El suministro energético es una consideración estratégica clave para Chile tal como lo es para otras naciones. Pero los países desarrollados consumen hasta cuatro veces más energía per cápita que Chile y a costos mucho más bajos. Para ir a la par del crecimiento económico proyectado, se estima que Chile necesitará casi triplicar su generación eléctrica anual a cerca de 160.000 gigavatios hora para el 2030.
Entonces ¿de dónde provendrá estar energía? En la actualidad, el 75% de la matriz total de energía primaria de Chile se importa como petróleo, carbón y GNL, y es improbable que esta cifra cambie mucho en el futuro cercano. La capacidad de generación eléctrica de Chile actualmente se divide casi equitativamente entre hidroelectricidad y combustibles fósiles, pero podría volverse más diversificada mediante la incorporación de más energías renovables no convencionales (ERNC), incluyendo fuentes eólicas, solares, de biomasa y geotérmicas.
Por supuesto no es labor de AmCham definir la futura matriz energética de Chile, decidir si ciertas regulaciones son mejores que otras o señalar qué proyectos están cumpliendo con las normas ambientales. Pero sí creemos que es importante mantener todas las opciones abiertas y que Estados Unidos tiene mucho que aportar en este debate.
Durante la visita que realizó a Chile en marzo, el presidente Barack Obama anunció en conjunto con el presidente Sebastián Piñera la creación del Consejo Empresarial Chileno- Estadounidense sobre Energía que identificará oportunidades de negocios e inversión para compañías chilenas y estadounidenses en el área de las energías limpias. Los Gobiernos de Estados Unidos y Chile están trabajando para lanzar a fin de año una iniciativa público- privada en Chile y AmCham se enorgullece de ayudar en estas iniciativas.
La larga y diversa geografía de Chile, sus abundantes recursos naturales, el nivel de desarrollo tecnológico y los incentivos a la innovación implican que tiene el potencial para convertirse en un líder en materia de energías renovables no convencionales. La cantidad de estos proyectos está creciendo cada año y la meta del Gobierno es que el 20 por ciento de la generación total provenga de fuentes de ERNC -principalmente eólica, solar y de biomasa- para el 2020.
Hay algunas barreras a estos proyectos en Chile, las que incluyen la dificultad de conectarse al sistema de transmisión y de obtener precios de largo plazo estables, pero con más incentivos y normas claras estos proyectos pueden volverse más competitivos.
Los subsidios y políticas de los gobiernos de Estados Unidos y Europa orientados a las energías renovables y la eficiencia energética han reducido los costos de la tecnología en la última década y han creados nuevas oportunidades de negocios. La matriz energética de Estados Unidos tiene 70 veces el tamaño de la de Chile en términos de de capacidad instalada de generación y se ha creado una enorme industria de proveedores de tecnologías limpias. Localizar a estos proveedores y descifrar lo que pueden ofrecer a Chile es parte del objetivo del consejo antes mencionado.
Otro de sus objetivos es trabajar con universidades y empresas estadounidenses para hacer que la infraestructura energética de Chile esté mejor preparada para futuros desastres naturales, incluidos terremotos y maremotos.
Las universidades de Estados Unidos son líderes mundiales en investigación de energías limpias y los encargados de la toma de decisiones de Chile deberían aprovechar esta base de conocimiento. Además, muchas universidades estadounidenses tienen fuertes vínculos con Chile y ofrecen becas o acuerdos de intercambio para que profesionales chilenos aprendan sobre las últimas tecnologías, incluida la energía nuclear. Si Chile con el tiempo desarrolla este tipo de energía, necesitará muchos profesionales capacitados y ello toma tiempo.
A fin de satisfacer sus crecientes necesidades energéticas e incrementar su competitividad económica, Chile necesita toda la información disponible para tomar la mejor decisión. Nosotros, en AmCham, confiamos en que el consejo contribuirá a este objetivo al tiempo que facilita oportunidades de negocios que ayuden a resolver los importantes desafíos energéticos de Chile.
Javier Irarrázaval es presidente de AmCham y director gerente de The Walt Disney Company para la región Andina.
Energy supply is a key strategic consideration for Chile as it is for other countries. But developed countries consume up to four times more energy per capita than Chile and at much lower costs. To keep up with projected economic growth, it is estimated that Chile will need to nearly triple its annual power output to some 160,000 gigawatt hours by 2030.
So where will this energy come from? Currently, 75% of Chile’s total primary energy matrix is imported in the form of oil, coal and LNG, and this figure is unlikely to change much in the near future. Chile’s power generation capacity is currently divided roughly evenly between hydropower and fossil fuels, but it could become more diversified by incorporating more non-conventional renewable energy (NCRE) including wind, solar, biomass and geothermal sources.
Of course it is not AmCham’s duty to define Chile’s future energy matrix, decide whether certain regulations are better than others, or say which projects are in compliance with environmental norms. But we do believe it is important to keep all options open and that the United States has much to contribute to this debate.
During his visit to Chile in March, President Obama together with President Piñera announced the creation of the US-Chile Energy Business Council that will identify business and investment opportunities for Chilean and US companies in the area of clean energy. The US and Chilean governments are working to launch this public-private initiative in Chile by the end of the year and AmCham is proud to assist in these efforts.
Chile’s long and diverse geography, abundant natural resources, level of technological development and incentives for innovation mean it has the potential to become a leader in non-conventional renewable energy. The number of these projects is growing each year and the government’s target is for 20% of total generation to come from NCRE sources - mainly wind, biomass and solar - by 2020.
There are some barriers to these projects in Chile including the difficulty of connecting to the transmission system and obtaining stable long-term energy prices, but with more incentives and clear rules these projects can become more competitive.
US and European government policies and subsidies aimed at renewable energy and energy efficiency have lowered technology costs in the last decade and created new business opportunities. The US energy matrix is 70 times the size of Chile’s in terms of installed generation capacity and a huge industry of clean technology suppliers has been created. Locating these suppliers and figuring out what they can offer Chile is part of the Council’s goal.
Another of its aims is to work with US universities and companies to make Chile’s energy infrastructure better prepared for future natural disasters including earthquakes and tsunamis.
US universities lead the world in clean energy research and Chile’s decision makers should take advantage of this knowledge-base. In addition, many US universities have strong links to Chile and offer scholarships or exchange agreements for Chilean professionals to learn about the latest technologies including nuclear energy. If Chile does eventually develop this source of energy, it will need many trained professionals and that takes time.
In order to meet its growing energy needs and increase its economic competitiveness, Chile needs all the information available to make the best decision. We, at AmCham, are confident that the Council will contribute to this objective while facilitating business opportunities that help solve Chile’s important energy challenges.
Javier Irarrazavál is president of AmCham and managing director of The Walt Disney Company for the Andean region.
El suministro energético es una consideración estratégica clave para Chile tal como lo es para otras naciones. Pero los países desarrollados consumen hasta cuatro veces más energía per cápita que Chile y a costos mucho más bajos. Para ir a la par del crecimiento económico proyectado, se estima que Chile necesitará casi triplicar su generación eléctrica anual a cerca de
160.000 gigavatios hora para el 2030.
Entonces ¿de dónde provendrá estar energía? En la actualidad, el 75% de la matriz total de energía primaria de Chile se importa como petróleo, carbón y GNL, y es improbable que esta cifra cambie mucho en el futuro cercano. La capacidad de generación eléctrica de Chile actualmente se divide casi equitativamente entre hidroelectricidad y combustibles fósiles, pero podría volverse más diversificada mediante la incorporación de más energías renovables no convencionales (ERNC), incluyendo fuentes eólicas, solares, de biomasa y geotérmicas.
Por supuesto no es labor de AmCham definir la futura matriz energética de Chile, decidir si ciertas regulaciones son mejores que otras o señalar qué proyectos están cumpliendo con las normas ambientales. Pero sí creemos que es importante mantener todas las opciones abiertas y que Estados Unidos tiene mucho que aportar en este debate.
Durante la visita que realizó a Chile en marzo, el presidente Barack Obama
anunció en conjunto con el presidente Sebastián Piñera la creación del Consejo Empresarial Chileno- Estadounidense sobre Energía que identificará oportunidades de negocios e inversión para compañías chilenas y estadounidenses en el área de las energías limpias. Los Gobiernos de Estados Unidos y Chile están trabajando para lanzar a fin de año una iniciativa
público- privada en
Chile y AmCham se enorgullece de ayudar en estas iniciativas.
La larga y diversa geografía de Chile, sus abundantes recursos naturales, el nivel de desarrollo tecnológico y los incentivos a la innovación implican que tiene el potencial para convertirse en un líder en materia de energías renovables no convencionales. La cantidad de estos proyectos está creciendo cada año y la meta del Gobierno es que el 20 por ciento de la generación total provenga de fuentes de ERNC -principalmente eólica, solar y de biomasa- para el 2020.
Hay algunas barreras a estos proyectos en Chile, las que incluyen la dificultad de conectarse al sistema de transmisión y de obtener precios de largo plazo estables, pero con más incentivos y normas claras estos proyectos pueden volverse más competitivos.
Los subsidios y políticas de los gobiernos de Estados Unidos y Europa orientados a las energías renovables y la eficiencia energética han reducido los costos de la tecnología en la última década y han creados nuevas oportunidades de negocios. La matriz energética de Estados Unidos tiene 70 veces el tamaño de la de Chile en términos de de capacidad instalada de generación y se ha creado una enorme industria de proveedores de tecnologías limpias. Localizar a estos proveedores y descifrar lo que pueden ofrecer a Chile es parte del objetivo del consejo antes mencionado.
Otro de sus objetivos es trabajar con universidades y empresas estadounidenses para hacer que la infraestructura energética de Chile esté mejor preparada para futuros desastres naturales, incluidos terremotos y maremotos.
Las universidades de Estados Unidos son líderes mundiales en investigación de energías limpias y los encargados de la toma de decisiones de Chile deberían aprovechar esta base de conocimiento. Además, muchas universidades estadounidenses tienen fuertes vínculos con Chile y ofrecen becas o acuerdos de intercambio para que profesionales chilenos aprendan sobre las últimas tecnologías, incluida la energía nuclear. Si Chile con el tiempo desarrolla este tipo de energía, necesitará muchos profesionales capacitados y ello toma tiempo.
A fin de satisfacer sus crecientes necesidades energéticas e incrementar su competitividad económica, Chile necesita toda la información disponible para tomar la mejor decisión. Nosotros, en AmCham, confiamos en que el consejo contribuirá a este objetivo al tiempo que facilita oportunidades de negocios que ayuden a resolver los importantes desafíos energéticos de Chile.
Javier
Irarrázaval
es presidente de AmCham y director gerente de The Walt Disney Company para la región Andina.