La propiedad intelectual y el camino hacia el desarrolloIntellectual Property and the Road to Development

01 Mayo 2008

En la economía global del siglo XXI, la innovación depende de la propiedad intelectual. La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual define la propiedad intelectual como las creaciones de la mente. Las invenciones, las obras literarias y artísticas, y los símbolos, nombres y diseños utilizados en el comercio, todos ellos son el material que compone la propiedad intelectual.


En cierto modo, los pueblos del mundo en desarrollo son como agricultores que ansían la lluvia. Las ideas que impulsan el desarrollo, flotan sobre ellos como si fueran nubes. Sabemos que las nubes se componen de agua, pero no se riega un campo con vapor de agua. Sólo cuando las nubes se abren, y la lluvia primaveral comienza a caer, el granjero puede cosechar su siembra. Y sólo cuando las innovaciones se pueden cristalizar y se hacen tangibles en la propiedad intelectual, las economías pueden crecer y desarrollarse.


Como lluvia caída del cielo


En el mundo, las industrias dedicadas a la innovación son el núcleo de nuestro progreso económico, creando empleos de salarios altos y elevando la competitividad. En los Estados Unidos, los economistas adjudicaron el 30-40% de todas las ganancias en productividad y crecimiento del siglo 20, a la innovación económica en todas sus formas.


Hoy en día, aproximadamente dos tercios del valor de los grandes negocios de los Estados Unidos se los puede adjudicar a los activos intangibles que llamamos propiedad intelectual.


Estos datos surgen de un estudio reciente titulado “Efectos económicos de las actividades manufactureras en los Estados Unidos que entrañan un uso intensivo de la propiedad intelectual” de Robert Shapiro y Nam Pham. En los últimos años, los sectores manufactureros que dependen de la propiedad intelectual ¾tales como el farmacéutico, el de equipos de comunicaciones y el de los semiconductores¾ generaron casi el doble de valor agregado por empleado, que otros sectores de manufactura. Los salarios en estos sectores también son más altos que el promedio nacional.


En la actividad manufacturera de los EE. UU., el número de empleos en ciencia e ingeniería ha crecido en los primeros años de esta década mucho más rápido en las industrias dedicadas a la innovación ¾casi el 86% en la industria farmacéutica y 88% en la manufactura de computadoras. Como declaró este mes el presidente de Microsoft, Bill Gates, ante el Congreso de los EE. UU., “la innovación es el motor del crecimiento de empleos; si no incentivamos la innovación aquí en nuestro país, el crecimiento económico declinará y traerá como resultado menos empleos para los trabajadores de los Estados Unidos”.


Un motor para la innovación


Sin embargo, la protección de la propiedad intelectual es probablemente aún más importante en los países en vías de desarrollo que en el mundo desarrollado. Como un primer caso de estudio, consideremos la industria de los juguetes en el Brasil, y de qué manera la propiedad intelectual juega un rol fundamental en la estrategia de éxito de una compañía y en el desarrollo económico del país.


Desde hace ya algunos años, la Cámara de Comercio de los EE. UU. lleva a cabo una encuesta anual sobre las compras que hacen los consumidores de mercancías falsificadas y su actitud con respecto a las imitaciones. Los descubrimientos con respecto al mercado de los juguetes son fascinantes. Mattel, uno de los fabricantes de juguetes más grandes del mundo, se sorprendió al descubrir que el mercado brasileño de juguetes falsificados era tres veces más grande que el mercado legal.


La encuesta también reveló que en las zonas del norte y centro-oeste del Brasil, donde Mattel no contaba con redes de distribución, los juguetes falsificados dominaban completamente el mercado. Lo más interesante fue descubrir que el precio de estos juguetes falsificados era mayor que el precio de sus legítimos originales en otras partes del Brasil.


¿Qué significado tiene esto para las perspectivas de crecimiento a largo plazo del Brasil? Algunas personas alegan que las falsificaciones son buenas para los pobres, porque ofrecen acceso a mercancías a bajo precio. Pero estos descubrimientos echan por tierra la idea que el descuido de la propiedad intelectual favorece de alguna manera el desarrollo.


En un escenario donde las mercancías falsificadas dominan, todos pierden, excepto los piratas. En primer lugar, la compañía legítima pierde negocios. En segundo lugar, el consumidor paga más por las falsificaciones que por el producto legítimo. Y en tercer lugar, el gobierno no recibe ingresos fiscales.


Gracias a estos descubrimientos, Mattel desarrolló una estrategia de tres puntas fundamentales que logró que se mejoraran drásticamente los resultados operativos:


§ Primero, trabajar con las autoridades para ampliar el cumplimiento y las actividades de capacitación con las aduanas para detener la corriente de competencia importada ilegal.


§ Segundo, lanzar un producto a precio popular para competir con las falsificaciones.


§ Y tercero, expandir las redes de distribución en las áreas donde los falsificadores tienen el mercado dominado.


Las patentes benefician a los inventores y a la sociedad


Como segundo caso de estudio, consideraremos de qué manera una patente beneficia no sólo a un inventor, sino a la sociedad. Cuando un inventor obtiene una patente, se le otorga un derecho temporal y exclusivo para explotar sus inventos y, de esa manera, recuperar su inversión.


Sin embargo, los inventores no son los únicos que se benefician con las patentes. Al solicitar una patente, el innovador tiene la obligación de revelar toda la información necesaria para reproducir su invento.


Por lo tanto, cuando una patente expira, toda la información que figura en los documentos de solicitud de la patente se hace pública, permitiendo de esa manera que otras compañías utilicen innovaciones pasadas para desarrollar nuevas.


La falta de protección a las patentes es una grave traba para los innovadores. Tomemos en consideración innovaciones destinadas a salvar vidas, como la nueva vacuna contra el Virus del Papiloma Humano. El HPV, como se lo conoce, puede dar origen a un cáncer cervical que, a su vez, es la segunda causa principal de muerte entre mujeres enfermas de cáncer.


La nueva vacuna de Merck contra el HPV, es un contundente ejemplo de los tipos de medicinas destinadas a salvar vidas que puede llegar a desarrollar la industria farmacéutica dedicada a la investigación. Los estudios han hallado que la vacuna es casi 100% efectiva en la prevención de enfermedades tales como el cáncer cervical, que son usualmente causadas por el virus del HPV.


¿De dónde surgió esta vacuna? Para combatir el implacable ataque de las bacterias y los virus sobre la salud humana, la industria farmacéutica incurre en algunos de los gastos más altos en investigación y desarrollo que pueda hacer cualquier otra industria del mundo. Para crear un nuevo producto farmacéutico, se requiere una inversión de unos $800 millones de dólares.


Se necesita más de una década de investigación y pruebas para poder comprobar la seguridad y eficacia del producto. Más del 90% de las posibles medicinas de la industria no logran superar los análisis clínicos, y sólo una minoría de esas que tiene éxito, logra recuperar el costo de su propia investigación. Sin la protección temporaria que garantizan las patentes, se podrían copiar estas medicinas destinadas a salvar vidas inmediatamente después de su lanzamiento y a muy bajo costo.


A la luz de estas dificultades, ¿qué incentivos posibles tienen los investigadores y empresarios para asumir los enormes riesgos, altos costos y horizonte de largo plazo de la industria farmacéutica? En dos palabras, las patentes. En algunos países, la ausencia de una eficaz protección de las patentes, elimina de hecho la capacidad de los investigadores de recuperar sus costos, y reinvertir parte de ellos en otros proyectos de investigación.


Y cuando un gobierno confisca la propiedad intelectual de una firma ― como hizo el Brasil el año pasado al sacar una licencia obligatoria para una droga del HIV/SIDA ― la señal que se envía al mercado es clara: la propiedad intelectual puede ser confiscada a voluntad.


El camino hacia el desarrollo


La protección de la propiedad intelectual no sólo beneficia a los innovadores. Es parte de una estrategia eficaz de los países en vías de desarrollo para atraer inversiones extranjeras directas y transferencia de tecnología. Un régimen de propiedad intelectual sólido, asegura a los potenciales inversores que sus capitales y tecnologías no serán víctimas de la piratería y la falsificación.


Consideremos los extensos beneficios sociales que la defensa de la propiedad intelectual puede traer a un país pequeño, como Singapur, con pocos recursos naturales excepto el ingenio de su población. Singapur ha experimentado un crecimiento tremendo que se lo relaciona directamente a su sólida protección a la propiedad intelectual, considerada entre las mejores de Asia.


Aunque Singapur es un país diminuto comparado con la India, consiguió atraer cuatro veces más inversión directa de todo el mundo ¾alrededor de $200 mil millones¾ principalmente en sectores de altos salarios que dependen de la propiedad intelectual. Por ejemplo,



  • Pfizer abrió recientemente instalaciones manufactureras por $600 millones en Singapur.

  • Lucasfilm Animation, propiedad de George Lucas, el creador de las películas de La guerra de las galaxias, abrió su único estudio de animación digital fuera de los Estados Unidos en Singapur en 2005.

  • BMW instaló recientemente su primer estudio de diseño fuera de Alemania o los Estados Unidos, en Singapur.

Nada de esto hubiera sucedido si Singapur careciera de un régimen de propiedad intelectual sólido. Comparemos esto con el Brasil, que el año pasado perdió la oportunidad de albergar nuevas y enormes instalaciones para Novartis. La compañía suiza Novartis identificó la ausencia de sólidas protecciones a la PI en el Brasil como una de las razones principales para elegir invertir en Singapur.


El ejemplo mexicano


Dentro de las Américas, México es un gran ejemplo de cómo un país puede obtener importantes beneficios con la protección de la propiedad intelectual. México aprobó nuevas protecciones a la propiedad intelectual en 1991, como parte de una serie de reformas que lo condujeron al Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En cinco años, la industria farmacéutica dedicada a la investigación triplicó la inversión en I+D en México.


Un estudio del Banco Mundial halló un importante cambio en el punto de vista de las firmas norteamericanas, quienes en 1991 se habían manifestado reticentes a transferir su última tecnología, inclusive a subsidiarias propias en México. En pocos años, todo esto había cambiado.


El país había atraído cientos de millones de dólares en inversiones; y estas inversiones crearon miles de empleos. Hoy en día, México se ha transformado en uno de los pocos países del mundo donde las firmas farmacéuticas desarrollaron por primera vez sus medicinas destinadas a salvar vidas.


Y, contrario a las acusaciones de algunos activistas, en México no se han visto subas en los precios de los productos farmacéuticos. En realidad, estos precios han bajado. Al mismo tiempo, los genéricos están más disponibles.


El ascenso en la cadena de valor


Finalmente, es imposible que los países logren conseguir desarrollo sostenible sin ascender en la cadena de valor.


Observemos a América del Sur, que ha gozado de un período de cinco años marcado como uno de sus mejores momentos económicos en la historia. El crecimiento fue notable, sostenido por altos precios internacionales en las materias primas de exportación, como los granos básicos y los metales.


Sin embargo, la región ha luchado con dificultad para ascender en la cadena de valor. Una de las razones son sus contradictorios antecedentes en la protección de la propiedad intelectual. La producción de materia prima agrícola, minerales y metales, y manufactura liviana, es una receta para márgenes bajos. Al patentar una invención o crear una marca, una compañía se impulsa dentro de la cadena de valor hacia márgenes más altos... y de esa manera mejores salarios y empleos.


En algunas industrias, vemos como los imitadores ganan una porción del mercado al llevarse los beneficios de otros innovadores, pero sólo están recogiendo las migajas que dejan los innovadores. Están intercambiando un negocio de márgenes altos por uno de márgenes bajos, y que depende de otro para mantenerse con vida. No se puede copiar el camino hacia la prosperidad.


El precio de la piratería


Se debe tener en consideración también, el precio que se paga por no proteger la propiedad intelectual. Con frecuencia, la gente afirma que el robo a la propiedad intelectual es un crimen donde no hay víctimas. De la misma manera que podemos medir en dinero real y empleos reales las ganancias que deja la protección de la propiedad intelectual, la falta de protección de la propiedad intelectual tiene costos reales también.


En todo el mundo, las pérdidas son aproximadamente de $650 mil millones al año. ¡En los Estados Unidos, un ciudadano pierde 15 veces más por el robo de bienes intangibles de lo que pierde en robos relacionados con bienes tangibles!


Aquí en América del Sur las pérdidas son asombrosas. Antes mencioné la encuesta anual que la Cámara de Comercio de los EE. UU. realiza sobre la falsificación en el Brasil, realizada con la Asociación Nacional del Brasil para la Protección de la Propiedad Intelectual. Nuestros estudios demuestran que la falta de protección de la propiedad intelectual socava las finanzas públicas de manera considerable.


Con sólo observar las pérdidas generadas por la falsificación y piratería de calzado deportivo, ropa y juguetes ¾sólo tres sectores de la economía¾, el estudio halló que el tesoro brasileño perdió de recolectar aproximadamente 20 mil millones de reales en ingresos fiscales. Un estudio similar de la Asociación de Industrias Discográficas estima que la piratería de música grabada le roba al tesoro del Brasil otros 30 mil millones de reales en ingresos fiscales perdidos.


La industria de la música en el Brasil demuestra cómo la falta de protección a la propiedad intelectual perjudica el desarrollo. Los artistas brasileños graban alrededor de tres cuartos de toda la música que se vende en el país, pero 40% de toda la música que se vende en el Brasil es pirateada. Los que pierden no son corporaciones multinacionales sin rostro, son los brasileños.


Esto es real en el enorme Brasil, pero también es real en economías más pequeñas de América Latina. Un estudio similar de la Cámara de Comercio de los EE. UU. y AmCham El Salvador lanzado el pasado diciembre, halló que en el área metropolitana de San Salvador la venta de mercancías de consumo falsificadas y pirateadas causó la pérdida de por lo menos $80 millones en ingresos fiscales el año pasado.


Pero estas pérdidas no se limitan a grandes multinacionales extranjeras. En 2005, la manufacturera Laboratorios Gamma con base en El Salvador, reportó que la falsificación de medicinas causó pérdidas económicas de alrededor de $40 millones a la industria farmacéutica del país.


Una amenaza para la salud y la seguridad


A las pérdidas económicas que presenta la falsificación, debemos agregarle las amenazas a la salud y a la seguridad. Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente el 25% de las medicinas que se venden en los países en vías de desarrollo son falsificaciones de dudoso valor médico.


Lo que es peor, estas medicinas falsas pueden ser mortales. En 2006, 365 personas murieron en Panamá luego de ingerir una medicina para el resfriado que luego se determinó era falsificada. Baterías para teléfonos celulares que explotan... fórmulas infantiles que proveen un bajo o nulo valor nutricional... extensiones de cables eléctricos que se prenden fuego... y pastillas de freno que no frenan... estos también son algunos de los peligros para la salud y la seguridad que presentan las mercancías falsificadas.


La Interpol denuncia que la falsificación y la piratería están entre los métodos preferidos de financiamiento de los grupos terroristas. Un ejemplo es el bombardeo de 1993 del World Trade Center en New York, financiado gracias a la venta del producto más banal, camisetas falsificadas.


La mayor atracción que encuentran los terroristas es simple: el tráfico de mercancías falsificadas brinda ganancias altas y riesgos bajos. La Interpol estima que la falsificación y la piratería pueden ser mucho más rentables que el tráfico de drogas. A las bandas de criminales les gusta porque, aunque las atrapen, el castigo es generalmente suave. Pero estos no son crímenes sin víctimas.


Los planes de la Cámara de los EE. UU.


La habilidad para proteger la propiedad intelectual que se basa en el conocimiento, es esencial en los planes de desarrollo de los países del mundo. Sin embargo, la propiedad intelectual de las industrias innovadoras está cada vez más en peligro alrededor del mundo. Algunos gobiernos y ONG están buscando agresivamente desgastar las protecciones a las patentes, marcas registradas y derechos de autor, y debilitar las industrias dedicadas a la innovación y la investigación.


Algunos activistas están atacando el concepto mismo de la propiedad intelectual. La definen como una idea obsoleta y una barrera al acceso a medicinas destinadas a salvar vidas y a tecnología crítica, que debe ser eliminada por el bien público. Insisten en que las empresas, los innovadores y los ingenieros desperdicien su duro trabajo para que otros lo reciban gratuitamente.


Una creciente indiferencia hacia la propiedad intelectual nos conduce a todos por un camino peligroso. Si esto no se detiene, podríamos enfrentarnos con un futuro donde los incentivos para la investigación y el desarrollo se vean exterminados por completo.


En respuesta, la Cámara de Comercio de los EE. UU. está trabajando con amigos y aliados del ámbito de los negocios, del gobierno y de la sociedad civil para contraatacar. El año pasado lanzamos el Centro Global para la Propiedad Intelectual. Su objetivo es apoyar a la propiedad intelectual como el motor vital del desarrollo global, el crecimiento y el progreso humano.


Nuestro objetivo es en parte educacional. Debemos educar al público y los que hacen las políticas sobre el valor y la importancia de la propiedad intelectual. A nivel internacional, el centro trabajará en conjunto con aliados para presentar nuestra causa en países y foros globales, donde la propiedad intelectual está siendo atacada.


En todos los países, hay emprendedores que invierten dinero, tiempo y sudor, y dejan su corazón para crear el próximo gran avance innovador. A cambio, debemos asegurarnos que estos innovadores tengan la tranquilidad de saber que sus ideas serán protegidas. El camino hacia el desarrollo comienza con la innovación, y la propiedad intelectual es el motor que nos llevará hasta allí.


John Murphy es Vicepresidente para Asuntos Internacionales de la Cámara de Comercio de los EE. UU. y Vicepresidente Ejecutivo de la Asociación de Cámaras Americanas de Comercio en Latinoamérica (AACCLA).



In this article, based on an address he delivered recently at the Americas Innovation Forum in Punta del Este, Uruguay, John Murphy looks at the benefits of protecting intellectual property - and the costs of not doing so.


In the global economy of the 21st century, we are increasingly finding that innovation depends on the protection of intellectual property. The World Intellectual Property Organization defines intellectual property as the creations of the mind: inventions, literary and artistic works, and the symbols, names, and designs used in commerce. If there is a road that leads from innovation to development, it surely passes through intellectual property.

In a sense, the peoples of the developing world are like farmers praying for rain. The ideas that drive development float above them like clouds. We know clouds are made of water, but water vapor never irrigated a field. Only when the clouds open, and the rains of spring fall down, can the farmer harvest his crop. And only when innovations can be crystallized and made tangible in intellectual property can economies grow and develop. (Olga, me parece que este imagen se presta para una ilustración)

Around the globe, the innovative industries are at the core of our economic progress - creating high-paying jobs, enhancing our competitiveness. In the United States, economists trace 30-40% of all gains in productivity and growth over the course of the 20th century to economic innovation in its various forms.

Today, approximately two-thirds of the value of America’s large businesses can be traced to the intangible assets that we call intellectual property. These are among the findings of a recent study entitled Economic Effects of Intellectual Property-Intensive Manufacturing in the United States by Robert Shapiro and Nam Pham.

According to this study, manufacturing sectors that depend on intellectual property - such as communications equipment, pharmaceuticals, and semiconductors - generated almost twice as much value-added per employee as other manufacturing sectors in recent years. Wages in these sectors are also much higher than the national average.

In U.S. manufacturing, the number of science and engineering jobs has grown in the first years of this decade much faster in the innovative industries - up nearly 86% in pharmaceuticals and 88% in computer manufacturing. As Microsoft chairman Bill Gates testified before the U.S. Congress in March, “Innovation is the engine of job growth; if we discourage innovation here at home, economic growth will decline, resulting in fewer jobs for American workers.”

An engine of innovation

However, protecting intellectual property is probably even more important in developing countries than it is in the developed world. Consider the perspectives of two very different industries that both depend on intellectual property. First, in Brazil, the toy industry has found that protecting intellectual property plays a key role in successful business strategies as well as the country’s economic development.

For several years, the U.S. Chamber of Commerce, the Brazil-U.S. Business Council and Brazil’s National Association for Intellectual Property Protection have conducted an annual survey of consumers’ purchases of counterfeit goods and their attitudes toward knock-offs. The findings in the market for toys are fascinating. Executives at Mattel, one of the world’s largest toy makers, were amazed to discover that the Brazilian market for counterfeit toys was three times as large as the legal market.

The survey also revealed that in Northern and West Central Brazil, where Mattel had no distribution network at all, counterfeit toys were completely dominant. What was most interesting was to find that the prices of these counterfeit toys were higher than the prices for their legitimate originals elsewhere in Brazil.

What does this mean for Brazil’s long-term prospects for development? Some activists claim that counterfeits are good for the poor because they offer access to goods at a lower price. However, these findings demolish the idea that failing to protect intellectual property is somehow pro-development.

Where counterfeit goods dominate, everyone is a loser except the pirates. First, the legitimate firm is losing business. Second, the consumer is paying more for the counterfeit goods than he would for the legitimate product. And third, the government is earning no tax revenue.

These findings led Mattel to develop a successful three-pronged strategy that led to drastically improved operating results:

§ First, work with the authorities to expand enforcement and training activities with customs to stem the tide of illegal imported competition;

§ Second, introduce a popularly priced product to compete with the fakes;

§ And third, expand distribution networks in areas where counterfeiters have dominated the market.

Patents benefit inventors and society

For a second case study, consider the ways a patent benefits not just an inventor, but society. When an inventor obtains a patent, he is given a temporary, exclusive right to exploit his inventions and thus recoup his investment.

However, inventors are not the only ones benefiting from patents. When applying for a patent, an innovator is obliged to disclose all the information needed to reproduce his or her invention.

Consequently, when a patent expires, all of the business-sensitive information on the patent application documents becomes public, thus allowing other companies to leverage past innovations in the development of new ones.

Lack of patent protection is a serious disincentive to innovators. Consider such life-saving innovations as the new vaccine against Human Papilloma Virus. HPV is a precursor to cervical cancer which in turn is the second leading cause of death among female cancer patients.

Merck’s new vaccine against HPV is a stunning example of the kinds of life-saving medicines the research-based pharmaceutical industry can develop. Studies have found the vaccine to be almost 100% effective in preventing diseases such as cervical cancer that are usually caused by the HPV virus.

Where did this vaccine come from? To combat the relentless assault on human health by bacteria and viruses, the pharmaceutical industry incurs some of the highest research and development costs of any industry in the world. To create a new pharmaceutical product requires an investment of about US$800 million.

It also takes more than a decade of research and testing to ensure the product’s safety and efficacy. More than 90% of the industry’s prospective medicines fail in clinical testing, and only a small minority of those that succeed manage to pay back even the cost of their own research. Without the temporary protection granted by patents, copiers cheaply replicate these life-saving medicines immediately after their release.

In light of these difficulties, what possible incentive do researchers and entrepreneurs have to assume the vast risks, high costs, and long time horizons of the pharmaceutical industry? In a word, it’s patents. The absence of effective patent protections in some countries effectively shuts down the ability of researchers to recoup their costs and reinvest part of it in other research projects.

When a government seizes a firm’s intellectual property - as Brazil did last year by issuing a compulsory license for an HIV/AIDS drug - the signal to the market is clear: intellectual property can be confiscated at will.

The road to development

Protecting intellectual property doesn’t just bring benefits to innovators. It’s part of any effective strategy for developing countries to attract foreign direct investment and technology transfer. A strong intellectual property regime reassures potential investors that their capital and their technologies will not fall prey to piracy and counterfeiting.

Consider the broad social benefits that defending intellectual property can bring to a small country, such as Singapore, with few natural resources but the ingenuity of its population. Singapore has experienced tremendous growth that is directly linked to its strong protections for intellectual property, which is considered to be among the best in Asia.

Though Singapore is a tiny country compared to India, it has managed to attract four times as much direct investment from around the globe - about US$200 billion - much of it in high-wage sectors that are reliant on intellectual property. Consider these examples:

§ Lucasfilm Animation, owned by George Lucas, the creator of the Star Wars films, opened its only digital animation studio outside the United States in Singapore in 2005.
§ BMW recently set up its first design studio outside Germany or the United States - in Singapore.
§ Pfizer recently opened a US$600 million manufacturing facility in Singapore.

None of this would have happened if Singapore lacked a strong intellectual property regime. Contrast this with Brazil, which in 2007 lost the opportunity to become the home of a huge new facility for Novartis. Switzerland-based Novartis identified the absence of strong IP protections in Brazil as one of the chief reasons it chose to invest in Singapore.

In the end, it’s impossible for countries to attain sustainable development without climbing the value chain.

South America has enjoyed a five-year period marked by some of its best economic times in history. Growth has been impressive, and it has been sustained by high international prices for key export commodities such as basic grains and metals.

However, the region has struggled to climb the value chain. Its mixed record on protecting intellectual property is one reason why. Producing agricultural commodities, minerals and metals, and light manufactures is a recipe for low margins. Patenting an invention or creating a brand allows companies to propel themselves up the value chain to higher margins, and thus higher wages and employment.

In some industries, copiers win a share of the market because they reap profits from others’ innovations, but they are just picking up the crumbs dropped by the innovators. They are trading a high-margin business for a low-margin business dependant on others for its life blood.

The Mexican ExampleIn the Americas, Mexico offers an excellent example of how a country can obtain significant benefits by protecting intellectual property. Mexico approved new intellectual property protections in 1991 as part of a series of reforms that led to the North American Free Trade Agreement (NAFTA). Within five years, R&D investment in Mexico by the research-based pharmaceutical industry tripled. A World Bank study found a significant shift in the views of U.S. firms, which in 1991 had been unwilling to transfer their newest technologies - even to wholly owned subsidiaries in Mexico. Within a few years, all of this had changed.The country has attracted hundreds of millions of dollars in investment; and these investments created thousands of jobs. Today, Mexico has become one of just a few countries in the world where pharmaceutical firms first roll out their new life-saving medicines. And contrary to the charges of some activists, Mexico has not seen prices rise for pharmaceutical products. In fact, these prices have fallen. At the same time, generics have become more widely available.

The price of piracy

The price of failing to protect intellectual property must also be considered. Too often, people claim that the theft of intellectual property is a victimless crime. Just as the gains from protecting intellectual property can be measured in real money and real jobs, failing to protect intellectual property has real costs as well.

Globally, the losses are approximately US$650 billion annually. In the United States, losses from the criminal theft of intangible property cost U.S. citizens 15 times as much as crimes such as theft and burglary that relate to tangible property!

In Latin America, the losses are staggering. The previously mentioned study of counterfeiting and piracy in Brazil shows that the failure to protect intellectual property undermines public finances in a devastating way.

Looking at the losses due to counterfeiting and piracy of sports footwear, apparel, and toys - only three sectors in the economy - the study found the Brazilian treasury lost out on approximately 20 billion reais in tax revenues. A similar study by the Recording Industry Association estimates that piracy of recorded music robs Brazil’s treasury of another 30 billion reais in lost tax revenues.

Brazil’s music industry illustrates how failure to protect intellectual property undermines development. Brazilian artists record about three-quarters of all the music sold in the country, but 40% of all music sold in Brazil is pirated. The losers aren’t faceless multinational corporations, but Brazilian artists.

What’s true in giant Brazil is also true in Latin America’s smaller economies. A study the U.S. Chamber and AmCham El Salvador released last December found that the sale of counterfeit and pirated consumer goods in the San Salvador metropolitan area caused the loss of at least US$80 million in tax revenues last year.

Nor are these losses limited to large, foreign multinationals. In 2005, El Salvador-based manufacturer Gamma Laboratorios reported that counterfeit medicines caused economic losses of around US$40 million for the country’s pharmaceutical industry.

To these economic losses, we must add the health and safety threat posed by counterfeiting. According to the World Health Organization, approximately 25% of the medicines sold in developing countries are counterfeits of dubious medical value.

Even worse, these fake medicines can be deadly. In 2006, 365 people died in Panama after taking a cold medicine that was later determined to be counterfeit. Cell phone batteries that explode, infant formula that provides little or no nutritional value, electrical extension cords that start fires, and brake pads that don’t brake - these are also among the health and safety hazards posed by counterfeit goods.

Interpol reports that counterfeiting and piracy are among the preferred methods of funding for a number of terrorist groups. One example is the 1993 bombing of the World Trade Center in New York, which was financed by sales of the most mundane product - counterfeit T-shirts.

The main attraction for terrorists is simple: trafficking in counterfeit goods brings high profits and low risks. Interpol estimates that counterfeiting and piracy can be far more profitable than drug-trafficking. Criminal gangs like it because, even if you get caught, the punishment is generally light. But these are not victimless crimes.

The U.S. Chamber’s plans

The ability to protect knowledge-based intellectual property is essential to the development plans of countries around the world. However, the intellectual property of innovative industries is increasingly under assault around the globe. Some governments and NGOs are aggressively seeking to erode patent, trademark and copyright protections and to undermine innovation- and research-based industries.

Opponents of intellectual property are also waging a battle for public opinion. They attack the very concept of intellectual property, defining it as an outdated notion and a barrier to access to life-saving medicine and critical technologies. They insist that businesses, innovators, and engineers should give away their hard work so it can be made available free of charge to others.

A growing disregard for intellectual property may lead us down a dangerous path. If it doesn’t stop, we could face a future where the incentives for research and development have been wiped out.

In response, the U.S. Chamber of Commerce is working with friends and allies in business, government, and civil society to fight back. Last year we launched the Global Intellectual Property Center. Its mission is to champion intellectual property as a vital engine of global development, growth, and human progress.

Our goal is in part educational. We must educate the public and policymakers about the value and importance of intellectual property. Internationally, the center will join with like-minded allies to advance our cause in countries and global forums where intellectual property is under attack.

Entrepreneurs in every country pour money, time, sweat, and their whole hearts into creating the next innovative breakthrough. In return, policymakers must make sure that these innovators have the comfort of knowing that their ideas will be protected. The road to development begins with innovation, and intellectual property is the engine that will get us there.

John Murphy is Vice President for International Affairs at the U.S. Chamber of Commerce and Executive Vice President of the Association of American Chambers of Commerce in Latin America (AACCLA).
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