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Entre el 2 y 13 de diciembre, Chile será sede de la próxima Conferencia de las Partes, COP25, la mayor cumbre que se realiza a nivel mundial para abordar la acción frente al cambio climático y nadie quiere quedarse afuera de ésta. Revisa aquí algunas de las principales opiniones al respecto:
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Es comprensible, por tanto, que haya quienes creen que en esta COP 25 el mundo empresarial deba mantener un bajo perfil y activarse sólo para el control de daños. Sin embargo, nosotros pensamos lo contrario. Chile tiene una tremenda oportunidad para mostrar que los países que se han desarrollado económica y socialmente, están mejor preparados para adaptarse y para contribuir a la mitigación del cambio climático, desafío en el que nuestras principales industrias son -y tienen la oportunidad de serlo aún más- protagonistas de la migración hacia una economía circular y baja en carbono”. (Minuta fue elaborada por el Grupo de Trabajo Empresarial COP 25 - SOFOFA, el que es integrado por Ximena Corbo, Marina Hermosilla, Patricio Jottar, Matías Domeyko, Francisco Ruiz Tagle, Juan José Ugarte, José Ramón Gutierrez, José Guzmán, Arturo Clement, Valter Moro, Pierre Devillers, Antonio Gallart, Thomas Keller, Claudio Seebach, Jorge Eugenín, Bernardo Larraín).
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La ministra Schmidt se ha dedicado en cuerpo y alma a la organización de la COP25, asumiendo un gran liderazgo ético. El ministro Couve tiene como objetivo imponer en Chile la evidencia científica al servicio de las políticas públicas (¡finalmente!) para encontrar soluciones que nos brinden una oportunidad. Pero el tiempo de la política no conversa con el tiempo que nos queda. La mala gestión del agua, además de la sequía de más de ocho años, nos ha llevado al nefasto puesto 18 de los países con mayor estrés hídrico (WRI). No tenemos 'Plan A' (ni hablar de 'Plan B') y apostar por que los gobiernos solucionarán el problema no es realista. A modo de ejemplo, hoy el 55% de las comunas tiene planes de reciclaje de basura, pero la realidad es que los chilenos solo reciclan el 1,7% de sus desechos (ni para saludo a la bandera)”. (Mónica Retamal, Directora Ejecutiva Fundación KODEA).
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Toda crisis esconde una oportunidad
No por mucho repetirla, la frase deja de ser cierta. Incluso cuando nos referimos al cambio climático y sus consecuencias en la sostenibilidad del planeta. Porque la respuesta a la crisis no pasa, como unos pocos piensan, por retroceder a las cavernas y evitar cualquier impacto humano sobre la naturaleza. Además de poco práctico, frenar o retroceder en el desarrollo resultaría de una enorme injusticia para las poblaciones más vulnerables.
Obviamente, se trata de reducir al máximo nuestros impactos, particularmente los relacionados con las emisiones de CO2, incrementando eficiencias, minimizando residuos y generando entornos de desarrollo circulares.
Pero también –y en este aspecto se suele poner menos énfasis del necesario- existe la oportunidad de incrementar nuestras capturas, potenciando –a su vez- la biodiversidad y la generación de productos derivados de fuentes naturales y renovables que nos permitan reemplazar aquellos derivados de combustibles fósiles.
Como lo ha demostrado en el transcurso de su historia más reciente, Chile cuenta con grandes condiciones para ocupar un rol destacado en este concierto de “secuestradores de CO2”, con sus cerca de 15 millones de hectáreas de bosques nativos (21% del territorio nacional) y algo más de 2 millones de hectáreas de plantaciones (3%) que se encuentran en manos de 25 mil propietarios.
Se estima que en el presente son algo más de 45 millones de toneladas de CO2 las que separan a Chile de la carbono neutralidad, una cantidad que –siguiendo los mismos derroteros actuales- podría duplicarse al 2050. Programas de reconversión y fomento de energías limpias, entre otras políticas, servirían para moderar el alza en la curva de emisiones. Pero sólo una conversación seria, técnica y desideologizada sobre aumento en el secuestro, permitirá al país conseguir la meta trazada.
Los organismos públicos han estimado que existen unos 3 millones de hectáreas de suelos de vocación forestal para ser plantados, potenciando de paso una industria necesaria para responder a la demanda creciente por estos productos naturales, como la madera para la construcción o la fibra para reemplazar plásticos.
Una estrategia que incorpore estos elementos y que integre la conservación, fomentando la extensión de nuestros bosques nativos, constituye la forma más razonable y eficiente de avanzar hacia la meta del 2050.
Guillermo Turner – Gerente de Asuntos Corporativos de CMPC y co-chair Comité de Sustentabilidad AmCham.[:]