La defensa de la nación deja sin efecto cualquier división política.
Si alguien sabe de esto, es el Ministro de Defensa de Chile, Jaime Ravinet, quien ocupó por primera vez el cargo entre los años 2004 y 2006 bajo el gobierno del ex presidente Ricardo Lagos y volvió a encabezar el Ministerio en marzo de este año como parte del Gabinete del Presidente Sebastián Piñera.
Ravinet renunció al Partido Demócrata Cristiano, de centro izquierda, para aceptar la oferta del presidente Piñera en el interés de la unidad nacional, dijo el ministro a los miembros de AmCham y sus invitados en un desayuno de la Cámara celebrado en septiembre.
“Había muchas cosas que estaban pendientes”, señaló Ravinet, “pero también creo que este nuevo Gobierno debería tener el respaldo para poder tener éxito”.
Sin embargo, el trabajo de Ravinet no ha sido fácil. Las Fuerzas Armadas han sido criticadas desde el terremoto del 27 febrero cuando sus debilidades quedaron dolorosamente expuestas para que todo el mundo las viera.
No sólo fallo el sistema de alerta temprana de maremoto de la Armada, sino que el propio tsunami causó un enorme daño en la base naval de Talcahuano y las tropas no lograron impedir los saqueos en la muy golpeada Concepción y las áreas circundantes.
“El terremoto nos dejó al desnudo”, sostuvo Ravinet. “Estábamos sin electricidad, sin comunicaciones y realmente fue una llamada de alerta para la seguridad de nuestro país en un sentido más amplio”.
Hacer que las Fuerzas Armadas estén mejor preparadas para lidiar con desastres naturales es parte clave de la ambiciosa agenda del ministro en los próximos cuatro años.
El primer gran desafío, señaló Ravinet, será implementar una nueva legislación para crear una Subsecretaría de Defensa, que será integral en la formación e implementación de un plan de respuesta de emergencia.
“Tenemos una importante oportunidad para reunir a académicos y personal militar con el fin de generar una política de defensa integral para nuestro país”, indicó Ravinet.
Esta nueva política incluirá una modernización del equipamiento y la tecnología militar, si bien Chile está muy por delante de la mayoría de los países de la región en esta materia, manifestó el ministro.
La Armada de Chile es la más avanzada de América Latina. “Nuestros submarinos son los más poderosos y eficientes”, declaró. “Y con los dieciséis F16 que recibiremos a fines de septiembre, seremos el único país en América Latina con estos nuevos aviones de combate”.
No obstante, hay espacio para mejorar. Ravinet recientemente suscribió un acuerdo con su homólogo brasileño, con lo que hizo público el deseo del Gobierno de Chile de participar en el altamente selectivo programa de aviones de transporte militar KC-390 encabezado por el fabricante brasileño de aviones Embraer. De tener éxito, el programa generaría un importante flujo de nueva tecnología hacia Chile.
Otro aspecto de la nueva política del Ejército apunta a fomentar la cooperación con otros países, en especial para ofrecer ayuda humanitaria ante la aparición de desastres naturales.
Para tales efectos, se creó una nueva brigada de paz Chile-Argentina que comprende 500 soldados de cada país quienes estarán listos para responder ante la presencia de desastres naturales y humanitarios alrededor del planeta. Asimismo, el ministro suscribió recientemente un acuerdo con las Fuerzas Armadas chinas para fortalecer las relaciones bilaterales.
Pero a medida que Ravinet intenta hacer que las Fuerzas Armadas sean más modernas y móviles, se presentarán problemas inherentes a ese desarrollo.
“Este proceso de modernización crea otro problema que es el costo”, reveló Ravinet. “Obviamente es mucho más costoso operar un tanque que alimentar un caballo”.
A medida que elementos militares de vanguardia ingresen al país, será necesario contar con personal capacitado para operarlos. Pero las filas de las Fuerzas Armadas de Chile se completan con conscriptos que no han sido capacitados para operar equipamiento moderno.
En este punto, Ravinet instó a una profesionalización de las Fuerzas Armadas.
“Tenemos un sólido despliegue y equipamiento ultra nuevo, pero la carrera militar es la misma que era a comienzos del siglo XX”, afirmó.
No obstante, quizás el mayor cambio podría producirse en la forma en que se financian las Fuerzas Armadas. Desde el año 1943, las Fuerzas Armadas de Chile se han financiado a través de la Ley Reservada del Cobre, que establece que un 10 por ciento de las ventas de la cuprífera estatal chilena Codelco se destinen a ellas.
En el corto plazo parecería que las Fuerzas Armadas salieron ganando con el acuerdo, pero en el largo plazo significa que la fortuna de las distintas ramas de la defensa sube y baja acorde con los volátiles precios del cobre.
“Es totalmente absurdo financiar las necesidades de defensa vinculado al precio de un bien básico, mucho menor a una empresa estatal”, aseveró Ravinet.
Sin entregar detalles, Ravinet indicó que la idea es reemplazar el actual sistema de financiamiento con contribuciones anuales a las Fuerzas Armadas basadas en proyecciones de presupuesto a 15 años.
Otras tareas dentro de la agenda incluyen el lanzamiento de un nuevo satélite comprado hace algunos años, pero que aún no se utiliza, y la modernización del el sistema de justicia militar. Sin embargo, reparar el daño causado por el terremoto es el mayor desafío hoy en día.
Para garantizar que las Fuerzas Armadas nunca más vuelvan a estar desprevenidas, Ravinet planea crear una estructura de mando central, diseñada según los modelos de España y Francia, que esté preparada para entregar ayuda de emergencia durante una crisis causada por un terremoto, un maremoto, la erupción de un volcán u otro desastre.
“Hemos aprendido la lección, tenemos que contar con sistemas de respaldo para nuestros sistemas satelitales y de comunicaciones”, sentenció Ravinet.
Aaron Nelson trabaja como periodista freelance en Santiago
A nation’s defense supersedes any political divisions.
If anyone knows this, it is Chile’s Minister of Defense, Jaime Ravinet, who first held the post in 2004-2006 under former President Ricardo Lagos, and returned to the ministry in March this year as part of the Piñera administration.
Ravinet resigned from the center-left Christian Democratic Party to accept President Piñera’s offer in the interest of national unity, he told members and their guests at an AmCham breakfast in September.
“There were many things left pending,” said Ravinet, “but I also think this new government should have the support to be able to succeed.”
But Ravinet’s job has not been easy. The military has come under fire since the February 27 earthquake when its weaknesses were painfully exposed for all the world to see.
Not only did the navy’s tsunami early warning system fail, but the tsunami itself caused extensive damage to the Talcahuano naval base and troops failed to stop looters in the badly hit city of Concepción and surrounding areas.
“The earthquake stripped us bare,” said Ravinet. “We were without power, without communication, and it was really a wake up call for the security of our country in the wider sense.”
Making the military better prepared to deal with natural disasters is a key part of the minister’s ambitious agenda for the next four years.
The first big challenge, said Ravinet, will be to implement a new law to create an Undersecretary of Defense, who will be integral in the formation and implementation of an emergency response plan.
“We have an important opportunity to bring together academics and military personnel to generate an integral defense policy for our country,” said Ravinet.
This new policy will include a modernization of military technology and equipment, although Chile is way ahead of most countries in the region in this regard, said the minister.
Chile’s navy is the most advanced in Latin America. “Our submarines are the most powerful and efficient,” he said. “And with the sixteen F16s we will receive at the end of September, we will be the only country in Latin America with these new fighter jets.”
But there is room to improve. Ravinet recently penned an agreement with his Brazilian counterpart, making public the Chilean government’s wish to participate in the highly selective KC-390 military transport jet program headed by the Brazilian plane manufacturer Embraer. If successful, the program would generate an important flow of new technology into Chile.
Another aspect of the military’s new policy is meant to foment cooperation with foreign countries, especially to offer humanitarian aid during natural disasters.
To that end, a new Chile-Argentina peace brigade comprised of 500 soldiers from each country has been created that will be ready to respond to natural and humanitarian disasters around the globe. Similarly, the minister recently signed an agreement with the Chinese military to strengthen bilateral relations.
But as Ravinet attempts to make the military more modern and mobile, there will be some growing pains.
“This modernization process creates another problem which is the cost,” Ravinet said. “Obviously it’s a lot more expensive to operate a tank than to feed a horse.”
As state of the art military hardware flows into the country, trained personnel will be needed to operate it. But the ranks of Chile’s Armed Forces are filled with draftees who have not been trained to operate modern equipment.
Here, Ravinet called for a professionalization of the military.
“We have strong deployment and ultra new equipment, but the military career is the same as it was at the beginning of the 20th century,” he said.
But perhaps the biggest change could be in the way the military is funded. Since 1943, Chile’s military has been financed through the Copper Reserve Law, which establishes that 10 percent of the sales of state copper mining firm Codelco will be given to the Armed Forces.
In the short term it would appear that the Armed Forces have gotten the better end of the deal, but over the long haul it means the fortunes of the military rise and fall in line with volatile copper prices.
“It’s totally absurd to finance defense needs linked to the price of a commodity, much less to a state company,” said Ravinet.
Without giving details, Ravinet said the idea is to replace the current financing system with annual contributions to the Armed Forces based on 15-year budget forecasts.
Additional tasks on the agenda include the launching of a new satellite purchased years ago but still out of use, and revamping the military justice system. But repairing the damage caused by the earthquake is the greatest challenge today.
To ensure the military is never caught unprepared again, Ravinet plans to create a central command structure, modeled after Spain and France, which is prepared to provide emergency assistance during a crisis caused by an earthquake, tsunami, volcanic eruption or other disaster.
“We have learned our lesson, we have to back up our communications and satellite systems,” said Ravinet.
Aaron Nelson is a freelance journalist based in Santiago