Cuando entró en vigencia en junio del 2006, el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, antes conocido como P4, entre Chile, Brunéi, Nueva Zelanda y Singapur acaparó poca atención.
Los cuatro países redujeron de manera inmediata los aranceles sobre el 90% del intercambio comercial y se comprometieron a reducir los aranceles restantes para el 2015. Sin embargo, a simple vista, el acuerdo entregaba relativamente poco en el camino de nuevas oportunidades comerciales para Chile.
Los aranceles de Singapur aplicados a los bienes chilenos ya eran muy bajos, las exportaciones de Nueva Zelanda, como las de Chile, eran dominadas por los recursos naturales, mientras que pocos de los enormes recursos de petróleo y gas de Brunei llegarían a este otro lado del Pacífico.
No obstante, en lugar de impulsar el intercambio comercial entre países miembro, el objetivo del Acuerdo Transpacífico era crear un grupo de economías pequeñas y competitivas que estuvieran interesadas en liberalizar el comercio entre los países de la Cuenca del Pacífico.
Cuando el acuerdo se firmó, el entonces presidente de Chile Ricardo Lagos lo llamó “una alianza para competir en la economía global”.
Como los demás acuerdos comerciales de Chile, la Alianza Transpacífico cubre una amplia gama de temas además de los aranceles tales como disputas comerciales, subsidios agrícolas y propiedad intelectual. Pero a diferencia de sus acuerdos bilaterales, el tratado fue diseñado de manera que más países pudieran incorporarse.
Ahora, a cuatro años de su entrada en vigencia, eso está comenzando a ocurrir.
Socios a lo largo del Pacífico
En septiembre del 2008, Estados Unidos anunció su intención de unirse al Acuerdo Transpacífico (conocido como TPP por su sigla en inglés). Desde entonces, Australia, Perú y Vietnam también han iniciado negociaciones.
La elección presidencial del 2008 en Estados Unidos y la pospuesta designación del representante de Comercio del presidente Obama, Ron Kirk, retrasó el inicio formal de las negociaciones en un año, pero la situación ha avanzado rápidamente desde entonces.
Se han llevado a cabo dos rondas de negociaciones, incluida la más reciente en celebrada en junio en San Francisco, y otras dos rondas están programadas para este año, la próxima de las cuales se realizará en Brunéi en octubre.
El TPP “es una plataforma de lanzamiento para la intención del Gobierno de Obama de aumentar drásticamente las exportaciones estadounidenses al área del Asia-Pacífico y crear buenos empleos acá en el país”, sostuvo Kirk en la ronda celebrada en San Francisco.
Las negociaciones continúan en una etapa temprana, pero hasta ahora no ha aparecido ninguna diferencia importante entre los participantes, señala Barbara Weisel, vicerrepresentante de Comercio para el Sudeste Asiático y el Pacífico de Estados Unidos, quien es también la principal negociadora de Estados Unidos para el acuerdo.
El interés de Estados Unidos en el TPP se generó luego de las recientes acciones de las economías del Sudeste Asiático para crear su propia área regional de libre comercio y el riesgo que ello implica para el comercio de Estados Unidos, sostiene Weisel.
El TPP es pequeño pero ofrece la mejor plataforma debido a su alcance regional y el enfoque pro libre comercio de sus miembros fundadores, afirma Weisel.
Mientras otros acuerdos son “tratados bilaterales que se entrelazarán posteriormente, el TPP es concebido como una acuerdo regional para maximizar el intercambio comercial e impulsar la integración regional”, destaca Weisel.
Estados Unidos ya cuenta con tratados de libre comercio con dos de los miembros del TPP -Chile y Singapur- y dos de sus potenciales miembros, Australia y Perú.
Sin embargo, al unirse a un acuerdo regional, Estados Unidos espera que el TPP cree un marco para futuras negociaciones de comercio a ambos lados del Pacífico.
Un Acuerdo para el Siglo XXI
El potencial impacto del TPP en el comercio global es enorme, según Patrick Kilbride, director para las Américas de la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
“Este podría ser un grupo que establezca tendencia y que lidere las negociaciones de la OMC en el futuro”, afirma.
Pero el TPP no tiene que ver sólo con crear otro bloque comercial; Estados Unidos quiere subir el nivel para todas las futuras negociaciones de comercio.
Al inicio de las negociaciones del TPP en noviembre del 2009, el presidente Obama indicó que el acuerdo incorporaría “los altos estándares dignos de un acuerdo de comercio del siglo XXI”.
Y el embajador Kirk ha hablado de “estándares platino”.
Esto significa estándares más altos para la inversión y la propiedad intelectual además de temas laborales y medioambientales, indica Osvaldo Rosales, experto en comercio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), entidad con sede en Santiago de la Organización de Naciones Unidas.
Estándares más altos en estas áreas facilitarían que empresas estadounidenses compitan en el extranjero además de acallar a los grupos reacios al comercio en ese país, sostiene Rosales.
Estándares más Altos
En las negociaciones del TPP, Estados Unidos se ha concentrado en las barreras no arancelarias que pueden distorsionar el comercio tanto como lo hacen los aranceles, afirma Weisel.
Por ejemplo, los acuerdos bilaterales han rebajado los aranceles aplicados a los productos agrícolas, pero los beneficios se han visto contrarrestados por deficientes estándares de seguridad en algunos países, destaca.
Una mosca en un embarque de fruta fresca y las puertas que se abrieron rápidamente se cierran de golpe.
No obstante, una mejor coordinación entre los reguladores de diferentes países podría significar que las medidas de seguridad alimentaria sean menos destructivas para el intercambio comercial.
Estados Unidos además está deseoso de encontrar caminos para que las empresas más pequeñas se beneficien del comercio global, lo que crearía más empleo en el país.
Weisel señala que tales propuestas han sido bien recibidas por otros participantes en las primeras dos rondas de las negociaciones del TPP y muchos han traído sus propias ideas a la mesa.
Pero no todos están convencidos.
Como los países en desarrollo tienden a estar más interesados en temas comerciales tradicionales tales como anti-dumping y subsidios agrícolas, puede que resientan el énfasis de Estados Unidos en la propiedad intelectual y el cambio climático, señala Rosales de Cepal.
“Estados Unidos debería entregar claras señales de que estándares similares se aplicarán a los temas que importan a sus socios comerciales”, sostiene.
Kilbride concuerda. “Otras economías bien podrían oponerse a posiciones duras en áreas como empleo y medio ambiente”, afirma.
Weisel argumenta que mayores estándares beneficiarán de tal manera a los países miembro que otras naciones se sentirán presionadas a unirse. Por ahora, no obstante, las preocupaciones sobre hacia dónde se dirigen las negociaciones del TPP están manteniendo al margen a algunos potenciales participantes.
Canadá, Japón y Malasia están observando cómo se desarrollan las negociaciones.
“Está lejos de estar claro cómo va a ser (el TPP)”, señaló a bUSiness CHILE el ministro de Comercio Internacional de Canadá, Peter Van Loan.
“Si se convierte en un órgano significativo de libre comercio en Asia entonces, sí, tenemos mucho interés en incorporarnos”, reveló.
Preocupaciones Comerciales de Estados Unidos
Sin embargo, la mayor barrera para un Acuerdo Transpacífico ampliado proviene del interior del propio Estados Unidos. A fines de la peor crisis económica desde la Gran Depresión, el comercio perdió importancia en la agenda política de Washington.
Con la tasa de desempleo cercana al 10% en julio y las próximas elecciones legislativas, los acuerdos de libre comercio negociados hace meses con Colombia, Panamá y Corea del Sur aún esperan la aprobación del Congreso.
En tanto, el Gobierno de Obama ha concentrado la atención en reformas históricas al sistema de salud y el sector financiero así como también a terminar las prolongadas incursiones militares en Afganistán e Irak, lo que ha dejado poco tiempo para los temas comerciales.
No obstante, ante la ausencia de avances en la ronda de Doha de las negociaciones de la OMC, el TPP es el único ítem significativo en la agenda comercial del Gobierno.
Y el clima político está mejorando como muestra la disposición del Gobierno de Obama para avanzar con los acuerdos de comercio, destaca Kilbride.
Sin embargo, el avance concreto sobre los tratados comerciales dependerá de un panorama económico más positivo.
“Una economía debilitada no es un buen escenario para audaces iniciativas de comercio; este es el problema que enfrenta Obama”, afirma Rosales.
Y sin la autorización del Congreso para negociar nuevos acuerdos, los esfuerzos del gobierno podrían significar poco.
Bloques Comerciales Asiáticos
Pero si Estados Unidos quiere que el TPP tenga éxito como un medio para integrar a la región del Asia Pacífico, entonces será mejor que se apresure.
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por su sigla en inglés), que agrupa a 10 economías del Sudeste Asiático, planea expandir su área de libre comercio a lo largo de Asia, con lo que creará un bloque regional que rivalizaría con la Unión Europea en términos tanto de población como del tamaño de su economía.
ASEAN ya ha suscrito tratados de libre comercio con Japón, Corea del Sur y más recientemente con China, pero el desafío ahora es entrelazarlos para crear un verdadero acuerdo regional.
Para formar tal acuerdo, estos países tendrán que superar décadas de desconfianza, pero sus actuales vínculos económicos y los enormes beneficios de una mayor integración bien podrían reducir cualquier barrera cultural, argumenta Rosales.
Un bloque de esta naturaleza comprendería no sólo una enorme parte de la población del mundo, sino que también el grueso de sus exportaciones, muchas empresas líderes en el sector de tecnología y enormes recursos financieros.
“El mundo va en esta dirección y el Hemisferio Occidental se ha quedado atrás”, destaca Rosales.
El riesgo de quedarse fuera de los mayores mercados del mundo debería ser suficiente presión para convencer a Estados Unidos de respaldar una iniciativa comercial alternativa para la región.
El próximo año podría ser clave. Estados Unidos será el anfitrión de la Cumbre del Foro de Cooperación Asia Pacífico 2011 (APEC) que se celebrará en Hawái, que no es sólo el lugar de nacimiento del presidente de Obama sino que también es un punto medio entre Asia y América.
Ello podría convertirla en una oportunidad muy simbólica para revelar una importante nueva propuesta con el fin de hacer que las negociaciones comerciales progresen a lo largo de la región.
Las avanzadas negociaciones del Acuerdo Transpacífico podrían presentarse como un cumplimiento parcial del objetivo de la APEC de liberalizar el comercio entre sus economías miembro.
Como miembro fundador del TPP, Chile tiene un importante rol que desempeñar en facilitar su expansión, pero mucho depende de Estados Unidos.
Con o sin Estados Unidos, la integración comercial del Asia-Pacífico se está acelerando, pero está en el interés de todos los países de la APEC que Estados Unidos se involucre desde el comienzo.
Tom Azzopardi trabaja como periodista freelance en Santiago