Una nueva tecnología de medición láser desarrollada por una empresa chilena, puede ahorrar a los fabricantes de celulosa de madera millones de dólares al año.
Cualquier escolar sabe cómo calcular la cantidad de madera que hay en un tronco. Es sólo cuestión de tomar con una huincha de medir el largo y el ancho y hacer la multiplicación correcta.
Pero no es tan sencillo para los fabricantes de celulosa de madera saber exactamente cuánto de su principal materia prima están recibiendo de manos de sus proveedores. Pueden recibir hasta 500 camiones por día, cada uno cargado con hasta 1.000 troncos.
Eso hace que la medición manual sea un proceso que consume mucho tiempo y que, en el mejor de los casos, es inexacto. Y, luego, están todas las irregularidades en la forma de los troncos que afectan no sólo el cálculo de su volumen, sino que también su valor comercial.
Y, por supuesto, los proveedores saben muy bien cómo cargar los camiones para hacer que las mediciones sean más difíciles y para que parezca que hay más madera de lo que hay en realidad.
Sin embargo, una emergente empresa chilena, Woodtech, ha venido a su rescate. Fundada por dos jóvenes ingenieros graduados de la Pontificia Universidad Católica de Santiago, la empresa desarrolló un sistema de medición láser que, en sólo 45 segundos mientras un camión pasa a través de un portal -no muy distinto de los que se emplean en las carreteras chilenas con cobro electrónico de peaje- toma dos millones de mediciones y crea una imagen tridimensional del camión y su carga.
Esa es la parte sencilla, afirma Michael Yorston, uno de los fundadores. La parte más interesante e innovadora es que, mediante la aplicación de las fórmulas matemáticas correctas, esta imagen se puede usar para calcular no sólo el volumen de la madera en una carga, sino que también cuán rectos o deformados están los troncos.
Usando la medición manual, el error de cálculo típico del volumen de una carga oscila entre un 5% y un 10%, y siempre en contra del comprador, comenta Yorston. En otras palabras, si una planta de celulosa gasta US$100 millones al año en madera puede estar perdiendo entre US$5 y US$10 millones anuales.
Y la precisión no es la única ventaja del sistema de medición de cargas de madera de Woodtech. Además de ser más rápido y ahorrar costos en materia de personal, también crea un registro computacional de la carga que sigue ahí, en caso de posteriores dudas, cuando los troncos ya hayan sido convertidos en celulosa.
La tecnología de medición automática recién está comenzando a desarrollarse en otros países, pero en Chile, ya había sido explorada en la década de los 90 por Excelsys, empresa perteneciente a la familia de Olivier Paccot, el otro fundador de Woodtech. Sin embargo, debido a las limitaciones técnicas que existían en ese entonces, Excelsys prefirió concentrarse en software para la industria bancaria, su principal negocio, y su idea sobre la medición maderera se mantuvo dormida.
Eso hasta que fue redescubierta por Paccot y Yorston, recién egresados de la universidad, deseosos por formar su propio negocio, pero carentes de ideas, según recuerdan.
Aún entonces, se demoraron un poco para llegar a la medición de madera. Con un enfoque disciplinado, su primer paso -con el respaldo de un inversionista local- fue crear un modelo para evaluar distintas ideas de negocio. Tienen que haber analizado 15 proyectos distintos, comentan, y su primera incursión fue en los servicios de aviones ejecutivos.
“Vimos una oportunidad para profesionalizar ese mercado en Chile”, afirma Paccot. Continuaron luego con el inicio de una escuela para pilotos de helicópteros e incluso compraron un helicóptero, pero pronto se dieron cuenta que iba a ser difícil lograr que el negocio creciera a un tamaño significativo.
El desarrollo del sistema de medición de cargas de madera prometía mayores recompensas, pero era un desafío a una escala completamente diferente. Para comenzar, significaba la búsqueda de US$ 3 millones en capital inicial, más de lo que su financista original estaba en condiciones de comprometer.
Pero además de obtener algo de financiamiento inicial de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) de Chile, estos emprendedores llegaron a hablar con el grupo forestal Angelini. Al grupo le gustó lo que escuchó y puso el capital que necesitaban a cambio de una participación del 51% en la nueva empresa.
Algunos de los primeros sistemas de medición de cargas de madera de Woodtech -cada uno de los cuales tuvo un costo cercano a los US$400.000- se instalaron en las plantas de celulosa de la empresa Arauco, empresa que el grupo Angelini tiene en Chile. Pero fue al hablar de Brasil -lejos el mayor productor de celulosa de América Latina- que la mirada de los dos empresarios se llenó de orgullo.
Penetrar el mercado no era fácil, pero 7 de cada 12 sistemas de medición de cargas de madera que Woodtech ha instalado o está en el proceso de instalar están en Brasil. Y fue un gran honor cuando, a comienzos de este año, cerraron un contrato con Aracruz, el principal proveedor mundial de celulosa blanqueada de eucaliptos.
La tecnología de Woodtech puede utilizarse para medir tanto chips de madera así como troncos, pero Brasil abrió la puerta a otra aplicación: la medición de cargas de carbón. La trampa con el carbón es que, debido a que absorbe agua, no sirve pesarlo y es para una empresa brasileña, que se acercó a Woodtech, que la compañía chilena está instalando su primer sistema de medición de carbón.
Otro acontecimiento que, según los dos empresarios, les dio un importante empujón fue que su empresa fuera seleccionada para ser guiada por Endeavor, organización que promueve el emprendimiento. "Eso nos dio acceso a asesoría estratégica de parte de empresarios experimentados y nos alentó a pensar en grande”, asevera Yorston.
Y, dado que ello los puso en contacto con otros jóvenes emprendedores, también ha sido útil en los momentos bajos, añade Paccot. “Uno cree que es el único que tiene un problema y, entonces, te das cuenta que no estás solo”.
Woodtech, que ahora tiene un personal de 15 ingenieros, espera que sus ventas lleguen a los US$2,5 millones este año, pero aún tiene un problema, confiesan los dos empresarios. Necesita un flujo de caja más regular, en lugar de pasar de una gran venta a otra.
Eso es lo que espera conseguir a través de Woodtech TotalService, una nueva rama que, además de permitir a los clientes pagar por el servicio de medido al tiempo que lo usan, también incluye mantenimiento. De todas formas, los sistemas de medición de cargas de madera de Woodtech son monitoreados desde sus oficinas en Santiago y, si algo no funciona bien, está la posibilidad de que se pueda arreglar desde ahí.
Para el 2010, Woodtech apunta a tener instalados 50 sistemas de medición de cargas de madera y -en el corto plazo- se concentrará en Chile, Brasil y Argentina. Ahora, después de dejar la universidad con más entusiasmo que ideas, ahora los dos empresarios tienen mucho más de lo último, tanto para la expansión geográfica de su empresa -Escandinavia y Sudáfrica son los países que tienen en mente- y para cuando tengan tiempo, experimentar con nuevas aplicaciones para su tecnología.
Una nueva tecnología de medición láser desarrollada por una empresa chilena, puede ahorrar a los fabricantes de celulosa de madera millones de dólares al año.
Cualquier escolar sabe cómo calcular la cantidad de madera que hay en un tronco. Es sólo cuestión de tomar con una huincha de medir el largo y el ancho y hacer la multiplicación correcta.
Pero no es tan sencillo para los fabricantes de celulosa de madera saber exactamente cuánto de su principal materia prima están recibiendo de manos de sus proveedores. Pueden recibir hasta 500 camiones por día, cada uno cargado con hasta 1.000 troncos.
Eso hace que la medición manual sea un proceso que consume mucho tiempo y que, en el mejor de los casos, es inexacto. Y, luego, están todas las irregularidades en la forma de los troncos que afectan no sólo el cálculo de su volumen, sino que también su valor comercial.
Y, por supuesto, los proveedores saben muy bien cómo cargar los camiones para hacer que las mediciones sean más difíciles y para que parezca que hay más madera de lo que hay en realidad.
Sin embargo, una emergente empresa chilena, Woodtech, ha venido a su rescate. Fundada por dos jóvenes ingenieros graduados de la Pontificia Universidad Católica de Santiago, la empresa desarrolló un sistema de medición láser que, en sólo 45 segundos mientras un camión pasa a través de un portal -no muy distinto de los que se emplean en las carreteras chilenas con cobro electrónico de peaje- toma dos millones de mediciones y crea una imagen tridimensional del camión y su carga.
Esa es la parte sencilla, afirma Michael Yorston, uno de los fundadores. La parte más interesante e innovadora es que, mediante la aplicación de las fórmulas matemáticas correctas, esta imagen se puede usar para calcular no sólo el volumen de la madera en una carga, sino que también cuán rectos o deformados están los troncos.
Usando la medición manual, el error de cálculo típico del volumen de una carga oscila entre un 5% y un 10%, y siempre en contra del comprador, comenta Yorston. En otras palabras, si una planta de celulosa gasta US$100 millones al año en madera puede estar perdiendo entre US$5 y US$10 millones anuales.
Y la precisión no es la única ventaja del sistema de medición de cargas de madera de Woodtech. Además de ser más rápido y ahorrar costos en materia de personal, también crea un registro computacional de la carga que sigue ahí, en caso de posteriores dudas, cuando los troncos ya hayan sido convertidos en celulosa.
La tecnología de medición automática recién está comenzando a desarrollarse en otros países, pero en Chile, ya había sido explorada en la década de los 90 por Excelsys, empresa perteneciente a la familia de Olivier Paccot, el otro fundador de Woodtech. Sin embargo, debido a las limitaciones técnicas que existían en ese entonces, Excelsys prefirió concentrarse en software para la industria bancaria, su principal negocio, y su idea sobre la medición maderera se mantuvo dormida.
Eso hasta que fue redescubierta por Paccot y Yorston, recién egresados de la universidad, deseosos por formar su propio negocio, pero carentes de ideas, según recuerdan.
Aún entonces, se demoraron un poco para llegar a la medición de madera. Con un enfoque disciplinado, su primer paso -con el respaldo de un inversionista local- fue crear un modelo para evaluar distintas ideas de negocio. Tienen que haber analizado 15 proyectos distintos, comentan, y su primera incursión fue en los servicios de aviones ejecutivos.
“Vimos una oportunidad para profesionalizar ese mercado en Chile”, afirma Paccot. Continuaron luego con el inicio de una escuela para pilotos de helicópteros e incluso compraron un helicóptero, pero pronto se dieron cuenta que iba a ser difícil lograr que el negocio creciera a un tamaño significativo.
El desarrollo del sistema de medición de cargas de madera prometía mayores recompensas, pero era un desafío a una escala completamente diferente. Para comenzar, significaba la búsqueda de US$ 3 millones en capital inicial, más de lo que su financista original estaba en condiciones de comprometer.
Pero además de obtener algo de financiamiento inicial de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) de Chile, estos emprendedores llegaron a hablar con el grupo forestal Angelini. Al grupo le gustó lo que escuchó y puso el capital que necesitaban a cambio de una participación del 51% en la nueva empresa.
Algunos de los primeros sistemas de medición de cargas de madera de Woodtech -cada uno de los cuales tuvo un costo cercano a los US$400.000- se instalaron en las plantas de celulosa de la empresa Arauco, empresa que el grupo Angelini tiene en Chile. Pero fue al hablar de Brasil -lejos el mayor productor de celulosa de América Latina- que la mirada de los dos empresarios se llenó de orgullo.
Penetrar el mercado no era fácil, pero 7 de cada 12 sistemas de medición de cargas de madera que Woodtech ha instalado o está en el proceso de instalar están en Brasil. Y fue un gran honor cuando, a comienzos de este año, cerraron un contrato con Aracruz, el principal proveedor mundial de celulosa blanqueada de eucaliptos.
La tecnología de Woodtech puede utilizarse para medir tanto chips de madera así como troncos, pero Brasil abrió la puerta a otra aplicación: la medición de cargas de carbón. La trampa con el carbón es que, debido a que absorbe agua, no sirve pesarlo y es para una empresa brasileña, que se acercó a Woodtech, que la compañía chilena está instalando su primer sistema de medición de carbón.
Otro acontecimiento que, según los dos empresarios, les dio un importante empujón fue que su empresa fuera seleccionada para ser guiada por Endeavor, organización que promueve el emprendimiento. "Eso nos dio acceso a asesoría estratégica de parte de empresarios experimentados y nos alentó a pensar en grande”, asevera Yorston.
Y, dado que ello los puso en contacto con otros jóvenes emprendedores, también ha sido útil en los momentos bajos, añade Paccot. “Uno cree que es el único que tiene un problema y, entonces, te das cuenta que no estás solo”.
Woodtech, que ahora tiene un personal de 15 ingenieros, espera que sus ventas lleguen a los US$2,5 millones este año, pero aún tiene un problema, confiesan los dos empresarios. Necesita un flujo de caja más regular, en lugar de pasar de una gran venta a otra.
Eso es lo que espera conseguir a través de Woodtech TotalService, una nueva rama que, además de permitir a los clientes pagar por el servicio de medido al tiempo que lo usan, también incluye mantenimiento. De todas formas, los sistemas de medición de cargas de madera de Woodtech son monitoreados desde sus oficinas en Santiago y, si algo no funciona bien, está la posibilidad de que se pueda arreglar desde ahí.
Para el 2010, Woodtech apunta a tener instalados 50 sistemas de medición de cargas de madera y -en el corto plazo- se concentrará en Chile, Brasil y Argentina. Ahora, después de dejar la universidad con más entusiasmo que ideas, ahora los dos empresarios tienen mucho más de lo último, tanto para la expansión geográfica de su empresa -Escandinavia y Sudáfrica son los países que tienen en mente- y para cuando tengan tiempo, experimentar con nuevas aplicaciones para su tecnología.