Para tiempos de crisis, líderes sabios

09 Agosto 2011
El Diario Financiero publica el martes 9 de agosto del 2011 una columna de Carolina Dell' Oro, relacionada con la crisis que está azotando no solo a Chile sino que también a distintas regiones geográficas y países desarrollados.  Es una crisis social en que de transfondo está la búsqueda de la felicidad por parte del hombre, la que no solamente se consigue con bienestar económico.

Martes 9 de agosto de 2011

Estoy desconcertada. Si miramos nuestro entorno, nuestro país, el mundo, vemos crisis: en la educación, en el mundo minero, en la economía mundial, las hambrunas en Africa, la violencia perpetrada por un joven a otros jóvenes inocentes. Y por otro lado, hace un par de días me tocó participar en la presentación del Barómetro de la Felicidad, iniciativa de una empresa privada, parte de las organizaciones que hoy que padecen un alto grado de cuestionamiento social. Dicho barómetro busca poner en la agenda pública un tema que parece ineludible para aquellos países que quieren hacer un salto del crecimiento al desarrollo. Parece que hoy el crecimiento no es suficiente; gracias a Dios, nos hemos dado cuenta que los países necesitan más que sólo números: necesitan miradas y proyectos, necesitan espacios físicos, emocionales y de sentido, que permitan que las personas se reconozcan, se encuentren y puedan mirarse cara a cara, que es una de las conclusiones principales destacadas por este barómetro.

Entonces me pregunto ¿qué vamos a hacer?, ¿quiénes son los encargados de hacerlo? 
Estos cuestionamientos pueden parecer extraños e idealistas. Sin embargo, una revista dedicada a los hombres de negocios como es Harvard Business Review, nos sorprende con un artículo de diez páginas dedicado al tema del “Líder Sabio”.

El artículo afirma que las organizaciones de hoy requieren de un nuevo tipo de líderes, aquellos que tomarán decisiones sabiendo que los resultados deben ser buenos no sólo para la organización, sino que de igual forma para la sociedad. Y ello, porque tienen en mente un propósito superior.

Postula que si bien este liderazgo exige más conocimiento que nunca, los líderes necesitan otro tipo de conocimiento algo olvidado: la sabiduría práctica, propia de los hombres prudentes. Un liderazgo que no consiste sólo en hacer cosas, sino primero en una reflexión deliberada que aplica los principios generales a las circunstancias, para tomar decisiones que sean armónicas con la persona y la sociedad. Es decir, que apunten más que a sólo crecimiento, al desarrollo.

Estos líderes son capaces de destacar lo importante de las cosas, dejando de lado los prejuicios y las rivalidades; promueven la creación de contextos compartidos, de conversación, discusión y decisión; pueden juzgar qué es lo bueno, practican el discernimiento moral, no sólo se basan en estadísticas. Para esto se requiere tener claro lo que es bueno y lo que es malo, y para ellos no todo es relativo. Podría seguir escribiendo muchas líneas sobre lo interesante que me pareció este artículo, porque apunta a una gran palabra que parece que hoy se ha desvirtuado: la prudencia. Líderes sabios, líderes prudentes.

Entonces la pregunta ya no es sólo quiénes deben liderar los esfuerzos para superar las crisis que hoy vemos, sino que tan relevante como quién es cómo lo hará. 
Este ‘cómo’ no sólo le corresponde a los principales líderes políticos del país, sino que plantea una obligación también para los líderes estudiantiles, laborales y sociales.

Estos tiempos turbulentos, son una posibilidad para repensar un nuevo liderazgo que permita gestar nuevos caminos.El Diario Financiero publica el martes 9 de agosto del 2011 una columna de Carolina Dell' Oro, relacionada con la crisis que está azotando no solo a Chile sino que también a distintas regiones geográficas y países desarrollados.  Es una crisis social en que de transfondo está la búsqueda de la felicidad por parte del hombre, la que no solamente se consigue con bienestar económico.

Martes 9 de agosto de 2011

Estoy desconcertada. Si miramos nuestro entorno, nuestro país, el mundo, vemos crisis: en la educación, en el mundo minero, en la economía mundial, las hambrunas en Africa, la violencia perpetrada por un joven a otros jóvenes inocentes. Y por otro lado, hace un par de días me tocó participar en la presentación del Barómetro de la Felicidad, iniciativa de una empresa privada, parte de las organizaciones que hoy que padecen un alto grado de cuestionamiento social. Dicho barómetro busca poner en la agenda pública un tema que parece ineludible para aquellos países que quieren hacer un salto del crecimiento al desarrollo. Parece que hoy el crecimiento no es suficiente; gracias a Dios, nos hemos dado cuenta que los países necesitan más que sólo números: necesitan miradas y proyectos, necesitan espacios físicos, emocionales y de sentido, que permitan que las personas se reconozcan, se encuentren y puedan mirarse cara a cara, que es una de las conclusiones principales destacadas por este barómetro.

Entonces me pregunto ¿qué vamos a hacer?, ¿quiénes son los encargados de hacerlo? 
Estos cuestionamientos pueden parecer extraños e idealistas. Sin embargo, una revista dedicada a los hombres de negocios como es Harvard Business Review, nos sorprende con un artículo de diez páginas dedicado al tema del “Líder Sabio”.

El artículo afirma que las organizaciones de hoy requieren de un nuevo tipo de líderes, aquellos que tomarán decisiones sabiendo que los resultados deben ser buenos no sólo para la organización, sino que de igual forma para la sociedad. Y ello, porque tienen en mente un propósito superior.

Postula que si bien este liderazgo exige más conocimiento que nunca, los líderes necesitan otro tipo de conocimiento algo olvidado: la sabiduría práctica, propia de los hombres prudentes. Un liderazgo que no consiste sólo en hacer cosas, sino primero en una reflexión deliberada que aplica los principios generales a las circunstancias, para tomar decisiones que sean armónicas con la persona y la sociedad. Es decir, que apunten más que a sólo crecimiento, al desarrollo.

Estos líderes son capaces de destacar lo importante de las cosas, dejando de lado los prejuicios y las rivalidades; promueven la creación de contextos compartidos, de conversación, discusión y decisión; pueden juzgar qué es lo bueno, practican el discernimiento moral, no sólo se basan en estadísticas. Para esto se requiere tener claro lo que es bueno y lo que es malo, y para ellos no todo es relativo. Podría seguir escribiendo muchas líneas sobre lo interesante que me pareció este artículo, porque apunta a una gran palabra que parece que hoy se ha desvirtuado: la prudencia. Líderes sabios, líderes prudentes.

Entonces la pregunta ya no es sólo quiénes deben liderar los esfuerzos para superar las crisis que hoy vemos, sino que tan relevante como quién es cómo lo hará. 
Este ‘cómo’ no sólo le corresponde a los principales líderes políticos del país, sino que plantea una obligación también para los líderes estudiantiles, laborales y sociales.

Estos tiempos turbulentos, son una posibilidad para repensar un nuevo liderazgo que permita gestar nuevos caminos.
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