Diez años no es mucho tiempo en materia de relaciones internacionales, pero en la relación económica entre Chile y Estados Unidos es una eternidad. La estrategia comercial de Chile de abrir mercados clave se inició con la suscripción del tratado de libre comercio (TLC) con Canadá en el año 1996. No obstante, su TLC con Estados Unidos, suscrito en el 2003 y vigente desde enero del 2004, es indudablemente el acuerdo comercial más importante que Chile haya suscrito. Desde entonces las exportaciones chilenas se han incrementado en un 10,3% al año, lo que supera la tasa de crecimiento anual de la nación, y el intercambio comercial con Estados Unidos se ha cuadruplicado.
De modo que cuando los socios de AmCham se reunieron en el Hotel Intercontinental el 30 de enero en un seminario destinado a conmemorar el 10º Aniversario del TLC entre Chile y Estados Unidos tenían mucho que celebrar. AmCham, el Gobierno de Chile y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) organizaron el seminario, que contó con el auspicio de Metlife y Principal Financial. Robert Zoellick, ex representante de comercio de Estados Unidos y quien firmó el acuerdo en el 2003, estuvo a cargo de la ponencia principal.
En su bienvenida, la presidenta de AmCham, Kathleen Barclay, destacó las estadísticas clave que demuestran el éxito del TLC entre Chile y Estados Unidos. La titular de la Cámara indicó que el comercio bilateral ha crecido un 300% a US$27.800 millones en los últimos 10 años. Sin embargo, también subrayó que los beneficios van mucho más allá de lo meramente económico.
"Los números muestran claramente que el acuerdo ha sido un gran éxito para ambos países, pero ha significado mucho más que un éxito comercial”, afirmó, añadiendo que estos beneficios incluyen una mayor integración social y cultural entre ambas naciones.
No obstante, alcanzar un acuerdo requirió un arduo trabajo. Antes del TLC con Chile, Estados Unidos solo tenía tres acuerdos de este tipo: con Israel, Jordania y el ALCAN (con México y Canadá). La presidenta de AmCham comentó que debido a que el libre comercio era un concepto relativamente nuevo en Estados Unidos, el proceso de negociación fue largo y complejo, pero que trajo como resultado un final feliz para ambas partes.
“Una conclusión exitosa, aunque difícil, fue posible en gran parte, porque los dos países comparten valores, incluyendo principios democráticos, respeto por los derechos humanos y creencia en los mercados libres”, aseveró.
Álvaro Jana, director general de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, señaló que el acuerdo marca un “antes y un después” en la política comercial de Chile. Destacó que hoy en día Chile depende del comercio para el 70% de su PIB y que tiene 22 tratados de libre comercio con 60 países, muchos de los cuales se han suscrito en la última década.
Jana señaló que en términos de exportaciones, tener reglas del juego claras ciertamente puede hacer la diferencia. Las exportaciones de ciertos productos tales como las naranjas chilenas y el ferromolibdeno, que no registraban ninguna exportación a Estados Unidos antes del acuerdo, hoy en día ingresan a Estados Unidos con arancel cero y corresponden al 44% y el 85%, respectivamente, del total de importaciones estadounidenses de estos productos.
El TLC también ha facilitado la inversión de Estados Unidos en Chile y viceversa, añadió. Respecto del futuro, Jana dijo que el convenio para evitar la doble tributación y un nuevo enfoque de los sistemas hacia las exportaciones de fruta facilitarán aún más el comercio. El titular de la Direcon señaló que si el TLC no existiera estas cosas no serían posibles o serían mucho menos ambiciosas.
Pero el tratado de libre comercio entre Chile y Estados Unidos no solo tuvo que ver con el comercio y la inversión, sostuvo Robert Zoellick en su ponencia principal. “Nuestro acuerdo es una expresión práctica de una idea vital e incluso histórica”, afirmó.
Si bien Zoellick no pudo alcanzar su objetivo de un Área de Libre Comercio de las Américas mientras ocupó el cargo de representante de comercio de Estados Unidos, subrayó que el TLC con Chile condujo a otros acuerdos con países como Colombia, Perú y Panamá. El “flujo de la historia” continúa, afirmó, en momentos en que tanto Chile como Estados Unidos están involucrados en las negociaciones orientadas a alcanzar un Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés).
Chile es además miembro de la Alianza del Pacífico, a la que Estados Unidos también se ha unido como país observador. “La Alianza del Pacífico es más sólida debido a sus lazos con Estados Unidos y Canadá, y emplea esos cimientos para mirar más allá”, sostuvo.
En cuanto al actual panorama económico, Zoellick -quien fuera presidente del Banco Mundial durante la crisis financiera del 2008- dijo que cinco años después el mundo “está avanzando hacia condiciones más normales, pero aún no sabemos como lucirá esa normalidad”.
A medida que los países continúan con su recuperación hay una necesidad de reformas estructurales, en especial en las economías en desarrollo, a fin de impulsar la productividad, indicó. Dar el salto desde un nivel de ingresos medios a uno de altos ingresos será un desafío para países como Chile y México, sugirió, pero la inversión y el comercio internacional más altos pueden respaldar reformas estructurales.
Aun cuando las tasas de pobreza han declinado en América Latina, queda mucho por hacer en áreas como infraestructura, pensiones, salud y educación, sentenció. Zoellick hizo hincapié en que los precios de la energía han sido un freno para el crecimiento de Chile. “Espero que Chile pueda mantener su enfoque en los principios de buenas políticas de crecimiento al tiempo que añade inclusión y sustentabilidad”, afirmó.
Tras el discurso de Zoellick, hubo una exposición con el senador Ricardo Lagos Weber y el ex ministro de Relaciones Exteriores Juan Gabriel Valdés, quienes participaron en las negociaciones del TLC en el Gobierno del ex presidente Ricardo Lagos. Mauricio Hoffman, periodista de Radio Oasis, moderó el encuentro.
Finalmente, hubo un panel conformado por participantes del sector privado, entre los que estuvieron William Lane, primer director de asuntos corporativos y gubernamentales globales de Caterpillar (revise su entrevista en esta edición); Juan Miguel Ovalle, presidente de la Asociación de Productores Avícolas de Chile (APA); y Ronald Bown, presidente de la Asociación de Exportadores de Chile (ASOEX).
Lane destacó que Estados Unidos se ha beneficiado no solo por un aumento de las exportaciones a Chile, sino que también por las importaciones. El ejecutivo indicó que la promesa de uvas chilenas frescas en el invierno a un bajo precio, además de buen vino, ayudaron a convencer a los parlamentarios estadounidenses de votar en favor del TLC.
“El intercambio comercial es importante para crear empleos y exportaciones, pero el lado de las importaciones también es importante, porque aumenta tu calidad de vida”, dijo.
En general, el seminario fue un gran éxito. Al reunir a oradores de los gobiernos de Chile y Estados Unidos que estuvieron involucrados en el proceso de negociación, así como también a representantes del sector privado, los participantes salieron del evento con una visión completa.
Los oradores concordaron en que el tratado ha sido un éxito asombroso, lo que es confirmado por las cifras, pero como destacó Zoellick, la importancia histórica y política va más allá de un acuerdo para reducir gradualmente los aranceles. “El TLC entre Chile y Estados Unidos es una de las estrellas que guía nuestro camino”, concluyó.
Ten years is not long in international relations but in the economic relationship between Chile and the United states it is a lifetime. Chile’s trade strategy of opening key markets kicked off with the signing of a free trade agreement (FTA) with Canada in 1996. But its FTA with the United States, signed in 2003 and in force since January 2004, is arguably the most important trade agreement Chile has ever signed. Since then Chile’s exports have grown 10.3% annually, exceeding the country’s annual growth rate, and trade with the United States has quadrupled.
So when AmCham members gathered at the Intercontinental Hotel on January 30 for a seminar marking the 10thanniversary of the Chile-US FTA they had plenty to celebrate. AmCham, the Chilean government and the Inter-American Development Bank (IDB) organized the seminar, which was sponsored by Metlife and Principal Financial. Robert Zoellick, the former United States Trade Representative who signed the agreement in 2003, gave the keynote address.
In her welcome remarks, AmCham President Kathleen Barclay highlighted key statistics that demonstrate the success of the Chile-US FTA. Bilateral trade, she noted, has risen 300% to US$27.8 billion in the last ten years. But she also pointed out that the benefits go far beyond the purely economic.
"The [FTA] has been a great success and has brought benefits for both countries that go beyond trade,” she said, adding that these include greater social and cultural integration between the two countries.
But reaching an agreement was hard work. Before the Chile FTA, the United States only had three such agreements with Israel, Jordan and NAFTA (with Mexico and Canada). As free trade was a relatively new concept in the United States, the negotiating process was long and complex, she said, but it resulted in a happy ending for both parties.
“A successful conclusion, although difficult, was possible in large part because of the two countries’ shared values, including democratic principles, respect for human rights, and a belief in free markets,” she said.
Álvaro Jana, director of the International Trade Department at the Ministry of Foreign Affairs (Direcon), said the agreement marks a “before and after” in Chile’s trade policy. He pointed out that today Chile depends on trade for 70% of its GDP and that it has 22 free trade agreements with 60 countries, many of them signed in the last decade.
“In terms of exports, having clear rules of the game certainly can make the difference,” he said. Exports of certain products such as Chilean oranges and ferromolybdenum, which were not exported to the US at all before the agreement, today enter the US with zero tariffs and account for 44% and 85%, respectively, of total US imports of these products.
The FTA has also facilitated US investment in Chile and vice versa, he added. In the future, Jana said that the Double Taxation Avoidance Treaty and a new systems approach to fruit exports will further facilitate trade. “If the FTA didn’t exist these things would not be possible or would be much less ambitious,” he said.
But the Chile-US FTA was not just about commerce and investment, said Robert Zoellick in his keynote address. “Our agreement is a practical expression of a vital, even historic, idea,” he said.
Although Zoellick was unable to achieve his goal of a Free Trade Agreement of the Americas while he was in the USTR, he pointed out that the Chile FTA led to other agreements with countries like Colombia, Peru and Panama. The “stream of history” continues, he said, with both Chile and the United States involved in negotiations towards the TransPacific Partnership.
Chile is also a member of the Pacific Alliance, which the US has also joined as an observer nation. “The Pacific Alliance is stronger because of its links with the United States and Canada and it uses that foundation to look beyond,” he said.
As for the current economic outlook, Zoellick, who served as President of the World Bank during the 2008 financial crisis, said that five years later the world is “moving towards more normal conditions but we’re still not sure what that normal will look like”.
As countries continue their recovery there is a need for structural reforms, especially in developing economies, in order to boost productivity, he said. Making the leap from middle-income to high-income status will be a challenge for countries like Chile and Mexico, he suggested, but greater international trade and investment can support structural reforms.
Although poverty rates have plummeted in Latin America, there remains much to do in areas such as infrastructure, pensions, health and education, he said. He also pointed out that energy prices have been a brake on Chile’s growth. “I hope Chile can keep its focus on the fundamentals of good growth policies while adding to inclusiveness and sustainability,” he said.
Following Zoellick’s speech, a discussion was held with Senator Ricardo Lagos Weber and former Minister of Foreign Affairs Juan Gabriel Valdés who participated in the FTA negotiations under the government of former President Ricardo Lagos. Mauricio Hoffman, a journalist at Radio Oasis, moderated the discussion.
Finally, there was a panel with participants from the private sector including William Lane, Director of International Government Affairs at Caterpillar (see interview on Page 38); Juan Miguel Ovalle, president of the Poultry Producers’ Association (APA) and Ronald Bown, president of the Fruit Exporters’ Association (ASOEX).
Lane pointed out that the United States has benefitted not just from increased exports to Chile, but also from imports. He said the promise of fresh Chilean grapes in the winter at a lower price, as well as good wine, helped convince US Congressmen to vote for the FTA.
“Trade is important to create jobs and exports, but the import side is also important because it increases your quality of life,” he said.
Overall, the seminar was a great success. By bringing together speakers from the Chilean and US governments who were involved in the negotiating process, as well as representatives of the private sector, the participants left with a well-rounded vision.
The speakers agreed that the agreement has been an astounding success, which is borne out by the numbers, but as Zoellick pointed out, the historical and political significance goes far beyond an agreement to phase out tariffs. “The Chile-US FTA is one of the shining stars that light our path,” he concluded.