Hoy en día, tal como en el 2008, las proyecciones económicas se escriben mejor con lápices que con plumas en momentos en que significativos riesgos acechan a la economía global. Pese a algunas cifras económicas levemente más alentadoras en las últimas semanas, la actividad económica en Estados Unidos y Europa ha perdido impulso; se estima que la zona del euro entrará en una recesión a partir de este trimestre, mientras que se proyecta que Estados Unidos apenas mantenga la cabeza por encima de las aguas de la recesión.
El grado de estrés del sistema bancario que se mantiene en Europa es clave para el panorama económico. En la actualidad, la mayoría de los bancos europeos son incapaces de acceder a financiamiento a plazo no garantizado y, si persiste, esta situación forzará el desapalancamiento de las hojas de balance, lo que añadirá nuevas presiones recesivas. Por tanto, los mercados seguirán concentrados en si los encargados de política de Europa, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y el Banco Central Europeo anuncian mecanismos para dar respaldo a la recapitalización de los bancos y aumentar el poder del FEEF.
La buena noticia es que las inyecciones de capital que calmarían las preocupaciones de los mercados -entre los 150.000 millones y los 300.000 millones de euros- son manejables comparados con la crisis financiera de Estados Unidos en el 2008. En ese entonces, se temía que las pérdidas totales del sistema bancario estadounidense se acercaran potencialmente a US$1 billón. Sin embargo, los políticos avanzan más lento en Europa y podría haber más estrés en los mercados antes de que se lleven a cabo estas inyecciones de capital.
Teniendo todo esto en cuenta, se proyecta que el PIB real en las economías de mercado desarrolladas se expanda en apenas un 0,8% en el 2012, por debajo del ya anémico 1,3% de este año. América Latina es más sensible a una desaceleración en Estados Unidos y Europa que en Asia Emergente, pero menos que en Europa Oriental y Medio Oriente. Para América Latina, se calcula que el crecimiento del PIB real agregado caerá al 3,2% en el 2012, lo que se compara con el 4,2% del 2011 y el 6,0% del 2010.
En total, el crecimiento de las exportaciones de mercados emergentes podría desacelerarse a apenas un 4% en el primer semestre de 2012; de ser así, ello constituiría el ritmo más débil fuera de una recesión en más de una década. La diversificación del comercio de América Latina hacia Asia entrega una cobertura a la menor actividad en las economías desarrolladas. Pero es solo una cobertura parcial debido a que la reciente caída en los precios de los bienes básicos, que es especialmente importante para los exportadores latinoamericanos, revela que el efecto dominó de la desaceleración en los mercados desarrollados se está abriendo camino de manera visible a través de la región asiática.
En el período 2008-2009, otros problemas para los fabricantes y exportadores de mercados emergentes incluían una fuerte contracción del financiamiento del comercio internacional, mientras que una serie de grandes empresas con sedes en países como Brasil, México y Polonia experimentó graves pérdidas por sus exposiciones a instrumentos derivados, cuando sus divisas se depreciaron de manera pronunciada.
Afortunadamente, en este frente financiero a América Latina hasta ahora le está yendo mucho mejor que en el 2008-2009. Pese a la reciente volatilidad cambiaria, las contingencias corporativas no han vuelto a aparecer. Y las compras de reservas han impulsado a nuevos máximos la liquidez autoasegurada de los bancos centrales de la región. De hecho, en los mercados emergentes como un todo, las reservas se encuentran US$2,2 billones por encima del monto que registraban en el 2008.
Más aún, el refinanciamiento corporativo en mercados emergentes y los riesgos de incumplimiento eran mucho mayores en el 2008. Durante los últimos dos años, las empresas de mercados emergentes han recaudado US$350.000 millones en los mercados internacionales de capital, mucho de lo cual se ha utilizado para el refinanciamiento de deuda en lugar de para apalancamiento como ocurría antes de la crisis del período 2008-2009. La tasa de incumplimiento corporativo de alto rendimiento en mercados emergentes es en la actualidad del 0,3% y posiblemente termine el año bajo el 0,6%, lo que se compara con la tasa máxima del 10,7% alcanzada en el 2009.
Además de una mayor liquidez local y un menor riesgo de refinanciamiento, los encargados de política han incorporado nuevas herramientas, experiencia y credibilidad desde la crisis del período 2008-2009. De manera notable, los bancos centrales de América Latina ahora tienen amplio espacio para flexibilizar la política monetaria rápidamente si se necesita. Esto contrasta con las preocupaciones sobre la capacidad de Estados Unidos y Europa para responder, dado que las opciones monetarias están mayoritariamente agotadas y la política fiscal en realidad se está ajustando.
En el frente fiscal también hay espacio para la flexibilidad en la región, pero será menos poderosa que la usada para impulsar la recuperación en el 2009. Debido a los orígenes fiscales de los problemas en los mercados desarrollados, se espera que esta vez los gobiernos latinoamericanos pospongan o proporcionen dosis más moderadas de estímulo fiscal.
Vladimir Werning es director ejecutivo de estudios de mercados emergentes de J.P. Morgan en Nueva York
Today, just as in 2008, economic forecasts are better written with pencils than pens as significant risks lurk in the global economy. Despite some slightly more encouraging economic data in recent weeks, economic activity in the United States and Europe has lost momentum; the Euro area is expected to fall into recession starting this quarter, while the United States is projected to barely keep its head above the recessionary waters.
The degree of banking system stress that lingers in Europe is critical to the economic outlook. Currently, most European banks are unable to access unsecured term-financing and, if it persists, this situation will force the deleveraging of balance sheets adding further recessionary pressure. Thus, markets will stay focused on whether European policymakers, the European Financial Stability Facility (EFSF) and the European Central Bank announce mechanisms to support bank recapitalization and increase the EFSF’s firepower.
The good news is that capital injections that would ease the markets’ concerns — in the range of 150-300 billion euros — are manageable compared to the US financial crisis in 2008. Back then, total losses in the US banking system were feared to potentially approach US$1 trillion. Yet politics moves slower in Europe and it may take more stress in markets before these capital injections occur.
All told, real GDP in developed market economies is currently projected to expand by just 0.8% in 2012, down from an already anaemic 1.3% pace this year. Latin America is more sensitive to a growth slowdown in the US/Euro area than Emerging Asia, but less so than Eastern Europe and the Middle East. For Latin America, aggregate real GDP growth is expected to slip to 3.2% in 2012, from 4.2% in 2011 and 6.0% in 2010.
On the whole, emerging market export growth could slow to just 4% in the first half of 2012 — if so, that would constitute the weakest pace outside a recession in over a decade. Latin America's trade diversification toward Asia provides a buffer to the slower activity in developed economies. But only a partial one as the recent fall in commodities prices, which is especially important for Latin American exporters, reveals that the ripple effect of the slowdown in developed markets is visibly working its way through the Asian region.
In 2008-09, additional problems for emerging market manufacturers and exporters included a sharp contraction in cross-border trade financing, while a number of large corporations based in countries like Brazil, Mexico and Poland suffered severe losses from derivative exposures when their currencies depreciated sharply.
Fortunately, on this financial front Latin America is so far faring better than in 2008-09. Despite recent currency volatility, corporate contingencies have not resurfaced. And reserve purchases have boosted regional central bank self-insured liquidity to new highs. In fact, for emerging markets as a whole, reserves are US$2.2 trillion higher than in 2008.
Moreover, emerging market corporate refinancing and default risks were much greater in 2008. Over the past two years, emerging market corporates have raised US$350 billion in international capital markets, much of which has been used towards refinancing debt rather than leveraging up as occurred prior to the 2008-09 crisis. Emerging market corporate high-yield default rate is currently 0.3% and will likely end the year below 0.6%, compared to the peak rate of 10.7% reached in 2009.
In addition to broader domestic liquidity and lower refinancing risk, the region’s policymakers have added new tools, experience and credibility since the 2008-09 crisis. Importantly, Latin America central banks now have ample room to ease monetary policy rapidly if needed. This contrasts with concerns about the ability of the United States and Europe to respond given that monetary options are mostly exhausted and fiscal policy is actually tightening.
On the fiscal front there is also room for flexibility in the region, but it will be less powerful than that used to spur recovery in 2009. Because of the fiscal origins of problems in developed markets, Latin American governments are expected to postpone or provide more moderate doses of fiscal stimulus this time around.
Vladimir Werning is Executive Director, Emerging Markets Research at J.P. Morgan in New York