Michael Grasty habla sobre la inversión extranjera en Chile y qué debe hacerse para ser más atractivos en El Diario Financiero
Conforme a las estadísticas del Comité de Inversiones Extranjeras (Cinver), la inversión extranjera en Chile disminuyó un 48% en el último año. Esta cifra resulta preocupante si se analiza en forma aislada; sin embargo, resulta francamente alarmante si se evalúa en detalle y considerando el verdadero aporte e importancia de la inversión extranjera para nuestro país. ¿Cuáles son los motores de crecimiento y cambio de nuestro país y cuál ha sido el aporte de la inversión extranjera a cada uno de estos sectores? No se requiere hacer un análisis profundo para concluir rápidamente que hay importantes aportes de inversionistas extranjeros en todos aquellos sectores que han cambiado la cara de nuestro país, incluyendo actividades determinantes como la minería, telecomunicaciones, energía, acuicultura, viticultura, fruticultura, infraestructura, servicios financieros, y muchos otros. Curiosamente, aquellas áreas en las que más atrasados estamos, como salud, educación y tecnología, prácticamente no hay inversión extranjera.
Michael Grasty habla sobre la inversión extranjera en Chile y qué debe hacerse para ser más atractivos en El Diario Financiero
Conforme a las estadísticas del Comité de Inversiones Extranjeras (Cinver), la inversión extranjera en Chile disminuyó un 48% en el último año. Esta cifra resulta preocupante si se analiza en forma aislada; sin embargo, resulta francamente alarmante si se evalúa en detalle y considerando el verdadero aporte e importancia de la inversión extranjera para nuestro país. ¿Cuáles son los motores de crecimiento y cambio de nuestro país y cuál ha sido el aporte de la inversión extranjera a cada uno de estos sectores? No se requiere hacer un análisis profundo para concluir rápidamente que hay importantes aportes de inversionistas extranjeros en todos aquellos sectores que han cambiado la cara de nuestro país, incluyendo actividades determinantes como la minería, telecomunicaciones, energía, acuicultura, viticultura, fruticultura, infraestructura, servicios financieros, y muchos otros. Curiosamente, aquellas áreas en las que más atrasados estamos, como salud, educación y tecnología, prácticamente no hay inversión extranjera.
Nuestra institucionalidad jurídica está consolidada; el manejo de la economía ha sido serio y responsable; la clase empresarial chilena ha dado muestras de creatividad y efectividad al competir eficientemente en todos los mercados globales y nuestra imagen es cada día más reconocida. Tanto así que frecuentemente somos señalados como ejemplo de lo que hay que hacer. Y nuestro país es uno de los favoritos cuando se trata de firmar tratados de libre comercio, lo cual ha redundado en un aumento significativo del intercambio comercial. Basta con recordar que en los poco mas de dos años que llevamos con el TLC con Estados Unidos, el intercambio ha aumentado en cerca de un 85%.
Sin embargo, en materia de inversión, no pasa nada. No estamos en el radar de países más avanzados como un lugar en el cual invertir. ¿Por qué? ¿Qué está pasando que no hay inversión extranjera significativa? Una primera respuesta es que estamos insertos en una región que no es vista como favorable a la inversión extranjera. Varios países de la zona han tratado muy mal a los inversionistas y estos se han retirado con grandes pérdidas. Otros muestran tendencias nacionalistas o populistas viendo con malos ojos al inversionista extranjero. Lamentablemente, por su tamaño, Chile no tiene la luz suficiente para brillar por sí solo y las nubes de la región la tornan difícil de observar. ¿Qué necesitamos hacer para acercarnos a los países modelo, como Finlandia, Irlanda o Nueva Zelandia?
Aquí van algunas proposiciones:
Innovación e investigación tecnológica: El gasto per cápita en innovación y desarrollo de nuevas tecnologías en nuestro país es del orden de 0,5% del PIB, inferior al promedio del mundo (1.3%), de los países asiáticos (1,4%) y al de los países desarrollados (2,4%). El rol de la innovación y desarrollo es una estrategia clave para aumentar la competitividad de Chile. Para lograr esto es necesario una alianza público/privada entre las empresas, las universidades y el gobierno para el desarrollo de programas de investigación. Es algo que ya hemos hecho a través del Programa Pro Competitividad (Procom), una alianza entre Sofofa, Corfo, AmCham y Mc Kinsey para estudiar la competitividad de diferentes sectores productivos. Ya se investigó el potencial exportador de carne bovina y estamos iniciando el estudio del sector de las tecnologías de la información, incorporándose ACTI a este esfuerzo. La colaboración mutua sólo redundará en mayor conocimiento, productividad y en definitiva creará riqueza.
Mejorar la educación: Aunque el gasto público en educación ha sido del orden de 4,1% en los últimos años, lo cual no difiere mucho del promedio de la OCDE, los indicadores de calidad arrojan resultados desalentadores, que muestran que en materia de manejo del idioma en la escala combinada de lectura en los niveles superiores Chile llega a un 4,9%, cuando Finlandia alcanza un 54%, Nueva Zelandia un 47%, Irlanda un 41%, España un 23% y Argentina un12%. Aquí hay un desafío enorme.
Capacitación: La tasa de participación en Chile en capacitación en la etapa laboral es del 11%, que equivale a una cuarta parte del porcentaje de trabajadores que se capacitan en Nueva Zelandia (40%) o Finlandia (40%). Para ser más productivos y más atractivos para los inversionistas, necesitamos comprometer a nuestro mejor capital humano. Si no tenemos un “talent pool” atractivo, las inversiones extranjeras se irán hacia donde encuentren a ese capital humano educado y capacitado..
Dar una adecuada protección a la propiedad intelectual: No sólo es necesario dar estricto cumplimiento a los compromisos internacionales asumidos legalmente, sino que es de nuestro propio interés dar una adecuada protección a la creatividad de nuestros emprendedores, artistas, científicos e intelectuales, puesto que es la única forma que empresas que quieran instalarse en Chile sientan seguridad de que sus inversiones en innovación e inteligencia intelectual serán respetadas.
Aprovechar las ventajas comparativas: La tendencia que se observa -especialmente por parte de las grandes multinacionales-es que las inversiones se reparten en clusters más pequeños a través del mundo. Esto significa que Chile necesita enfocarse más en promover algunos sectores específicos, dónde pueda ofrecer competitividad. Pensemos en tecnología aplicada, la industria alimenticia, la biotecnología u otras nuevas, además de aquellas ya existentes relacionadas con la minería, acuicultura y otras.
Aspectos laborales: En materia laboral, urge estudiar el tema de la empleabilidad o flexibilidad laboral. La experiencia internacional puede aportar interesantes ejemplos para mejorar en este aspecto.
En materia tributaria es necesario revisar la carga impositiva, que tiene una tasa marginal máxima de un 40%, muy alta en comparación al resto de nuestra “competencia” y claramente un elemento que desalienta el emprendimiento. Necesitamos ofrecer incentivos inteligentes para atraer inversión extranjera en vez de castigarlos con impuestos miopes (Royalty a la minería) que muestran un paso en la dirección equivocada. Aquí se requieren soluciones innovadoras. En el caso de la minería, quienes más saben y más intereses tienen en “innovar” son los propias empresas mineras. Ellas debieran poder destinar sus fondos a uno de innovación e investigación. ¿Por qué no seguir el modelo de Fundación Chile, entidad que ha sido responsable de tantas “innovaciones” o “revoluciones” en el campo agroindustrial y pesquero, tales como la industria del salmón, turbot, las berries...y tantos otros. Para esto, en vez de castigar con impuestos, acojamos con incentivos a la donación y financiamiento de corporaciones, fundaciones y otras ONG.
Campaña Imagen País: Chile tiene que hacer un esfuerzo serio por “dar a conocer lo que ha hecho” de una manera más profesional en el extranjero. Desde el punto de vista político las Embajadas han hecho una labor importante pero no suficiente. ProChile y otros organismos han avanzado mucho. Pero necesitamos ser mucho más agresivos, y convencernos de que sin inversiones, sin recursos, es poco lo que se puede hacer para que nos conozcan los actores que realmente nos interesa que nos conozcan: Los inversionistas y la comunidad de negocios en general. En palabras simples, necesitamos mejorar nuestro marketing internacional.
Chile consiguió entrar a las grandes ligas del comercio internacional con mucho esfuerzo e imaginación. El sector privado dio muestras de creatividad y sentido de oportunidad al lograr producir bienes apreciados por todo el mundo. Pero necesitamos consolidar esta posición y continuar mejorando para seguir siendo competitivos. Para dar el salto al desarrollo se necesita crecer por sobre el 6%. Hoy en día esa meta no pareciera muy lejana por el alto precio de los commodities. Pero eso es algo circunstancial. Para crecer de manera sostenida se requiere más inversión calificada.
Debemos producir un gran consenso de cómo ser más atractivos. Esa es nuestra responsabilidad como país, como empresarios y como ciudadanos comprometidos con la creación de riquezas y oportunidades para todos.