Manteniendo el ImpulsoMaintaining Momentum

20 Abril 2011

En mayo del 2010, Chile se convirtió en el segundo miembro latinoamericano de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) después de México.


La invitación a unirse a la organización fue el reflejo de los avances de Chile, incluidas sus sólidas instituciones, robusto marco macroeconómico y las medidas que ha adoptado el país para liberalizar el comercio, mejorar la inversión y fortalecer las políticas sociales.


“La incorporación de Chile a la OCDE es testimonio de la extraordinaria transformación económica y social experimentada por este país en las últimas dos décadas”, señaló el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, durante una visita realizada a Chile en abril, su primera desde el ingreso del país a la entidad.


Pero el desafío hoy en día es mantener este impulso para mejorar aún más el bienestar de la población chilena, añadió Gurría.


“Sin menospreciar los logros del pasado, todavía hay mucho que hacer. El ingreso per cápita de Chile sigue estando muy por debajo de la media de la OCDE, mientras la desigualdad y la pobreza siguen siendo altas”, dijo a funcionarios de gobierno en el Ministerio de Hacienda.


Con un coeficiente de Gini cercano al 0,5, el grado de desigualdad en el ingreso disponible de los hogares en Chile es el más alto entre los países de la OCDE.


Un nuevo informe de la OCDE titulado “Mejores Políticas para el Desarrollo: Perspectivas OCDE sobre Chile” destaca algunas áreas en las que Chile necesita mejorar.


Chile ha resistido bien los efectos de la recesión global y del terremoto del año pasado, pero el desafío clave ahora es lograr una sólida recuperación al tiempo que se mantiene bajo control la inflación, indicó Gurría.


“En los próximos meses, la fuerte demanda interna (derivada de los gastos de reconstrucción y el incremento de los precios internacionales de los productos básicos) amenazan con avivar la inflación”, afirmó.


Para controlar las expectativas de inflación en el mediano plazo, el gobierno debe seguir retirando su estímulo monetario y fiscal, señaló.


Una segunda área de atención es el crecimiento de la productividad.


La productividad laboral de Chile, medida en términos de PIB por hora trabajada, es la peor de la OCDE, después de México, Polonia, Estonia y Turquía.


“Para cerrar esta brecha el país necesita de políticas de competitividad más agresivas, a fin de promover la eficiencia y la innovación”, sostuvo Gurría.


Las recientes reformas legislativas en esta área son un paso en la dirección correcta, pero el gobierno ahora debe asegurar su implementación eficiente, dijo.


Reducir la burocracia regulatoria para la creación de empresas y disminuir las barreras de entrada en los sectores de servicios también es importante, manifestó Gurría, quien añadió que la reciente reforma que acorta el tiempo necesario para formar una empresa de 27 a 16 días es un “avance crucial”.


En tercer lugar, Chile tiene mucho que ganar a partir de una mejora en la participación de las mujeres en el mercado laboral, dijo Gurría.


La tasa de participación femenina en el mercado laboral aún está muy por debajo del promedio de la OCDE: en el 2009, sólo el 47 por ciento de las mujeres en Chile tenían empleo, lo que se compara con el 62 por ciento de toda la OCDE.


El gobierno ha tomado importantes medidas para mejorar la entrega de servicios de guardería y para extender el período de postnatal, que son iniciativas que han demostrado ser efectivas en otros países de la OCDE.


“Sin embargo, para atacar realmente las raíces de la baja participación femenina en la población activa, el Gobierno deberá invertir más en servicios de guardería y atender las elevadas indemnizaciones por despido”, comentó Gurría.


En cuarto lugar, el mayor crecimiento de la productividad sólo será posible si Chile desarrolla una fuerza laboral bien educada y altamente capacitada, señaló el secretario general de la OCDE.


“Chile ha logrado avances impresionantes en la promoción de la educación superior en las dos últimas décadas. El reto ahora consiste en asegurar que todos los niños tengan acceso a una educación de alta calidad”, aseveró.


Gurría elogió los esfuerzos del gobierno para atraer a candidatos altamente calificados a la docencia, a través de la provisión de becas para alumnos con buenos resultados y mayores sueldos para los mejores profesores.


“Nuestra experiencia en la OCDE sugiere que éste es el camino correcto”, señaló.


En sistemas escolares exitosos como los de Finlandia o Corea, la profesión de profesor es muy respetada y los mejores estudiantes a menudo se convierten en profesores, destacó.


Avances en estas y otras áreas permitirán que Chile siga avanzando para reducir la pobreza y la inequidad, dos de los desafíos más grandes que aún enfrenta el país.


Chile ya es un país con “buenas prácticas” en muchas áreas de políticas públicas, pero tiene la oportunidad de aprender de las buenas prácticas de las economías más avanzadas del mundo, aseveró Gurría.


La OCDE incluso podría servir como trampolín para que Chile ingrese al G20 y a otras organizaciones que coordinan políticas entre países, añadió.


El primer miembro sudamericano de la OCDE tienen un “futuro luminoso (…) pero que esto no nos lleve a dormirnos en los laureles”, concluyó Gurría.


Chile necesita mejorar políticas en áreas como igualdad de oportunidades, acceso a la educación, participación femenina en la fuerza laboral y productividad, pero la experiencia de la OCDE también puede ayudarle a lograrlo.


Este nuevo informe entrega un mapa de la política en esa dirección.


Julian Dowling es editor de bUSiness CHILE

In May 2010, Chile became the OECD’s second Latin American member after Mexico.


The invitation to join the organization was a reflection of Chile’s progress including its sound institutions, solid macroeconomic framework, and the measures it has adopted to liberalize trade, enhance investment and strengthen social policies.


“Chile’s admission to the OECD is testimony to the extraordinary economic and social transformation it has accomplished over the past two decades,” said the OECD’s Secretary General, Angel Gurría, during a visit to Chile in April, his first since the country’s accession.


But the challenge today is to maintain this momentum to improve the well-being of the Chilean population even further, said Gurría.


“Notwithstanding past achievements, there is still a lot to do. Income per capita in Chile remains well below the OECD average, and inequality and poverty are still high,” he told government officials at the Finance Ministry.


With a Gini coefficient of around 0.5, the degree of inequality in household disposable income in Chile is the highest among OECD countries.


A new report by the OECD titled “Maintaining Momentum: OECD Perspectives on Policy Challenges in Chile,” points out some areas where Chile needs to improve.


Chile has weathered the shocks of the global recession and last year’s earthquake well, but the key challenge now is to achieve a strong recovery while keeping a lid on inflation, said Gurría.


“In the coming months, strong domestic demand - fuelled by reconstruction spending and booming international commodity prices - threatens to stoke inflation,” he said.


To control inflation expectations in the medium-term, the government must continue to withdraw monetary and fiscal stimulus, he said.


A second area of focus is productivity growth.


Chile’s labor productivity, measured in terms of GDP per hour worked, is the worst in the OECD, behind Mexico, Poland, Estonia and Turkey.


“To catch up, the country needs more aggressive competition policies, to promote efficiency and innovation,” said Gurría.


Recent legislative reforms in this area are a step in the right direction, but the government must now ensure efficient implementation, he said.


Reducing regulatory red tape for business start-ups and lowering entry barriers in the service sectors is also important, said Gurría, adding that the recent reform that reduces the time needed to set up an enterprise from 27 to 16 days is a “key step forward.”


Thirdly, Chile has much to gain from improving women’s participation in the labor market, said Gurría.


The female labor participation rate is still well below the OECD average: in 2009, only 47 percent of women in Chile were employed, compared to 62 percent across the OECD.


The government has taken important steps to improve the supply of childcare services and extend the maternity leave period, which are measures that have proven effective in other OECD countries.


“But in order to really tackle the roots of low female labor force participation, the government needs to invest more in crèche facilities and address high severance payments,” said Gurría.


Fourthly, higher productivity growth will only be possible if Chile develops a well-educated and highly-skilled workforce, said the OECD Secretary General.


“Impressive progress in promoting higher educational attainment has been made over the past two decades. The challenge is now to ensure that all children have access to high-quality education,” he said.


Gurría praised government efforts to attract highly qualified candidates into the teaching profession, through scholarships for students with good results, and higher salaries for the best teachers.


“Our experience in the OECD suggests that this is the right way to go,” he said.


In successful school systems like those in Finland or Korea, the teaching profession is highly regarded and the best students often become teachers, he noted.


Progress in these and other fields will enable Chile to continue moving forward to reduce poverty and inequality, two of the biggest challenges this country still faces.


Chile is already a “best-practice” country in many public policy areas, but it has the opportunity to learn from the best practices of the world’s most advanced economies, said Gurría.


The OECD could even serve as a trampoline for Chile to enter the G20 and other organizations that coordinate policies between countries, he added.


The OECD’s first South American member has a “very bright future” ahead but “it must not rest on its laurels,” concluded Gurría.


Chile needs to improve policies in areas such as equal opportunities, access to education, female participation in the workforce and productivity, but the OECD’s experience can help it to do so.


This new report offers a policy roadmap in that direction.


Julian Dowling is Editor of bUSiness CHILE

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