¿Qué tienen en común papas fritas elaboradas a partir de papas chilenas con nuevas oportunidades de negocios en biotecnología, aplicaciones móviles para teléfonos inteligentes y escolares simulando el desarrollo de juegos computacionales?
Todos estos temas se abordan en la edición de este mes de bUSiness Chile. Todas son innovaciones que reflejan emocionantes nuevas oportunidades de valor agregado para empleos y exportaciones.
Todas se basan en la propiedad intelectual.
La propiedad intelectual también es un área en donde el Gobierno de Chile ha concentrado su atención con el fin de atraer inversión, reducir la evasión tributaria y el delito, y mejorar la capacidad del país para competir en la industria global de servicios.
Al mismo tiempo, la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR, por su sigla en inglés), por sexta vez consecutiva, incluyó a Chile en su Priority Watch List (lista de observación prioritaria) por no cumplir -a juicio de Estados Unidos- con sus compromisos de protección de la propiedad intelectual según lo establecido en el tratado de libre comercio suscrito por ambas naciones.
¿Qué significa esto para Chile?
Por supuesto, es un área desafortunada de desacuerdo entre dos países que tienen una sólida relación basada en valores compartidos. Es debido a estos valores compartidos, y al valor generado por ambas partes, que debería poder lograrse una solución.
Pero de manera más importante, es el problema central para el continuo crecimiento y bienestar económico de Chile. Vivimos en un mundo en donde los servicios y los productos de valor agregado reciben primas y en donde Chile tiene ventajas naturales como las analizadas en el reportaje principal de la edición de este mes sobre biotecnología. La fuerte protección de la propiedad intelectual es necesaria para que Chile capitalice estas ventajas.
Algunos señalaran que ahora no es el momento, que los costos podrían ser demasiado altos o que el país ya hace suficiente por proteger las ideas. Pero la falta de inversión detrás de la oportunidad claramente demuestra que es necesario hacer algo para que la nación logre su pleno potencial.
La cuestión siempre se enmarca en hasta qué punto y cómo deberían implementarse los cambios necesarios. Sin embargo, ¿es esta realmente la forma correcta de analizar este importante tema político para Chile?
Quizás se necesita dar mayor consideración a la velocidad del cambio. ¿Está avanzando Chile lo suficientemente rápido para aprovechar del todo las ideas generadas por su pueblo? ¿Pueden más personas conseguir mejores empleos más rápidamente? ¿Puede acelerarse la inversión extranjera en esta área?
En un mundo altamente competitivo, en donde los plazos son cada vez más breves, Chile podría estar perdiendo una oportunidad que no llegará de nuevo. Podemos ver a partir de los ejemplos analizados en la edición de este mes –biotecnología, nuevos productos alimenticios y aplicaciones para teléfonos inteligentes– que hay una amplia base de oportunidades para Chile en la importante y creciente área de la innovación y las ideas.
Destrabar este potencial es clave para que Chile avance a la siguiente etapa de desarrollo. En AmCham, creemos que los sólidos vínculos académicos y comerciales entre Estados Unidos y Chile pueden ayudar a que esto se concrete. Respaldamos las iniciativas de los dos gobiernos para convertir a estas oportunidades en una realidad como queda reflejado en los acuerdos Chile-Massachusetts y Chile-California. Creemos en la capacidad de Chile para crecer y florecer en un futuro de ideas.
What do chips made from Chilean potatoes have in common with new business opportunities in biotechnology, mobile applications for smartphones and grade-school students simulating the development of computer games?
All of these topics are discussed in this month’s issue of bUSiness Chile. All are innovations that reflect exciting new value-added opportunities for jobs and exports.
All are based on intellectual property.
Intellectual property is also an area where the Chilean government has focused its attention in order to attract investment, reduce tax evasion and crime, and enhance the country’s ability to compete in the global services industry.
At the same time, the Office of the United States Trade Representative (USTR), for the sixth consecutive time, included Chile on its Priority Watch List for failure, in the view of the United States, to comply with its commitments to protect intellectual property as established in the US-Chile Free Trade Agreement.
What does this mean for Chile?
It is, of course, an unfortunate area of disagreement between two countries which have a strong relationship based on shared values. It is because of these shared values, and the value generated to both sides, that a solution should be achievable.
But more importantly, it is the question central to Chile’s continued growth and economic wellbeing. We live in a world where services and value-added products receive premiums and where Chile has natural advantages such as those discussed in this month’s cover story on biotechnology. Strong intellectual property protection is needed for Chile to capitalize on these advantages.
Some would argue that now is not the time, or that the costs may be too high, or that the country already does enough to protect ideas. But the lack of investment behind the opportunity clearly demonstrates that something needs to be done for the country to achieve its full potential.
The question is always framed as to when and how the necessary changes should be implemented.
But is this really the right way to look at this important policy issue for Chile?
Perhaps more consideration need be given to the speed of change. Is Chile moving fast enough to take full advantage of the ideas generated by its people? Can more people be employed in better jobs faster? Can foreign investment be accelerated in this area?
In a highly competitive world, where time frames are increasingly shorter, Chile may be losing an opportunity that will not come again. We can see from the examples discussed in this month’s issue – biotechnology, new food products and smartphone applications – that a broad base of opportunities exist for Chile in the important and growing area of innovation and ideas.
Unlocking this potential is key for Chile to move to the next stage of development. We, at AmCham, believe that the strong academic and business links between the United States and Chile can help to make this happen. We support the initiatives of the two governments to make these opportunities a reality as reflected in the Chile-Massachusetts and Chile-California agreements. We believe in Chile’s ability to grow and flourish in a future of ideas.