¿A Dónde se fue Todo el Dinero?Where Did All The Money Go?

01 Octubre 2008

Parece que vivimos en tiempos más bien aterradores. Al momento de escribir esta columna, la Cámara de Representantes de Estados Unidos recién rechazaba el plan de US$ 700.000 millones presentado por el presidente para rescatar la economía estadounidense y, en particular, sus principales instituciones financieras. Aparte del tema hasta cierto punto menor de otra pérdida por US$ 3.500.000.000 en el valor de las acciones estadounidenses, esto -por supuesto- tiene ramificaciones mundiales.


Muchas de ellas se basan en la teoría del dominó, porque en una economía global muy pocos mercados están inmunes a una recesión en Estados Unidos o, aún peor, a su colapso. Más aún, dado que la mayor parte de la deuda estadounidense es extranjera, esos países y Gobiernos no quieren perder su propio dinero. Entonces, ¿colapsará la economía estadounidense y el modelo del mercado capitalista, que ha conducido al crecimiento durante más de dos décadas?


¡De ninguna manera! Pero sufrirá algunos cambios extraordinarios en especial en lo que respecta a la fiscalización y la eliminación de ciertas argucias financieras, usualmente llamadas “instrumentos” que, ¡enfrentémoslo!, ninguno de nosotros entiende realmente; ¡ni siquiera aquellos que lidian con ellos!


Fidel Castro y Hugo Chávez, entre muchos otros, deben estarmuriéndose de la risa. Gráveselo, ninguno de ellos puede alimentar o sostener a su propia gente apropiadamente, pero están muy contentos con instruir al resto del mundo sobre cómo administrar sus países y economías. Y ¿cuántas medallas ganaron Cuba y Venezuela en los recientes Juegos Olímpicos? ¡No tantas, cariño! La mayoría de los enemigos de Estados Unidos -y, créalo o no, Osama bin Laden no es el único, aunque tiende a hacer bastante ruido de cuando en cuando- estarán muy contentos con esta debacle.


Los Gobiernos de países en una situación desesperada, tales como Zimbabue, Angola, Burundi, República Central de África, República Democrática del Congo, Eritrea, Etiopía, Myanmar, Níger y Ruanda, estarán muy emocionados pensando en la Pobreza de Estados Unidos y en que los dejen seguir con su propia miseria (o no) con mucho menos críticas de los países civilizados y desarrollados, y sin ningún visitante del Departamento de Estado cantando “Hagan como nosotros”.


La ironía aquí es que, aparentemente, aún cuando el paquete de rescate fue rechazado, los contribuyentes de Estados Unidos terminarán pagando la crisis, ¡siempre lo hacemos! Muchos dirán, y han dicho, que los peces gordos de Wall Street debieran limpiar sus propios desechos. Quienes crearon el lío, debieran pagar por él. Concuerdo con este sentimiento.


Sólo hay un problema. Estos peces gordos engordaron con nuestro dinero y ahora perdieron nuestro dinero. Inevitablemente estos astutos peces tienen su propio dinero escondido en innumerables cuentas corrientes en el extranjero, a buen resguardo del escrutinio federal. Parecerán deprimidos y humildes frente a las cámaras, pero sus estilos de vida no cambiarán, mientras que el resto de nosotros tendremos que cancelar la Navidad, conseguir una tercera hipoteca sobre nuestro segundo hogar (siempre y cuando haya un banco capaz de otorgar préstamos), vender a uno de nuestros hijos (o nietos…) y luego tomar un empleo en el turno de noche de Walmart. ¡Harto deprimente!


De modo que, ¿a dónde se fue todo el dinero? En términos generales, no hay dinero real, sólo balances y promesas de pagar tras el término de cualquiera sea la transacción en desarrollo.


Tenga cuidado con los pagarés y cúbrase con efectivo. Simplemente amo la moneda estadounidense (el efectivo), porque me da tanta confianza. A un lado de un “billete” (?!) dice: Este documento es moneda de curso legal para toda deuda, pública y privada; y luego del otro lado, escrito en negrillas bien marcadas: EN DIOS CONFIAMOS.


Sólo espero que Dios tenga tiempo para reflexionar sobre sus compromisos con el Pueblo Estadounidense…


Sigo durmiendo en un colchón con un nuevo cierre relleno de monedas de curso legal,


Santiago Eneldo


(Aportes caritativos a [email protected])



We seem to live in rather frightening times. At the time of writing this column, the U.S. House of Representatives has just failed to pass the President’s US$ 700 billion bail-out plan for the U.S. economy and, in particular, its major financial institutions. Aside from the somewhat minor matter of another US$ 3,500,000,000 loss in the value of U.S. stocks, this does, of course, have worldwide ramifications.

Many of these are domino-theory based because in a global economy very few markets are immune from a U.S. recession or, worse, collapse. Further, as most U.S. debt is foreign-owned, those countries and governments do not want to lose their own money. So, will the U.S. economy and the capitalist market model, which has driven growth for over two centuries, collapse?

No way! But it will suffer some extraordinary changes especially in oversight and the elimination of certain financial trickery - usually called “instruments” which, let’s face it, none of us really understand; not even those dealing in them!

Fidel Castro and Hugo Chávez, among many others, must be dying with laughter. Mark you, neither can actually feed or house their own people properly but are very happy to instruct the rest of the world on how to run their countries and economies. And how many medals did Cuba and Venezuela win at the recent Olympic Games? Not that many, baby! Most of the United States’ enemies - and, believe it or not, Osama bin Laden is not the only one, although he does tend to make quite a lot of noise from time to time - will be very content with this meltdown.

Governments of countries in dire straits, such as Zimbabwe, Angola, Burundi, the Central African Republic, the Democratic Republic of Congo, Eritrea, Ethiopia, Myanmar, Niger and Rwanda, will be very excited at the thought of American Poverty and being left to get on with their own rotten ways (or not) with much less criticism from the civilized, developed countries and no State Department visitors singing “Do it Our Way”.

The irony here is that, apparently, even though the rescue package was voted down, the U.S. Tax Payer will still end up paying for the crisis - we always do! Many would say, and have done so, that the fat cats of Wall Street should clean up their own droppings. Those who created the mess should pay for it. I agree with this sentiment.

There is just one problem. These fat cats got fat on our money and have now lost our money. Inevitably these cunning cats have their own money stashed in unnumbered, off-shore cash accounts - safe from federal scrutiny. They will look bleak and humble in front of the cameras but their lifestyles will be unchanged while the rest of us have to cancel Christmas, take out a third mortgage on the second home (providing there is a bank capable of lending), sell one of the children (or grandchildren…) and then take on a nightshift job at Walmart. Pretty bleak!

So, where has all the money gone? Generally speaking, there is no actual money, just Balance Sheets and promises to pay upon completion of whatever transaction is in play.

Beware of promissory notes and take cover in cash. I just love the U.S. currency (cash) because it gives me so much confidence. On one side of a “bill” (?!) it states: This note is legal tender for all debts, public and private; and then on the other side, in very bold letters: IN GOD WE TRUST.

I just hope God has time to reflect on his commitments to the American People…

I remain, sleeping on a new zip-sided mattress stuffed full of legal tender notes,

Santiago Eneldo
(Charitable contributions to [email protected])
Compartir