Mucho ha cambiado, por supuesto, desde el día de diciembre de 1918 cuando la AmCham fue fundada en el puerto de Valparaíso, pero una cosa -al menos- sigue igual: Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de Chile y su más importante inversionista extranjero.
El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Chile y Estados Unidos ha sido “un éxito increíble”, destacó durante el seminario John Murphy, vicepresidente de asuntos internacionales de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Desde que el TLC entró en vigencia en enero del 2004, el comercio bilateral ha crecido de US$ 6.000 millones a un monto proyectado para este año de US$ 22.000 millones.
“¿Quién habría creído que el comercio se triplicaría y casi se cuadruplicaría en apenas cinco años?”, enfatizó Murphy.
Además de incrementar los volúmenes, el acuerdo también ha conducido a una considerable diversificación, destacó otro orador en el seminario, el embajador de Estados Unidos en Chile, Paul Simons. Las empresas chilenas ahora exportan un cantidad asombrosa de más de 6.000 productos, incluidas carnadas vivas para pesca, peonias, salmón ahumado saborizado y caballos de carrera, dijo.
Según Carlos Furche, titular de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (DIRECON) del Ministerio de Relaciones Exteriores, las pequeñas empresas de Chile se han beneficiado también porque el acuerdo les ha facilitado penetrar el vasto mercado estadounidense. Es cierto que los precios récord de las materias primas como el cobre han visto a China superar a Estados Unidos como el mayor mercado individual de exportación de Chile, sostuvo, pero Estados Unidos sigue siendo su socio comercial más importante “más allá de las cifras de un año o trimestre individual”.
No obstante, pese al fuerte comienzo del TLC, aún hay espacio para realizar mejoras. Las exportaciones chilenas han seguido concentradas en las costas Este y Oeste de Estados Unidos y ahora tienen que conquistar el enorme interior del país, destacó Furche, y las empresas chilenas aún tienen que aprovechar las oportunidades que presenta el mercado de abastecimiento público de Estados Unidos.
Más importante, el TLC no ha llevado a un incremento de la inversión de Estados Unidos en Chile, se lamentó el presidente de la AmCham, Mateo Budinich. Esto se debe en parte a la apertura de enormes áreas de Asia y Europa Oriental a la inversión extranjera, admitió, pero leyes laborales más flexibles en Chile, una mayor protección de la propiedad intelectual y un tratado sobre la doble tributación con Estados Unidos ayudarían, instó.
El Impacto de la Crisis
Sin embargo, es posible que el comercio bilateral se vea afectado a medida que el crecimiento internacional se desacelera y Estados Unidos entra en una recesión. Algunas exportaciones chilenas, como las manufacturas madereras, de hecho ya se han visto afectadas.
Pero, pese a los comentarios apocalípticos sobre el colapso del poder financiero de Estados Unidos, el empresario y economista chileno Álvaro Saieh se mantuvo firme en cuanto a que la mayor economía del mundo superaría la actual agitación como una nación más fuerte y más competitiva que antes, tal como lo ha hecho en crisis anteriores.
En lugar de responsabilizar a las hipotecas “subprime” o de alto riesgo, a la laxitud de los reguladores y a otras amenazas ficticias, Saieh señaló que los desequilibrios macroeconómicos mundiales, con ahorros excesivos en una parte del mundo que llevaron a créditos baratos y burbujas financieras en otras partes, yacen tras el reciente colapso de los mercados.
Pese a los errores en Wall Street y Washington, Estados Unidos aún es ampliamente considerado como la economía más competitiva del mundo, destacó. La innovación y meritocracia inherentes a la sociedad estadounidense -que han permitido a gente como Bill Gates, Oprah Winfrey y Barack Obama llegar a la cima- hacen posible que la nación repunte pronto, predijo Saieh.
No obstante, hay preocupaciones. La campaña para las elecciones presidenciales y parlamentarias en Estados Unidos estuvo marcada por un surgimiento de la retórica proteccionista, en particular de los candidatos demócratas.
“Es justo decir que ningún tema se presentó durante la campaña de este año tan injustamente como el libre comercio”, destacó Murphy.
El bajo respaldo público en Estados Unidos al libre comercio ayuda a explicar por qué los acuerdos pendientes con Colombia y Panamá así como también con Coreas del Sur aún deben ser aprobados por el Congreso de Estados Unidos. Pero la situación no es tan negativa como sugiere la retórica.
Si el candidato republicano John McCain protagonizara un tardío repunte y se quedara con la Casa Blanca, Estados Unidos tendría un presidente comprometido pro libre comercio, señaló Murphy en el seminario, mientras que su rival, Barack Obama, ha bajado significativamente el tono de sus ataques al libre comercio luego de instar a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte -ALCA- a comienzos de su campaña.
Walter Bastian, subsecretario adjunto de comercio para el hemisferio occidental del Departamento de Comercio de Estados Unidos, destacó que una vez al mando de la nación los candidatos demócratas y republicanos han mostrado históricamente pocas diferencias en sus políticas comerciales. “Habiendo dicho lo que necesitan a fin de salir elegidos, su prioridad es crear puestos de trabajo”, argumentó.
Más que Comercio
Por supuesto, no sólo el intercambio comercial vincula a Estados Unidos y Chile. Las relaciones bilaterales tocan casi todos los aspectos de la vida desde cooperación en ejercicios militares hasta el estudio de volcanes, la promoción del desarrollo de infraestructura y la investigación en energía nuclear y renovable, destacó el embajador Simons.
Cada vez más, el intercambio involucra también a la educación. El embajador Simons destacó que esta es el área que más se ha expandido durante los 12 meses que lleva en Santiago y que más estudiantes chilenos que nunca están estudiando en Estados Unidos.
Más de 20 universidades estadounidenses ya cuentan con oficinas en Chile, lo que sugiere que ven un potencial considerable en el país, afirmó Steve Reifenberg, representante regional con sede en Santiago de la Universidad de Harvard. Estudiantes de Harvard y de otras universidades visitan Chile cada vez más no sólo como parte de programas convencionales de estudio, sino también para realizar pasantías en empresas y trabajar en programas sociales, enfatizó.
Las universidades chilenas también están analizando los métodos de educación estadounidense como un modelo a seguir. La Universidad Adolfo Ibáñez es la primera en desarrollar un programa de Artes Liberales al estilo estadounidense, basado en el desarrollo de capacidades analíticas transferibles más que en el aprendizaje rutinario del conocimiento técnico, indicó Pedro Ibáñez, vicepresidente de la Universidad.
El enfoque aún debe ser apreciado por estudiantes o empleadores, reconoció. Pero será crucial para capacitar a futuros líderes, que estén mejor preparados para enfrentar los desafíos de un mundo que cambia rápidamente, dijo en el seminario.
Sin embargo, para cumplir estos desafíos y aprovechar mejor las oportunidades que enfrenta, Chile necesita invertir muchísimo más en educación, sugirió Mateo Budinich. Apenas el 1,5% de la población es clasificada como bilingüe en inglés y eso representa “una seria deficiencia” para un país cuyo desarrollo económico se ha cimentado en el comercio exterior, añadió.
El cambio económico y tecnológico de las últimas décadas ha sido testigo de cómo el acceso al conocimiento se vuelve crucial en la competencia entre empresas y países. No obstante, además de la educación para generar conocimiento, las naciones necesitan instituciones y leyes para proteger ese conocimiento a fin de competir de manera exitosa.
Y, en ese punto, Chile tiene una mancha en su registro. Según Estados Unidos, aún tiene que implementar las modificaciones legales necesarias para cumplir con el TLC entre Chile y Estados Unidos, y figura en el informe especial 301 de la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR) de ofensores de la propiedad intelectual, junto con países como China y Rusia.
La Visión de la Casa Blanca
Ambos candidatos presidenciales estadounidenses prometieron, en caso de ser elegidos, renovar las relaciones con América Latina, pero Moisés Naím, editor de la revista Foreign Policy, advirtió que los latinoamericanos no debieran engañarse sobre cuánta atención recibirán del presidente McCain o del presidente Obama.
Imaginándose el informe de seguridad del primer día del recién elegido mandatario, el analista de asuntos internacionales sugirió que la región no puede esperar competir con la gama de inminentes amenazas alrededor del planeta, incluidos el terrorismo y la diseminación de las armas nucleares.
En lugar de frustrarse por la falta de interés en la región o el hecho de que países pequeños como Cuba o Haití absorban significativamente más atención presidencial que una emergente súper potencia económica como Brasil, los latinoamericanos debiera estar agradecidos de estar situados fuera de esas áreas que la Casa Blanca considera prioridades, sugirió.
Eso se debe en parte a que la región se encuentra hoy en día en una mucho mejor posición que en el pasado, con finanzas estables, economías sólidas y Gobiernos democráticos bien establecidos. De hecho, después de su mejor período de crecimiento en varias décadas y con su considerable experiencia en crisis financieras pasadas, Naím sostuvo que América Latina estaba bien posicionada para lidiar con la próxima desaceleración económica.
Y con Brasil y México ahora invitados en calidad de observadores a las reuniones del G-7, o grupo de las siete naciones más industrializadas, la región podrá participar en el debate sobre el futuro de la economía mundial. Esa es una nueva voz para la región y representa nuevas oportunidades para la interacción con el resto del mundo, destacó Naím.
En líneas similares, Murphy advirtió que Chile debe ser realista sobre lo que espera del próximo presidente de Estados Unidos. “La crisis financiera, una recesión, el Medio Oriente y muchas otras prioridades urgentes lo estarán esperando el 20 de enero”.
Y, más que esperar que la Casa Blanca fije la agenda, Chile debiera pensar en forma activa sobre lo que quisiera ver en esa agenda, sugirió. A cinco años de la puesta en marcha del TLC, ¿qué más quieren de Estados Unidos?, preguntó.
Es una interrogante que la AmCham y sus miembros debieran estar bien preparados para responder. Después de todo, hubo consenso en el seminario en cuanto a que la AmCham ha desempeñado un papel importante y constructivo en las relaciones entre Chile y Estados Unidos durante los últimos 90 años y todo indica que seguirá siendo crucial en el futuro.
Tom Azzopardi trabaja como periodista freelance en Santiago.