayamos añadiendo etapas.
Recientemente Ud. fue designado como enviado especial de Naciones Unidas para el cambio climático. Hay distintas visiones respecto de si el calentamiento global representa una amenaza para América Latina o una oportunidad en términos de bonos de carbono y biocombustibles…
El cambio climático va a convertirse en una preocupación para la región. Las normas de producción limpia, los límites a las emisiones, entre otras instancias, pueden ser barreras para el comercio. Pero creo que el balance es positivo. La buena noticia es que el último informe de la ONU sugiere que el costo de estabilizar el nivel de los gases de efecto invernadero es relativamente pequeño -cercano al 1% de la producción mundial- y que ello podría lograrse mediante una mayor eficiencia energética y el uso de energías renovables.
Pero tenemos que ser creativos. Hoy en día, las compañías de los países industrializados pueden comprar bonos de carbono a empresas en América Latina, pero ese sistema podría ampliarse aún más. En lugar de estar limitado a transacciones inter-empresas, el dinero también podría emplearse, por ejemplo, para subsidiar el desarrollo de energías alternativas en países en vías de desarrollo. El desafío clave radica en encontrar soluciones imaginativas, creativas.
At a dinner on June 17, Chile’s former president, Ricardo Lagos, received AACCLA’s Eagle of the Americas Award for his contribution to hemispheric free trade.
Each year, the AmChams of Latin America and the Caribbean are invited to submit nominations for the Eagle of the Americas Award, presented by the Association of American Chambers of Commerce in Latin America (AACCLA) to individuals who have made an outstanding contribution to the advancement of trade and investment in the Americas. This year, their unanimous choice was Chile’s president from 2000 to 2006, Ricardo Lagos, under whose government the Chile-U.S. Free Trade Agreement was signed and came into force.
The award - the highest honor presented by AACCLA - has previously been received by people who include David Rockefeller for his role in the creation of AACCLA and the Council of the Americas in the late 1960s, to Thomas F. “Mack” McLarty III, President Clinton’s first Special Envoy for the Americas, and to the late U.S. Secretary of Commerce Ronald H. Brown.
Ricardo Lagos received the award at a dinner hosted by AACCLA chair, Kathleen Barclay. “President Lagos, your unfaltering commitment and leadership to an open Chilean economy and your determination to champion free trade have had a truly important influence in the hemisphere,” said Barclay during the presentation.
She pointed out that, in retrospect, it may seem an easy matter to have supported an agreement between Chile and the United States but, at the time, the decision to start talks - with an outgoing U.S. administration and, moreover, in the absence of fast-track negotiating authority - required political courage. That decision, she said, has not only benefited Chile, putting it on a path of greater economic development, but has also served as “a beacon of hope and inspiration for the region.”
But, according to ex-President Lagos, the award should be understood as a tribute to Chile, rather than his government. “Free trade agreements are a necessary step for a small country and, as a society, we decided that this is the only way to live in the twenty-first century,” he said.
And those agreements have had an effect on Chile’s development that goes far beyond trade, he added, recalling the experience of berry exporters in the south of Chile. Initially, they found that a fifth of their shipments were being rejected in the U.S. because they were arriving bruised. The cause? Unpaved roads from the farms.
A free trade agreement is a “seal of excellence”, said Lagos, but also requires preparation. Not only the state of the roads for berry producers but also the quality of water for all agricultural exporters become important in the face of the requirements of demanding international markets.
And, he added, there is also another sense in which the Chile-U.S. agreement is not just about trade. “It brings together countries that have similar values and believe in democracy and the rule of law,” he said.
Interview with Ricardo Lagos
FREE TRADE IN THE AMERICAS
In this interview with bUSiness CHILE, Ricardo Lagos, Chile’s former president, looks back at the negotiation of the country’s Free Trade Agreement (FTA) with the United States and forward to the future of free trade in the region and the implications of climate change.
Three and a half years after its implementation, what’s your assessment of the Chile-U.S. FTA?
The agreement needs to be viewed in the context of a consensus in Chile that, for a small country, an open economy is the best way to grow. Today, international trade accounts for more than 70% of Chile’s GDP and practically 70% of that trade takes place under an FTA. The success of the Chile-U.S. FTA is reflected in the growth of bilateral trade. It can still be improved and, perhaps, we could have obtained a little more in the agreement - but that’s always the case in any negotiation.
What were the most difficult issues?
Well, there was U.S. anti-dumping legislation, which we saw as inappropriate. But we knew it would be difficult to change it so we agreed to leave it for multilateral negotiations. I think that was a reasonable agreement.
And intellectual property protection…
There are some discrepancies there and, in my view, one of the central issues is when you start counting. I don’t think it’s right that when a patent expires in the U.S., a company can register it again in Chile.
How do you see the prospects for free trade around Latin America?
We have to accept that one size doesn’t fit all and take account of the different characteristics of countries and of the impact of their size on how they are affected by FTAs. Large countries, with a big domestic market, are more inclined to protect their economies while, in the case of small countries, there’s the issue of how tariff reductions will affect fiscal income. I doubt whether the U.S. Budget Office has even noticed that the United States has an FTA with Chile, but what about Caribbean countries where tariffs account for 40% or 50% of fiscal revenues?
The problem with free trade agreements at a more collective level is that they need variable geometry so each country can adjust. My view is that the objective should be a minimum agreement to which we go on adding steps.
You’ve recently been appointed as a UN Special Envoy for climate change. There are different views on whether global warming represents a threat to Latin America or an opportunity in terms of carbon credits and biofuels…
Climate change is going to become a concern for the region. Clean production norms, limits on emissions and so on can be barriers to trade. But I think the balance is positive. The good news is that the latest UN report suggests that the cost of stabilizing the level of greenhouse gases is relatively small - around 1% of global output - and could be achieved through increased energy efficiency and use of renewable energies.
But we need to be creative. Today, companies in industrialized countries can buy carbon credits from companies in Latin America but that system could be expanded. Instead of being confined to company-to-company transactions, the money could also be used, for example, to subsidize the development of alternative energies in developing countries. The key challenge is to find imaginative, creative solutions.