El Momento Económico: Chile y el MundoThe Economic Moment: Chile and the World

21 Agosto 2012

Cuando ya han transcurrido cuatro años desde que la crisis financiera generara el colapso de Lehmann Brothers en el 2008, la economía mundial aún no ha recuperado su confianza. La economía repuntó en el 2010, pero el modesto crecimiento del 2,3% en el segundo trimestre de este año lleva a preguntarse: ¿está el mundo al borde de una recesión o está en vías de recuperarse?

Para Hernán Büchi, el vaso está medio lleno. En un desayuno de AmCham celebrado el 13 de julio en el hotel Grand Hyatt Santiago, el economista chileno dijo a los socios de la Cámara y sus invitados que el mundo no ha perdido su capacidad de generar riqueza, pero que restablecer la confianza es clave para la recuperación.

La fe de Büchi en el libre mercado tiene una sólida base. Si bien hizo su MBA en la Universidad de Columbia en Nueva York, es considerado uno de los Chicago Boys originales, grupo de economistas chilenos que en su mayoría se formó en la Universidad de Chicago en la década de los 70.

Büchi fue ministro de Hacienda del General Augusto Pinochet en la década de los 80 y, luego del regreso de la democracia en Chile en 1990, fundó el centro de estudios Libertad y Desarrollo. En la actualidad, es presidente del directorio de la Universidad del Desarrollo y forma parte de los directorios de varias compañías más.

A juicio de Büchi, la verdad fundamental en el sistema de libre mercado defendida por Adam Smith se vio remecida por la crisis de 2008-2009 y, mientras básicamente se ha recuperado en Estados Unidos, ese no es el caso en Europa.

La deuda nacional de EEUU sigue fuera de control y aún hay algunos otros cabos sueltos, pero la intervención de la Reserva Federal y un regreso al dinamismo económico de la década de los 90 ha hecho que la economía vuelva a estar en marcha, si bien aún no está los niveles previos a la crisis, destacó Büchi.

Pero lo de Europa es una historia diferente. El contagio de los problemas de deuda en los países de la periferia de la eurozona tales como Italia, Grecia y Portugal está afectando el crecimiento en países como Francia y Alemania, lo que se refleja en los mayores rendimientos de los bonos.

La pregunta no es si los países de la eurozona deberían introducir medidas de austeridad, las que para Büchi son una necesidad, sino más bien si estas se realizarán de forma tal que promuevan el crecimiento o si traerán como consecuencia una espiral bajista permanente.

Limitados por la “camisa de fuerza” de la eurozona, Francia y Alemania no cuentan con la flexibilidad institucional de Estados Unidos para restablecer la confianza y el Banco Central Europeo aún está considerando si va a intervenir.

“Vamos a tener una recesión bastante más prolongada en Europa, con el riesgo que de repente pase algo inesperado y que se les vaya de las manos de salirse”, advirtió Büchi.

En cuanto a China, el enorme factor que no puede pasarse por alto, la nación asiática no ha sido inmune a la incertidumbre global. La economía creció un 7,6% en el segundo trimestre comparado con el mismo período del año pasado, lo que corresponde a un mínimo de tres años. Otra preocupación es el cambio generacional en el liderazgo del Partido Comunista, lo que se espera para este año, dijo Büchi.

“[China] está viviendo uno de los eventos políticos más importantes en mucho tiempo y no sabemos cómo van a reaccionar los líderes nuevos”, indicó.

En tanto, la economía de China está pasando de la dependencia del mercado externo al crecimiento basado en el mercado interno. La dificultad de esta transición queda demostrada en los recientes problemas económicos de Japón, destacó Büchi.

No obstante, aún un moderado desempeño de China, con un crecimiento anual proyectado del 6%, es bueno para las exportaciones chilenas. “En el mediano plazo lo vamos a seguir viendo [un crecimiento sólido], pero no en la proporción creciente que a algunos nos habría gustado ver”, sostuvo.

Situación Económica de Chile

Por su parte, la incertidumbre económica mundial casi no ha afectado a Chile y la nación continúa disfrutando de su suerte en la forma de altos precios del cobre, su principal exportación, dijo Büchi.

Si bien el precio del cobre ha caído recientemente, este ha promediado cerca de US$3,60 la libra durante el Gobierno del presidente Sebastián Piñera, un alza frente al promedio de US$3,00 que registró en la administración anterior.

Las cifras macroeconómicas también son buenas. Se prevé que el PIB de Chile crecerá un sólido 4,9% en el 2012, la tasa referencial del Banco Central está estable en el 5%, la inflación proyectada a 24 meses es del 3% y el país está cerca del pleno empleo.

Chile podría dormirse en los laureles, pero eso sería un error, insistió el ex ministro de Hacienda. “Si queremos seguir viviendo mejor gracias a lo que nosotros hacemos, tenemos que volver a aumentar nuestra productividad y eso no está pasando todavía (...) estamos solamente preocupados de cómo lograr que nos suban el sueldo y no de cómo lograr de alguna forma ser más ingeniosos para producir más con nuestro mismo trabajo”.

Entre 1986 y 1997, la productividad total de Chile se incrementó en un promedio del 2,3% anual, lo que ayudó a impulsar el crecimiento económico anual en torno al 7%, pero entre 1998 y 2008 no hubo ningún incremento en la productividad. Esta subió un 0,3% en el período 2010-2011, pero lograr la meta del presidente Piñera de un crecimiento anual del 1,5% será un desafío.

Parte del problema, afirmó Büchi, es que los chilenos esperan ganar más sin trabajar más y con la misma cantidad de esfuerzo.

Otro problema son los precios de la energía. Con mayores costos marginales y nuevos proyectos postergados debido a la incertidumbre regulatoria, negociar contratos de electricidad es complicado para las nuevas industrias, destacó Büchi.

No ayuda que haya una fuerte oposición social a prácticamente todo tipo de generación eléctrica en Chile a excepción de los recursos no convencionales, los que no solucionarán el problema por sí solos. Y la energía no es la única área en donde los chilenos están exigiendo soluciones, pero no están dispuestos a pagar por ellas. Por ejemplo, el acceso al crédito se ha expandido, pero los consumidores se quejan cuando se les pide que paguen sus deudas.

“Es esta sensación de que tenemos derechos y no tenemos obligaciones” y esto tiene que cambiar, aseveró Büchi.

Finalmente, hizo hincapié en que Chile ha hecho las cosas bien en el pasado, pero que ello no significa que debería conformarse con cosechar el fruto de esfuerzos previos. Si queremos ganar más, debemos producir más con la misma cantidad de trabajo y “ese es el desafío que tenemos los chilenos”, concluyó.

Julian Dowling es Editor de bUSiness CHILE

Nearly four years on from the financial crisis triggered by the collapse of Lehmann Brothers in 2008, the world economy still hasn’t got its confidence back. The economy rebounded in 2010, but modest growth of 2.3% in the second quarter of this year raises the question: is the world on the brink of recession or is it on the road to recovery?

For Hernán Büchi, the glass is half full. At an AmCham breakfast at the Grand Hyatt Santiago Hotel on July 13, the Chilean economist told members and their guests that the world has not lost its capacity to generate wealth, but that restoring confidence is key to recovery.

Büchi’s own faith in the free market has a solid foundation. Although he did his MBA at Columbia University in New York, he is considered one of the original Chicago Boys, a group of Chilean economists most of whom trained at the University of Chicago in the 1970s.

Buchi served as Finance Minister under General Augusto Pinochet in the 1980s and, after Chile’s return to democracy in 1990, he founded the think tank Libertad y Desarrollo. He is currently chairman of the board at the Universidad del Desarrollo and sits on the boards of several other companies.

According to Büchi, the fundamental trust in the free market system espoused by Adam Smith was shaken by the 2008/09 crisis and, while it has basically recovered in the United States, this is not the case in Europe.

The United States’ national debt remains out of control and there are still some other “loose ends”, but the intervention of the Federal Reserve and a return to the economic dynamism of the 1990s has got the economy back on track, though not yet to pre-crisis levels, noted Büchi.

But Europe is a different story. The contagion from the debt problems in peripheral countries such as Italy, Greece and Portugal is affecting growth in countries like France and Germany, which is reflected in higher bond yields.

The question is not whether eurozone countries should introduce austerity measures, which Büchi says are a necessity, but rather whether this will be done in such a way as to promote growth or if it will result in a “permanent downward spiral”.

Restrained by the eurozone “strait jacket”, France and Germany don’t have the institutional flexibility of the United States to restore confidence, and the European Central Bank is still considering if it will intervene.

“There will be a prolonged recession in Europe, which has the risk of getting out of control,” warned Büchi.

As for China, the giant elephant in the room, it has not been immune from the global uncertainty. The economy grew 7.6% in the second quarter compared to the same period last year, which is a three-year low. Another concern is the generational change in leadership of the Communist Party expected later this year, said Büchi.

“There will be important political changes this year and we don’t know how this will change things,” he said.

Meanwhile, China’s economy is transitioning from dependence on the external market to growth based on the internal market. The difficulty of this transition is demonstrated by Japan’s recent economic struggles, Büchi pointed out.

But even a moderately performing China, with projected annual growth of 6%, is good for Chilean exports. “In the medium term we will continue to see strong growth, but probably not at the level we would have liked to see,” he said.

Chile’s economic situation

For its part, Chile has been relatively unaffected by the world economic uncertainty and it continues to ride its luck in the form of high prices for copper, its main export, said Büchi.

Although the copper price has fallen recently, it has averaged around US$3.60 a pound during the government of President Sebasti­án Piñera, up from US$3.00 during the previous administration.

The macroeconomic figures are also good. Chile’s GDP is projected to grow a solid 4.9% in 2012, the Central Bank’s benchmark rate is stable at 5%, 24-month projected inflation is 3%, and the country is near to full employment.

Chile could rest on its laurels, but that would be a mistake insists the former Finance Minister. “If we want to live better and keep increasing our salaries we have to increase our productivity, but this is not happening yet.”

Between 1986 and 1997, Chile’s total productivity rose an average 2.3% annually, which helped to drive annual economic growth of around 7%, but between 1998 and 2008 there was no increase in productivity at all. It edged up 0.3% in 2010/11, but achieving President Piñera’s goal of 1.5% annual growth will be a challenge.

Part of the problem, says Büchi, is that Chileans expect to earn more without working harder. “We want higher salaries for the same amount of effort.”

Another problem is energy prices. With higher marginal costs and new projects delayed due to regulatory uncertainty, negotiating electricity contracts is complicated for new industries, Büchi pointed out.

It doesn’t help that there is strong social opposition to virtually all types of generation in Chile except non-conventional renewables, which will not solve the problem on their own. And energy is not the only area where Chileans are demanding solutions but are unwilling to pay for them. For example, access to credit has been expanded but consumers complain when asked to pay their debts.

“There is the sensation that we have rights but no obligations, and this has to change,” said Büchi.

Finally, he stressed that Chile has done things right in the past, but that doesn’t mean it should be content to reap the fruits of past efforts. “If we want to earn more, we have to produce more with the same amount of work. This is our challenge,” he concluded.

Julian Dowling is Editor of bUSiness CHILE

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