Por Alejandra Maturana
La economista sostiene que para repuntar el crecimiento se necesita mejorar el clima interno, afectado por la desconfianza frente a la agenda de reformas de la Presidenta Michelle Bachelet.
Acaba de terminar su colaboración en la Comisión Engel -el Consejo Asesor Presidencial contra los conflictos de interés, tráfico de influencias y corrupción- y hoy se encuentra concentrada en las reformas, principalmente la laboral. La Subdirectora de Libertad y Desarrollo (LyD), Rosanna Costa y ex Directora de Presupuesto del Gobierno de Sebastián Piñera, advierte que la economía chilena está comenzando a presentar leves mejorías, aunque lejos del crecimiento en torno al 5% que había presentado el país en los últimos años.
“Hoy vemos que se marchitaron los brotes verdes y que, además, la tendencia del crecimiento es bastante magra en relación a nuestra historia reciente. Eso es complejo”, señala, apuntando a que el nuevo gabinete presentado hace un poco más de un mes no ha logrado aún reestablecer la falta de confianza en los cambios planteados en el programa de Gobierno.
- ¿Cómo se vislumbra el panorama económico para Chile con miras a lo que queda del año y 2016?
-Tras unos magros brotes verdes que desaparecieron del escenario, esperamos un muy leve repunte en el crecimiento de cada mes para converger muy lento a tasas entre 3% y 3,5% ya con miras a 2016. Eso en la medida que el clima interno cambie.
Es necesario separar la trayectoria coyuntural de la tendencia de mediano o largo plazo, que también se ve debilitada. Esta última es una preocupación que debiese estar más presente.
-¿Y qué se necesita para mejorar el clima interno?
-Es urgente revertir este clima de incertidumbre de la economía real y de descrédito en lo político, pero también falta diálogo.
Está muy bien que el Gobierno -su Ministro de Hacienda- muestre preocupación por los equilibrios macroeconómicos, lo que por lo demás resulta creíble y genuino, y también suma reconocer que el crecimiento importa para la sostenibilidad de las políticas, pero no es suficiente. En lo principal, hay que mirar con cuidado el programa y las reformas.
-Hablando de reformas, éstas han generado inquietudes en el empresariado…
-Es que la reforma tributaria debería mirarse mejor, pues nos llevó a tasas de impuesto de primera categoría por sobre la media de la OCDE sin tener su productividad; es muy compleja y reduce incentivos a la inversión. Y la reforma laboral está mal orientada: si el objetivo es aumentar remuneraciones, debe apuntar a formas que mejoren la productividad; y si el fin es meramente aumentar la sindicalización -un objetivo más político- incluso, en ese caso, se puede hacer con incentivos y miremos la Comisión de Equidad.
También están las reformas en aguas y previsión, antes de acercarnos al debate constitucional. Éstas van al corazón de las decisiones de inversión que sustentan el crecimiento.
Necesitamos hablar de objetivos antes que de ideologías, además de un liderazgo que oriente y dé seguridades en un debate serio en esa dirección. Pero cualquier debate serio de este tipo requiere restablecer confianzas con el entorno político, por lo que el Gobierno debe solucionar el problema político y liderar una agenda de probidad que prestigie la política y los partidos. Sin eso, cualquier programa se hace cuesta arriba, y si la política es la llamada a encauzar el debate, no veo cómo hacer omisión del escenario político.
-De hecho el escenario político y las reformas han afectado la reputación del Gobierno. Según la última encuesta Adimark, la Presidenta y su administración han bajado en su aprobación hacia mínimos históricos a pesar del cambio de gabinete y del reciente discurso del 21 de mayo ¿Cómo interpreta estos datos?
-La gente se siente desilusionada. Las reformas que se supone les beneficiarían no son lo que esperaban. Además hay un problema político que requiere abordarse.
La economía importa. La inflación, el menor ritmo de crecimiento de empleo, las expectativas en los consumidores y en la inversión importan y afectan la vida diaria.
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Y a un poco más de un mes de que se renovó el gabinete, ¿cómo evalúa a los nuevos ministros?
Menos de lo esperado, si bien el tiempo es poco. Se espera del Ministro del Interior una coordinación efectiva y un orden entre las tendencias que tensionan a la coalición de Gobierno, una tensión que no está dejando gobernar y que asumo es la responsable, al menos en parte, de estas señales contradictorias de parte del Ministro de Hacienda.
Ambos son personas extraordinariamente preparadas y tienen la capacidad para ello. Pero, por ahora, se han dado señales ambivalentes o confusas. Algunas abren espacios a la esperanza de un cambio de contenidos, otras veces no.
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¿Y cuáles son en su opinión esas señales contradictorias y cómo están afectando al país?
-En materia fiscal, este último (Valdés) ha sido claro en priorizar la estabilidad macroeconómica y en destacar que el crecimiento no puede sustentarse “a punta” de política fiscal. Sin embargo, no ha ratificado el equilibrio estructural al final de su mandato -también en el programa- e insiste en que el gasto este año será de 9,8%, lo que está bastante sobre el nivel aprobado en la Ley de Presupuestos 2015, dada una inflación de 4% y un gasto ejecutado en 2014 más alto. La lectura que hago es que está más atento al balance y a los equilibrios macroeconómicos, y que revisará las proyecciones cuando corresponda.
Se valora su preocupación por el crecimiento, pero ha estado muy por debajo de lo esperado en el tema laboral, donde su postura no ha sido muy distinta a la de su antecesor (Alberto Arenas) salvo inclinaciones
por “los pactos” que no ha materializado y sus menciones a la valoración del modelo alemán, sin mayor precisión, casi como globo sonda. El ministro, en el fondo, está en la misma línea que su antecesor: mantener la propuesta original y no deteriorarla más. Ojalá me equivoque, porque sería en beneficio del empleo.
Tampoco ha estado bien en el tema constitucional, que es aún más relevante. Su señal de apertura a discutir el concepto de derecho de propiedad
y sus intentos posteriores por decir que es valioso, pero manteniendo el tema abierto, y su falta de pronunciamiento sobre el rol en la economía de instituciones y equilibrios institucionales que están en la Constitución… me cuesta creer que el Rodrigo Valdés economista estime que ello no sea adverso al crecimiento en el corto y mediano y largo plazo, y que no afectará adversamente la inversión. Me cuesta creer que él pueda omitirse de este tema.
-¿Qué papel juegan el emprendimiento y la innovación en el crecimiento? ¿Son suficientes las reestructuraciones y anuncios realizados por Corfo?
-El emprendimiento está en el corazón de una economía pujante, con iniciativa y que crece. Es parte de un engranaje en el cual nacen miles de ideas, fracasan muchas y las que tienen éxito movilizan la eficiencia del resto y logran utilidades. Se pueden corregir fallas de mercado apoyando con financiamiento y programas de Corfo, donde pudiera sub-invertirse. Pero el clima emprendedor no lo da Corfo, ese clima surge de valorar el éxito empresarial, aceptar su fracaso
, y empujar un nuevo intento. Es un engranaje virtuoso inserto en la economía como un todo.
EFECTO “REFORMAS”
Siguiendo su programa, el Gobierno ha presentado una serie de reformas, donde las que más revuelo han causado en el empresariado han sido la tributaria (en período de implementación), la laboral (en discusión) y la modificación a la Constitución que, según ha anunciado la Presidenta, comenzará a tomar cuerpo en septiembre próximo.
- ¿Qué tanto afecta la reforma tributaria el clima para hacer negocios en el país?
-La reforma tributaria aumenta la carga tributaria y, por tanto, se requiere de un ajuste de precios y ese costo hay que asumirlo entre todos. Pero además el nuevo equilibrio considera menores incentivos a la inversión y mayores niveles de endeudamiento empresarial.
También los agentes están atentos al contenido de cada dictamen interpretativo de la ley y sus efectos, porque hay que llevar a la práctica los nuevos sistemas y, tratándose de una reforma tan compleja, asoman dudas, las que cuanto antes despeje el Servicio de Impuestos Internos, más ayuda a reducir los costos del proceso.
Los espacios normativos son muy importantes. El dicho habla de que “el diablo está en los detalles”, y en eso está la reforma ahora. Con el nuevo ministro yo hubiese esperado una apertura mayor, tras un diagnóstico más detallado.
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¿Y la reforma laboral? ¿Qué orientación debería adquirir?
Definitivamente está mal orientada. Yo pondría mayores esfuerzos en los “pactos” con mayores espacios y materias para negociar a las que hoy están dadas en la ley, de modo de incentivar una mayor negociación colectiva en forma voluntaria y motivada por usar estos espacios de acuerdo, para lograr aumentos de productividad y mayores salarios que sean sostenibles en el tiempo. Todo esto con las debidas garantías para los trabajadores, lo que en esencia es su voluntariedad. Ése fue el énfasis que puso la Comisión de Equidad en la cual participé hace unos años, y lo hice precisamente en el grupo que estudió negociación colectiva. Mantendría equilibrios básicos en las relaciones que han conducido a un incremento de remuneraciones reales concordantes con los incrementos de productividad, sin eliminar el descuelgue de trabajadores en huelga y permitiendo reemplazo tras ciertas condiciones.
En cambio, este proyecto apunta a forzar la sindicalización más allá de la libertad de afiliación y busca favorecer una mayor conflictividad para incrementar remuneraciones. Pero es bastante obvio que las remuneraciones no se sostienen altas sobre la base de conflictividad, sino de productividad. El proyecto está pensado para igualar el premio, independiente del esfuerzo, con lo cual el más productivo al ver que recibe el mismo premio que el resto, se esforzará menos, bajando el promedio. Eso es reducir productividad. No está pensado en la internalización y sustitución tecnológica de hoy a nivel internacional.
-¿Chile necesita una reforma constitucional?
-Yo no lo creo. Pero el debate del contenido está postergado, o debemos entender que toda institucionalidad está en análisis y sujeta a modificarse. Esta segunda mirada es compleja para la economía.
Los derechos de propiedad son un gran tema, y es bastante obvio su potencial efecto, pero no es lo único. Las instituciones que dependen de este debate influyen también en los equilibrios económicos. La independencia del Banco Central ha sido un avance muy significativo y gran responsable de los avances de nuestro país y de su estabilidad. Los equilibrios institucionales y la convergencia entre roles, responsabilidades y facultades han contribuido a la estabilidad fiscal que ha acompañado a esta constitución. Aunque eso no significa que no pueda perfeccionarse.
Me parece que debemos evitar a toda costa caer en un populismo constitucional y, para evitarlo, lo primero es no alimentar esta creencia de que la constitución es la causa de todos los males y que al cambiarla lograremos satisfacer todos los anhelos. Eso además de falso, generará grandes frustraciones.
By Alejandra Maturana
The economist believes that for growth to return, the internal climate needs to improve following the distrust caused by the reform agenda of President Michelle Bachelet.
Having recently ended her collaboration with the Engel Commission (the Presidential Advisory Council looking into conflicts of interest, influencing peddling and corruption), she is now focused on the national reforms, specifically the one relating to employment. Rosanna Costa, Deputy Director of Libertad y Desarrollo (LyD) and former Budget Director under the Government of Sebastián Piñera, believes that the Chilean economy is beginning to show slight improvements, albeit far removed from the 5% growth experienced over recent years.
“Today we see that the green shoots have withered and that the growth trend is quite lean compared to our recent history. It’s complicated”, she says, noting that the new Cabinet introduced just over a month ago has not yet succeeded in restoring the lack of trust in the changes proposed by the current Government.
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How do you see the economic outlook for Chile during the rest of the year and into 2016?
After the withering away of a few green shoots, we expect a very slight increase in growth month on month, slowly coming together in rates of between 3% and 3.5% looking ahead to 2016. This is based on change taking place to the internal climate.
It is important to separate the current situation from the medium or long-term trends, which are also weaker. The latter should be a more pressing concern.
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And what is required to improve the internal climate?
It is crucial to reverse this climate of genuine economic uncertainty and the discrediting of politics, but dialogue is also needed.
It is very positive that the Government, through the Ministry of Finance, is showing concern for macroeconomic equilibrium, which regardless of everything else is credible and genuine. It should also be noted that growth is important for the sustainability of policies, although on its own it is insufficient. Generally, the Government agenda and its reforms should be viewed with caution.
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Speaking of the reforms, they have raised concerns in the business world…
The tax reform should be enhanced, because it involves first category tax rates in excess of OECD averages, but without its levels of productivity: it is overly complicated and reduces investment incentives. And the employment reform is misguided: if its objective is to increase wages, it should focus on improving productivity; and if its goal is merely to increase levels of unionism, which is more of a political objective, this could be done with incentives and by looking at the Equality Commission.
There are also water and pension reforms, before even mentioning the debate on the constitution. These go to the heart of the investment decisions that sustain growth.
We need to talk about goals rather than ideologies, as well as leadership that provides guidance and security within a serious debate. Indeed, any serious debate of this kind needs to restore trust in politics. This is why the Government must resolve the political problems and implement a program to restore integrity and prestige in politics and political parties. Without this, any initiative will be an uphill task, and if the policy is called upon to channel the debate, I do not see how the political scene can be excluded.
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In fact, the political scene and the reforms have damaged the reputation of the Government. According to the latest Adimark survey, approval ratings for the President and her administration have fallen to historic lows, despite the Cabinet reshuffle and the recent 21 May speech. How do you interpret these findings?
People feel disappointed. The reforms, which were supposed to bring benefits, have not delivered. There is also a political problem that needs to be addressed.
The economy matters. Inflation, slower employment growth, consumer expectations and investment are all important and all affect daily life.
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And just over a month since the Cabinet reshuffle, how do you assess the new ministers?
Lower than expected, although not much time has passed. The Minister of the Interior is expected to ensure effective coordination and order between the trends causing tension within the Government coalition; this tension is not enabling them to govern, and I presume that it is responsible, at least in part, for the contradictory signals coming from the Minister of Finance.
They are both exceedingly well prepared individuals and both have the ability to fulfil the roles. But, for now, they have given ambivalent or mixed signals. Sometimes they provide hope that changes can be made to the reform contents, and sometimes they do the opposite.
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And what, in your opinion, are these contradictory signals and how are they affecting the country?
In fiscal matters, the latter (Rodrigo Valdés) has been clear in prioritizing macroeconomic stability and stressing that growth cannot be sustained “by way of” fiscal policy. However, he has not stuck to the structural balance to the end of his term, or that of the Government program, and he insists that expenditure this year will be 9.8%, which is considerably higher than the level approved by the 2015 Budgets Act, given inflation of 4% and increased expenditure in 2014. My reading of the situation is that he is more focused on the balance and macroeconomic equilibrium, and that he will review projections as deemed necessary.
His concern for growth is commendable, but it has been well below the expected rate in terms of employment, on which his position has not differed greatly from his predecessor (Alberto Arenas). The only major difference is his tendency towards “the agreements”, which have not materialized, and his comments in favor of the German model, without any further explanation, are similar to a weather balloon, going up and down.
The minister, ultimately, is following the same track as his predecessor: sticking to the original proposal and not worsening it further. I hope I am wrong, because it would be beneficial for employment.
He has not done so well on the constitutional issue either, which is increasingly important. His sign of openness to discussing the concept of the right to private property and his subsequent attempts to claim it is valuable, while keeping the issue on the table, and his failure to make a declaration on the role of institutions and institutional balances in the economy as established by the Constitution… I find it hard to believe Rodrigo Valdés, the economist, does not think this will adversely affect growth in the short, medium and long-terms, and that it will not impact negatively on investment. I find it hard to believe that he can ignore this issue.
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What role do entrepreneurship and innovation play in growth? Are the reorganizations and announcements made by CORFO sufficient?
Entrepreneurship is at the heart of a thriving economy, along with initiative and growth. It is one of the cogs driving thousands of ideas; and although many of these fail, those that succeed help boost the efficiency of the others and bring about profit. Market errors can be corrected through financial support and programs from CORFO, in which sub-investments can be made. But the entrepreneurial climate is not with CORFO, as this emerges from valuing business success, accepting its failures and trying again. It is a virtuous mechanism within the economy as a whole.
THE “REFORM” EFFECT
Regarding its program, the Government has introduced a series of reforms, with most of the commotion in the business world stemming from the tax reform (currently in its implementation phase), the employment reform (under discussion) and the constitutional reform which, as the President has announced, will begin to take shape as of September.
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To what extent does the tax reform affect the climate for doing business in the country?
The tax reform increases the tax burden and, therefore, requires the adjustment of prices. The cost of this will be borne by everyone. In addition to the new balance, it will involve fewer incentives for investment and greater levels of corporate debt.
Furthermore, actors are keeping an eye on the content of every interpretive judgment of the law and its impacts, because the new systems have to be put into practice and, because it is such a complex reform, doubts are beginning to emerge. The sooner these are clarified by the Internal Revenue Service (SII), the better for helping to reduce the costs of the process.
Regulatory spaces are extremely important. The phrase goes that, “the devil is in the detail”, and this is the case for the reform at the moment. With the new minister I had expected greater openness, following a more detailed assessment.
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And the employment reform? What direction should that take?
This reform is definitely misguided. I would put more effort into the “agreements” with more spaces and materials for negotiating what is currently included in the law, in order to incentivize more collective bargaining on a voluntary basis and to motivate the use of these agreement spaces. This would lead to increased productivity and higher and more sustainable wages over time. It should be accompanied with all the necessary safeguards for workers, essentially relating to their willingness. This was emphasized by the Equality Commission, on which I participated a few years ago, where I worked on the specific working group looking into collective bargaining. It would maintain basic balances in the relationships that have driven real wage increases in agreement with rises in productivity, without eliminating the lifting of striking workers and allowing replacements under certain conditions.
Instead, this bill aims to oblige unionism beyond the freedom of association and seeks to promote greater conflict for wage increases. However, it is quite obvious that wages do not remain high because of conflict, but rather productivity. The bill focuses on making the prize equal for all, regardless of effort, meaning that the most productive worker, who will receive the same prize as all the others, will put in less effort, thereby bringing down the average. This is how to reduce productivity. It does not contemplate the technological internalization and substitution currently prevalent on the international level.
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Does Chile need constitutional reform?
I do not think so. But discussions on its content are long overdue, and we must understand that all institutions are subject to analysis and change. This second look is complicated for the economy.
Private property rights are an important issue, and its potential impact is fairly obvious, but it is not the only one. Institutions dependent on this debate also influence economic stability. The independence of the Central Bank has been a highly significant step forward and largely responsible for the progress of our country and its stability. Institutional balances and the convergence of their roles, responsibilities and powers have contributed to the fiscal stability accompanying this constitution. Although this does not mean that the document cannot be improved.
It seems to me that we have to avoid stumbling into a populist constitution. To ensure this does not happen, the first thing to do is to avoid feeding the belief that the constitution is the cause of all evil and that by changing it we can satisfy all our desires. As well as this being false, it will generate great frustration.