En la economía global del siglo XXI, la innovación depende de la propiedad intelectual. La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual define la propiedad intelectual como las creaciones de la mente. Las invenciones, las obras literarias y artísticas, y los símbolos, nombres y diseños utilizados en el comercio, todos ellos son el material que compone la propiedad intelectual.
En cierto modo, los pueblos del mundo en desarrollo son como agricultores que ansían la lluvia. Las ideas que impulsan el desarrollo, flotan sobre ellos como si fueran nubes. Sabemos que las nubes se componen de agua, pero no se riega un campo con vapor de agua. Sólo cuando las nubes se abren, y la lluvia primaveral comienza a caer, el granjero puede cosechar su siembra. Y sólo cuando las innovaciones se pueden cristalizar y se hacen tangibles en la propiedad intelectual, las economías pueden crecer y desarrollarse.
Como lluvia caída del cielo
En el mundo, las industrias dedicadas a la innovación son el núcleo de nuestro progreso económico, creando empleos de salarios altos y elevando la competitividad. En los Estados Unidos, los economistas adjudicaron el 30-40% de todas las ganancias en productividad y crecimiento del siglo 20, a la innovación económica en todas sus formas.
Hoy en día, aproximadamente dos tercios del valor de los grandes negocios de los Estados Unidos se los puede adjudicar a los activos intangibles que llamamos propiedad intelectual.
Estos datos surgen de un estudio reciente titulado “Efectos económicos de las actividades manufactureras en los Estados Unidos que entrañan un uso intensivo de la propiedad intelectual” de Robert Shapiro y Nam Pham. En los últimos años, los sectores manufactureros que dependen de la propiedad intelectual ¾tales como el farmacéutico, el de equipos de comunicaciones y el de los semiconductores¾ generaron casi el doble de valor agregado por empleado, que otros sectores de manufactura. Los salarios en estos sectores también son más altos que el promedio nacional.
En la actividad manufacturera de los EE. UU., el número de empleos en ciencia e ingeniería ha crecido en los primeros años de esta década mucho más rápido en las industrias dedicadas a la innovación ¾casi el 86% en la industria farmacéutica y 88% en la manufactura de computadoras. Como declaró este mes el presidente de Microsoft, Bill Gates, ante el Congreso de los EE. UU., “la innovación es el motor del crecimiento de empleos; si no incentivamos la innovación aquí en nuestro país, el crecimiento económico declinará y traerá como resultado menos empleos para los trabajadores de los Estados Unidos”.
Un motor para la innovación
Sin embargo, la protección de la propiedad intelectual es probablemente aún más importante en los países en vías de desarrollo que en el mundo desarrollado. Como un primer caso de estudio, consideremos la industria de los juguetes en el Brasil, y de qué manera la propiedad intelectual juega un rol fundamental en la estrategia de éxito de una compañía y en el desarrollo económico del país.
Desde hace ya algunos años, la Cámara de Comercio de los EE. UU. lleva a cabo una encuesta anual sobre las compras que hacen los consumidores de mercancías falsificadas y su actitud con respecto a las imitaciones. Los descubrimientos con respecto al mercado de los juguetes son fascinantes. Mattel, uno de los fabricantes de juguetes más grandes del mundo, se sorprendió al descubrir que el mercado brasileño de juguetes falsificados era tres veces más grande que el mercado legal.
La encuesta también reveló que en las zonas del norte y centro-oeste del Brasil, donde Mattel no contaba con redes de distribución, los juguetes falsificados dominaban completamente el mercado. Lo más interesante fue descubrir que el precio de estos juguetes falsificados era mayor que el precio de sus legítimos originales en otras partes del Brasil.
¿Qué significado tiene esto para las perspectivas de crecimiento a largo plazo del Brasil? Algunas personas alegan que las falsificaciones son buenas para los pobres, porque ofrecen acceso a mercancías a bajo precio. Pero estos descubrimientos echan por tierra la idea que el descuido de la propiedad intelectual favorece de alguna manera el desarrollo.
En un escenario donde las mercancías falsificadas dominan, todos pierden, excepto los piratas. En primer lugar, la compañía legítima pierde negocios. En segundo lugar, el consumidor paga más por las falsificaciones que por el producto legítimo. Y en tercer lugar, el gobierno no recibe ingresos fiscales.
Gracias a estos descubrimientos, Mattel desarrolló una estrategia de tres puntas fundamentales que logró que se mejoraran drásticamente los resultados operativos:
§ Primero, trabajar con las autoridades para ampliar el cumplimiento y las actividades de capacitación con las aduanas para detener la corriente de competencia importada ilegal.
§ Segundo, lanzar un producto a precio popular para competir con las falsificaciones.
§ Y tercero, expandir las redes de distribución en las áreas donde los falsificadores tienen el mercado dominado.
Las patentes benefician a los inventores y a la sociedad
Como segundo caso de estudio, consideraremos de qué manera una patente beneficia no sólo a un inventor, sino a la sociedad. Cuando un inventor obtiene una patente, se le otorga un derecho temporal y exclusivo para explotar sus inventos y, de esa manera, recuperar su inversión.
Sin embargo, los inventores no son los únicos que se benefician con las patentes. Al solicitar una patente, el innovador tiene la obligación de revelar toda la información necesaria para reproducir su invento.
Por lo tanto, cuando una patente expira, toda la información que figura en los documentos de solicitud de la patente se hace pública, permitiendo de esa manera que otras compañías utilicen innovaciones pasadas para desarrollar nuevas.
La falta de protección a las patentes es una grave traba para los innovadores. Tomemos en consideración innovaciones destinadas a salvar vidas, como la nueva vacuna contra el Virus del Papiloma Humano. El HPV, como se lo conoce, puede dar origen a un cáncer cervical que, a su vez, es la segunda causa principal de muerte entre mujeres enfermas de cáncer.
La nueva vacuna de Merck contra el HPV, es un contundente ejemplo de los tipos de medicinas destinadas a salvar vidas que puede llegar a desarrollar la industria farmacéutica dedicada a la investigación. Los estudios han hallado que la vacuna es casi 100% efectiva en la prevención de enfermedades tales como el cáncer cervical, que son usualmente causadas por el virus del HPV.
¿De dónde surgió esta vacuna? Para combatir el implacable ataque de las bacterias y los virus sobre la salud humana, la industria farmacéutica incurre en algunos de los gastos más altos en investigación y desarrollo que pueda hacer cualquier otra industria del mundo. Para crear un nuevo producto farmacéutico, se requiere una inversión de unos $800 millones de dólares.
Se necesita más de una década de investigación y pruebas para poder comprobar la seguridad y eficacia del producto. Más del 90% de las posibles medicinas de la industria no logran superar los análisis clínicos, y sólo una minoría de esas que tiene éxito, logra recuperar el costo de su propia investigación. Sin la protección temporaria que garantizan las patentes, se podrían copiar estas medicinas destinadas a salvar vidas inmediatamente después de su lanzamiento y a muy bajo costo.
A la luz de estas dificultades, ¿qué incentivos posibles tienen los investigadores y empresarios para asumir los enormes riesgos, altos costos y horizonte de largo plazo de la industria farmacéutica? En dos palabras, las patentes. En algunos países, la ausencia de una eficaz protección de las patentes, elimina de hecho la capacidad de los investigadores de recuperar sus costos, y reinvertir parte de ellos en otros proyectos de investigación.
Y cuando un gobierno confisca la propiedad intelectual de una firma ― como hizo el Brasil el año pasado al sacar una licencia obligatoria para una droga del HIV/SIDA ― la señal que se envía al mercado es clara: la propiedad intelectual puede ser confiscada a voluntad.
El camino hacia el desarrollo
La protección de la propiedad intelectual no sólo beneficia a los innovadores. Es parte de una estrategia eficaz de los países en vías de desarrollo para atraer inversiones extranjeras directas y transferencia de tecnología. Un régimen de propiedad intelectual sólido, asegura a los potenciales inversores que sus capitales y tecnologías no serán víctimas de la piratería y la falsificación.
Consideremos los extensos beneficios sociales que la defensa de la propiedad intelectual puede traer a un país pequeño, como Singapur, con pocos recursos naturales excepto el ingenio de su población. Singapur ha experimentado un crecimiento tremendo que se lo relaciona directamente a su sólida protección a la propiedad intelectual, considerada entre las mejores de Asia.
Aunque Singapur es un país diminuto comparado con la India, consiguió atraer cuatro veces más inversión directa de todo el mundo ¾alrededor de $200 mil millones¾ principalmente en sectores de altos salarios que dependen de la propiedad intelectual. Por ejemplo,
Nada de esto hubiera sucedido si Singapur careciera de un régimen de propiedad intelectual sólido. Comparemos esto con el Brasil, que el año pasado perdió la oportunidad de albergar nuevas y enormes instalaciones para Novartis. La compañía suiza Novartis identificó la ausencia de sólidas protecciones a la PI en el Brasil como una de las razones principales para elegir invertir en Singapur.
El ejemplo mexicano
Dentro de las Américas, México es un gran ejemplo de cómo un país puede obtener importantes beneficios con la protección de la propiedad intelectual. México aprobó nuevas protecciones a la propiedad intelectual en 1991, como parte de una serie de reformas que lo condujeron al Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En cinco años, la industria farmacéutica dedicada a la investigación triplicó la inversión en I+D en México.
Un estudio del Banco Mundial halló un importante cambio en el punto de vista de las firmas norteamericanas, quienes en 1991 se habían manifestado reticentes a transferir su última tecnología, inclusive a subsidiarias propias en México. En pocos años, todo esto había cambiado.
El país había atraído cientos de millones de dólares en inversiones; y estas inversiones crearon miles de empleos. Hoy en día, México se ha transformado en uno de los pocos países del mundo donde las firmas farmacéuticas desarrollaron por primera vez sus medicinas destinadas a salvar vidas.
Y, contrario a las acusaciones de algunos activistas, en México no se han visto subas en los precios de los productos farmacéuticos. En realidad, estos precios han bajado. Al mismo tiempo, los genéricos están más disponibles.
El ascenso en la cadena de valor
Finalmente, es imposible que los países logren conseguir desarrollo sostenible sin ascender en la cadena de valor.
Observemos a América del Sur, que ha gozado de un período de cinco años marcado como uno de sus mejores momentos económicos en la historia. El crecimiento fue notable, sostenido por altos precios internacionales en las materias primas de exportación, como los granos básicos y los metales.
Sin embargo, la región ha luchado con dificultad para ascender en la cadena de valor. Una de las razones son sus contradictorios antecedentes en la protección de la propiedad intelectual. La producción de materia prima agrícola, minerales y metales, y manufactura liviana, es una receta para márgenes bajos. Al patentar una invención o crear una marca, una compañía se impulsa dentro de la cadena de valor hacia márgenes más altos... y de esa manera mejores salarios y empleos.
En algunas industrias, vemos como los imitadores ganan una porción del mercado al llevarse los beneficios de otros innovadores, pero sólo están recogiendo las migajas que dejan los innovadores. Están intercambiando un negocio de márgenes altos por uno de márgenes bajos, y que depende de otro para mantenerse con vida. No se puede copiar el camino hacia la prosperidad.
El precio de la piratería
Se debe tener en consideración también, el precio que se paga por no proteger la propiedad intelectual. Con frecuencia, la gente afirma que el robo a la propiedad intelectual es un crimen donde no hay víctimas. De la misma manera que podemos medir en dinero real y empleos reales las ganancias que deja la protección de la propiedad intelectual, la falta de protección de la propiedad intelectual tiene costos reales también.
En todo el mundo, las pérdidas son aproximadamente de $650 mil millones al año. ¡En los Estados Unidos, un ciudadano pierde 15 veces más por el robo de bienes intangibles de lo que pierde en robos relacionados con bienes tangibles!
Aquí en América del Sur las pérdidas son asombrosas. Antes mencioné la encuesta anual que la Cámara de Comercio de los EE. UU. realiza sobre la falsificación en el Brasil, realizada con la Asociación Nacional del Brasil para la Protección de la Propiedad Intelectual. Nuestros estudios demuestran que la falta de protección de la propiedad intelectual socava las finanzas públicas de manera considerable.
Con sólo observar las pérdidas generadas por la falsificación y piratería de calzado deportivo, ropa y juguetes ¾sólo tres sectores de la economía¾, el estudio halló que el tesoro brasileño perdió de recolectar aproximadamente 20 mil millones de reales en ingresos fiscales. Un estudio similar de la Asociación de Industrias Discográficas estima que la piratería de música grabada le roba al tesoro del Brasil otros 30 mil millones de reales en ingresos fiscales perdidos.
La industria de la música en el Brasil demuestra cómo la falta de protección a la propiedad intelectual perjudica el desarrollo. Los artistas brasileños graban alrededor de tres cuartos de toda la música que se vende en el país, pero 40% de toda la música que se vende en el Brasil es pirateada. Los que pierden no son corporaciones multinacionales sin rostro, son los brasileños.
Esto es real en el enorme Brasil, pero también es real en economías más pequeñas de América Latina. Un estudio similar de la Cámara de Comercio de los EE. UU. y AmCham El Salvador lanzado el pasado diciembre, halló que en el área metropolitana de San Salvador la venta de mercancías de consumo falsificadas y pirateadas causó la pérdida de por lo menos $80 millones en ingresos fiscales el año pasado.
Pero estas pérdidas no se limitan a grandes multinacionales extranjeras. En 2005, la manufacturera Laboratorios Gamma con base en El Salvador, reportó que la falsificación de medicinas causó pérdidas económicas de alrededor de $40 millones a la industria farmacéutica del país.
Una amenaza para la salud y la seguridad
A las pérdidas económicas que presenta la falsificación, debemos agregarle las amenazas a la salud y a la seguridad. Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente el 25% de las medicinas que se venden en los países en vías de desarrollo son falsificaciones de dudoso valor médico.
Lo que es peor, estas medicinas falsas pueden ser mortales. En 2006, 365 personas murieron en Panamá luego de ingerir una medicina para el resfriado que luego se determinó era falsificada. Baterías para teléfonos celulares que explotan... fórmulas infantiles que proveen un bajo o nulo valor nutricional... extensiones de cables eléctricos que se prenden fuego... y pastillas de freno que no frenan... estos también son algunos de los peligros para la salud y la seguridad que presentan las mercancías falsificadas.
La Interpol denuncia que la falsificación y la piratería están entre los métodos preferidos de financiamiento de los grupos terroristas. Un ejemplo es el bombardeo de 1993 del World Trade Center en New York, financiado gracias a la venta del producto más banal, camisetas falsificadas.
La mayor atracción que encuentran los terroristas es simple: el tráfico de mercancías falsificadas brinda ganancias altas y riesgos bajos. La Interpol estima que la falsificación y la piratería pueden ser mucho más rentables que el tráfico de drogas. A las bandas de criminales les gusta porque, aunque las atrapen, el castigo es generalmente suave. Pero estos no son crímenes sin víctimas.
Los planes de la Cámara de los EE. UU.
La habilidad para proteger la propiedad intelectual que se basa en el conocimiento, es esencial en los planes de desarrollo de los países del mundo. Sin embargo, la propiedad intelectual de las industrias innovadoras está cada vez más en peligro alrededor del mundo. Algunos gobiernos y ONG están buscando agresivamente desgastar las protecciones a las patentes, marcas registradas y derechos de autor, y debilitar las industrias dedicadas a la innovación y la investigación.
Algunos activistas están atacando el concepto mismo de la propiedad intelectual. La definen como una idea obsoleta y una barrera al acceso a medicinas destinadas a salvar vidas y a tecnología crítica, que debe ser eliminada por el bien público. Insisten en que las empresas, los innovadores y los ingenieros desperdicien su duro trabajo para que otros lo reciban gratuitamente.
Una creciente indiferencia hacia la propiedad intelectual nos conduce a todos por un camino peligroso. Si esto no se detiene, podríamos enfrentarnos con un futuro donde los incentivos para la investigación y el desarrollo se vean exterminados por completo.
En respuesta, la Cámara de Comercio de los EE. UU. está trabajando con amigos y aliados del ámbito de los negocios, del gobierno y de la sociedad civil para contraatacar. El año pasado lanzamos el Centro Global para la Propiedad Intelectual. Su objetivo es apoyar a la propiedad intelectual como el motor vital del desarrollo global, el crecimiento y el progreso humano.
Nuestro objetivo es en parte educacional. Debemos educar al público y los que hacen las políticas sobre el valor y la importancia de la propiedad intelectual. A nivel internacional, el centro trabajará en conjunto con aliados para presentar nuestra causa en países y foros globales, donde la propiedad intelectual está siendo atacada.
En todos los países, hay emprendedores que invierten dinero, tiempo y sudor, y dejan su corazón para crear el próximo gran avance innovador. A cambio, debemos asegurarnos que estos innovadores tengan la tranquilidad de saber que sus ideas serán protegidas. El camino hacia el desarrollo comienza con la innovación, y la propiedad intelectual es el motor que nos llevará hasta allí.
John Murphy es Vicepresidente para Asuntos Internacionales de la Cámara de Comercio de los EE. UU. y Vicepresidente Ejecutivo de la Asociación de Cámaras Americanas de Comercio en Latinoamérica (AACCLA).