[:es]Foco Económico: “Trumpflation” sigue vigente[:en]“Trumpflation” down, but not out[:]

11 Abril 2017
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En los cinco meses que han pasado desde las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el mundo ha sido testigo de una tendencia alcista en los mercados, los sentimientos y los precios. Algunos participantes lo han nombrado “Trumpflation” en línea con las expectativas de una serie de nuevas medidas destinadas a estimular el crecimiento y la inflación en Estados Unidos.
El fenómeno “Trumpflation” recientemente parecía chocar con un muro, ya que los republicanos de la Cámara Baja no llegaron a un acuerdo sobre la revocación del programa de salud del ex Presidente Obama (ACA u Obamacare), representando el primer fracaso político importante del Presidente Trump. Sin embargo, es poco probable que esto sirva para frenar la actual recuperación de la economía mundial, que comenzó mucho antes de las elecciones y parece ser parte de un repunte cíclico más amplio. Además, con el Presidente Trump enfrentando limitaciones obvias en los temas más polémicos, es posible que el enfoque cambie rápidamente a la reforma tributaria, un área para la cual puede haber una mayor oportunidad de llegar a un acuerdo y ciertamente tener
más impacto directo sobre el crecimiento y la inflación.

“Trumpflation” comenzó rápido y furioso. El índice S&P subió 14% en las primeras cuatro semanas después de la elección, acompañado por tendencias positivas en la mayoría de las bolsas globales. La confianza de las empresas creció, con encuestas claves como las de la Fed de Filadelfia y la de Dallas alcanzando los máximos niveles de los últimos años, mientras que el Conference Board, con sede en Nueva York, reportó el mayor nivel de confianza de los consumidores en 16 años. Aunque estos “datos suaves” aún no se han transformado en “datos duros” y existe el riesgo de que el PIB y la inflación no converjan a niveles más altos, hay un sesgo claro al alza.



A pesar del entusiasmo del mercado, el lado político de la ecuación ha mostrado una clara desconexión. Los opositores a ambos lados del pasillo han logrado atropellar a la administración Trump a través de la “narrativa rusa”, las protestas, las salidas de miembros del gabinete, las investigaciones e incluso dichos sobre un eventual impeachment. Mucho de esto no se ha materializado en resultados concretos.

Sin embargo, la falta de revocación de ACA marcó un punto de inflexión clave, ya que expuso obstáculos esenciales para ejecutar una estrategia más amplia, haciendo que muchos cuestionaran la eficacia de la administración Trump. Aunque esto es una preocupación válida, el escenario más probable es que se fuerce el pragmatismo, cambiando el enfoque de los temas políticos más polémicos hacia la economía, donde puede ser más fácil construir un consenso. Esto podría incluir el avance de las iniciativas de mediano plazo, como las de infraestructura y la desregulación,
para coincidir con una reforma tributaria comprensiva.

Mientras tanto, la economía global parece estar en medio de una recuperación cíclica que comenzó mucho antes de las elecciones. Los PMIs mundiales han estado recuperándose desde junio del año pasado, alcanzando los niveles máximos de los últimos años, mientras que otros indicadores “suaves” y “duros”, como la confianza de las empresas y los gastos de capital corporativo, muestran un panorama similar. Esto sugiere que en un escenario de “Trumpflation” más benigno, es poco probable que cambie la tendencia de la reactivación económica a nivel mundial. Además, cualquier retroceso temporal a lo largo del camino sólo puede crear una pausa en el ciclo de ajuste monetario del mundo desarrollado, mientras que permite a los bancos centrales en lugares como Chile y otros mercados emergentes cumplir con su actual ciclo expansivo.

Aunque los riesgos relacionados con la política europea (a corto plazo), el crecimiento de China (a mediano plazo) y la recesión de Estados Unidos (a largo plazo) siguen existiendo, parece que por
el momento la mayor parte del mundo debería experimentar mejor actividad económica en los próximos trimestres.

Por Brian P. Chase
Portfolio Manager Head of Andean Equities
Itaú Asset Management[:en]
In the five months since the US presidential election, the world has witnessed an extraordinary move in markets, sentiment and prices.  Some participants have deemed this “Trumpflation” on the back of expectations for a series of new measures aimed at creating growth and inflation in the US.  The “Trumpflation” thesis recently seemed to hit a wall, as House Republicans failed to agree on the repeal of the Affordable Care Act (ACA, or “Obamacare”), representing President Trump’s first major political setback.  However, this is unlikely to curb the current global growth recovery, which began well before the election and seems to be part of a broader cyclical upturn.  Furthermore, with President Trump facing obvious limitations on the most contentious issues, it is possible that focus quickly shifts to tax reform, an area for which there may be a greater chance for compromise and certainly more of a direct impact on growth and inflation.

“Trumpflation” started fast and furious.  The S&P rose 14% in the four weeks since the election, accompanied by positive moves across most global markets.  Business confidence spiked with key surveys, such as those from the Philadelphia Fed and Dallas Fed, reaching multi-year highs, while the New York-based Conference Board reported the highest level of consumer confidence in 16 years. Although this “soft data” has yet to be confirmed in “hard data” and there is risk that GDP and inflation ultimately do not converge higher, there is certainly a clear bias to the upside from current levels.



Despite market enthusiasm, the political side of the equation has shown a clear disconnect.  Opponents on both sides of the aisle have managed to bog down the Trump administration via the “Russian narrative”, protests, cabinet departures, inquiries and even talk of impeachment.  Much of this has not led to concrete outcomes.  However, failure to repeal ACA marked a key turning point, as it exposed key roadblocks to executing a broader strategy, causing many to question the effectiveness of the Trump administration.  Although this is a valid concern, the more probable scenario is that it may force pragmatism, shifting the focus from the more contentious political issues towards the economy, where it may be easier to build consensus.  This could even include moving forward mid-term infrastructure initiatives and de-regulation to coincide with a comprehensive tax reform.

Meanwhile, the global economy appears to be in the midst of a cyclical upturn that started well before the election.   Global PMIs have been inflecting since June of last year, recently reaching multi-year highs, while other hard and soft indicators, such as business confidence and corporate capital expenditures, paint a similar picture.  This suggests that even under a more benign “Trumpflation” scenario, it is unlikely to change the broader trend of reflation in the world.  Furthermore, any temporary setbacks along the way are only likely to be met with a pause in the monetary tightening cycle of the developed world, while allowing central banks in places like Chile and other emerging markets to fully deliver on their current expansionary cycle.

Although tail risks related to European politics (near term), Chinese growth (mid-term) and US recession (long-term) still exist, it looks like for the time being most of the world should experience better economic activity over the coming quarters.[:]
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