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El destacado académico y ex presidente del Consejo de Defensa del Estado, Juan Ignacio Piña, reflexionó sobre la relevancia de la transparencia y probidad en las organizaciones del siglo XXI. Lo anterior, al considerar los recientes casos de corrupción que han afectado al ámbito empresarial chileno, el empoderamiento de una sociedad civil más crítica y la actual crisis de confianza que afecta a diversas instituciones. Dichas consideraciones fueron parte de este encuentro, en donde socios de la Cámara dialogaron sobre la necesidad de poner en práctica diversos planteamientos éticos que son claves para el desarrollo de negocios.
El presidente de AmCham Chile, Guillermo Carey, señaló que la transparencia y probidad tiene que ser parte de nuestro ADN como sociedad, una que aspira a nuevos estándares y en donde predomine el respeto y la igualdad de oportunidades: “Lo que hoy experimenta Chile ya se vivió en Estados Unidos, país que ha avanzado mucho en el ámbito de los gobiernos corporativos, a través de regulaciones dirigidas a combatir la corrupción y el relacionamiento entre empresas y otros actores, ya sean estatales, políticos y del área de las comunicaciones. Estamos conscientes que el fortalecimiento de los gobiernos corporativos debe ser enfocado como un trabajo permanente, casi sistemático. Todas las personas que asistieron a este evento tienen un rol clave en esta tarea, no sólo desde la organización que representan, sino también a partir de nuestro propio estándar moral. Finalmente, el correcto actuar de una entidad lo construyen todos quienes la integran”.
Durante su exposición, Juan Ignacio Piña señaló que la corrupción debe ser considerada como un riesgo transversal tanto para el ámbito público como privado. También fue enfático al señalar que los estándares son dinámicos, ya que siempre tenemos que cuestionarnos sobre los actos que realizamos, además de mirar con atención la experiencia de países como Estados Unidos y de Europa.
“Las conductas de carácter corporativas se deben analizar más allá de la norma, de los reglamentos. Se tiene que producir un salto a la integridad. Es mucho más amplio este concepto. La transparencia hoy se ha convertido en una obsesión moderna, lo que es muy positivo. También es relevante preguntarnos qué tan conscientes somos del impacto de nuestra conducta corporativa en la sociedad moderna, es decir, hasta qué punto también cumplimos las expectativas de la sociedad que nos rodea. Por eso, es esencial saber cómo nos vinculamos con los demás y con nuestro propio medio”, destacó el académico, quien agregó que las malas decisiones empresariales, públicas y personales se originan usualmente por sesgos cognitivos. Al término del encuentro advirtió que el tema jurídico no es suficiente y que los resultados no necesariamente son garantías de buenos procesos.[:]