Cortejando a los extranjeros Cómo atraer IED

28 Febrero 2015
Por Gideon long

Durante sus recientes viajes a Estados Unidos, Alemania, España y China la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, hizo el esfuerzo de destacar que su país sigue siendo un lugar fabuloso para invertir.

“Hay grandes oportunidades para las inversiones españolas”, les dijo a líderes empresariales en Madrid. “Queremos reiterar nuestra invitación a invertir en Chile”, les dijo a sus contrapartes en Colonia. Los funcionarios del Gobierno han repetido estas frases como mantras, pero, el solo hecho de que sientan la necesidad de hacerlo sugiere que algo podría no andar bien.

Durante años, los chilenos sabían que su país era el mejor en América Latina para los inversionistas extranjeros, con instituciones sólidas, un banco central autónomo y un sano manejo macroeconómico. Sin embargo, esa certeza está ahora siendo desafiada. Otros países de la región como Perú y Colombia están concitando interés internacional. Esto, combinado con una caída en el precio del cobre y una desazón respecto del ambicioso plan de reformas del Gobierno, han dejado a algunos preguntándose si acaso Chile es efectivamente tan atractivo para los capitales extranjeros como alguna vez lo fue.

La IED se cuadruplicó


La inversión extranjera directa (IED) ha sido un elemento crucial del éxito ecónomico de Chile, aumentando continuamente. (Ver gráfico 1) Durante la década comprendida entre los años 2003 y 2013, esta inversión se cuadruplicó desde US$ 4.300 millones en 2003 hasta US$ 20.300 millones el año pasado. Las inversiones estadounidenses en Chile han sido parte importante de esa historia. Entre los años 1974 y 2012, compañías estadounidenses invirtieron US$ 23.000 millones en Chile, más de un cuarto del total de las inversiones locales. Entre 2009 y 2013, las empresas americanas representaron 16,7% del total de IED en Chile. (Ver gráfico 2) Al compararlo con sus vecinos de América Latina, Chile recibe bastante más IED de lo que le correspondería a una economía de su tamaño. Recibe más que Argentina y Colombia e, incluso, en muchos años más que México, una economía cinco veces el tamaño de la chilena.

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Pero el auge de la IED parece haber tocado techo en 2012, cuando la inversión extranjera en Chile alcanzó un récord de US$ 28.600 millones, equivalente a 10,7% de su PIB. Desde entonces, ha caído. El año pasado disminuyó 29%, según el Banco Central de Chile. Ésa fue la mayor caída anual en más de una década y la más aguda en toda Sudamérica, según la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Este año no ha sido mucho mejor. La CEPAL dice que la IED en Chile cayó 16% durante los primeros ocho meses del año, aunque el Comité de Inversión Extranjera (CIE), que monitorea la IED, asegura que se ha recuperado desde entonces. Todas estas cifras hay que tomarlas con cautela. La IED es notoriamente volátil, ya que una sola gran inversión puede tener un enorme impacto en las cifras globales.

En Chile este año, por ejemplo, la compañía española Gas Natural está finalizando la adquisición de la chilena, CGE, por un monto de US$ 3.300 millones y la compañía Abbott Laboratories de Estados Unidos ya completó la compra por US$ 2.900 millones de CFR Pharmaceuticals. Solo esas dos adquisiciones harán bastante para reforzar las cifras de IED de Chile para el año 2014 y así salvar lo que, de lo contrario, podría haber sido un año decepcionante.

Para obtener una imagen fidedigna de la IED, entonces, debemos mirar las tendencias a más largo plazo. Pero, incluso entonces, las señales no son alentadoras. La CEPAL proyecta que la IED en América Latina este año disminuirá entre 5-6%, y Chile no saldrá ileso.

Foto_grafico_2“Después de años de un fuerte crecimiento, la IED en la región ha alcanzado un plateau y la tendencia puede, incluso, ser ligeramente negativa”, dice Giovanni Stumpo, jefe de la Unidad de Inversiones y Estrategias Corporativas de la CEPAL. “Nada dramático -no un derrumbe-, pero una leve caída de los niveles máximos que vimos en 2012”.

¿Culpa del cobre?

¿Qué es entonces lo que ha salido mal -de haberlo-? ¿Por qué pareciera que la IED ha perdido fuerza?

En Chile, una de las razones es claramente la disminución del precio del cobre, que ha caído más de 20% desde su punto máximo en 2011. Esto, inevitablemente, ha afectado la inversión en minería. “La estructura de costos de la minería chilena es menos competitiva que en el pasado debido a los elevados costos de energía y de mano de obra, además de la disminución de la ley del mineral”, dice Kathleen Barclay, presidenta de la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio, Amcham. Entre las empresas que están reduciendo sus operaciones chilenas está la minera estadounidense Freeport McMoran, que recientemente vendió sus participaciones controladoras en las minas Candelaria y Ojos Del Salado a Lundin Mining de Canadá.

El Gobierno chileno dice que espera inversiones del orden de los US$ 105.000 millones en el sector minero entre este año y 2025, pero la realidad es que es posible que muchos de esos proyectos nunca vean la luz del día. El Consejo Minero de Chile entrega estimaciones más realistas al decir que se han aprobado y se están materializando inversiones por US$ 16.400 millones y que otros US$ 47.500 millones están aún en su etapa de evaluación. Gran parte de ese dinero es capital extranjero.

Ráfaga de reformas


Para muchos empresarios no es solamente al precio del cobre al que hay que culpar por la desaceleración de la IED en Chile. También apuntan con el dedo hacia el ambicioso programa de reformas del Gobierno.

Andrés Santa Cruz, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), dice que la cantidad de reformas y el solo hecho de que el Gobierno esté tratando de implementarlas todas simultáneamente ha generado “un escenario complejo y quizás confuso para algunos inversionistas extranjeros”.

Kathleen Barclay de Amcham está de acuerdo con lo anterior. “Están cambiando muchas variables al mismo tiempo... Está la reforma tributaria y la reforma laboral, entre otras”, sostiene. Agrega, “así, las empresas estadounidenses se plantean un montón de preguntas sobre la cantidad y la velocidad de todos estos cambios y de cómo operarán en conjunto. Son preguntas que necesitan respuestas claras”.

Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), dice que con tanto en juego los potenciales inversionistas extranjeros podrían adoptar “una actitud de esperar y ver, hasta conocer cuáles son las nuevas reglas del juego”.

Pero Jorge Pizarro, vicepresidente ejecutivo del CIE, niega que la política gubernamental y en particular la reforma fiscal hayan tenido un impacto negativo sobre la IED. “No hemos observado un impacto de la reforma… y esto no es retórico”, dice. “Estamos en contacto permanente con compañías de todos los tamaños, tanto en Chile como en el extranjero, y la confianza y el interés por las oportunidades que ofrece Chile siguen intactos”.

El término del D.L. 600


Una potencial preocupación para los inversionistas extranjeros es la propuesta del Gobierno para derogar el Decreto Ley 600, que fue introducido en 1974 para fomentar la IED.

Bachelet dice que hoy en día las garantías que esta ley ofrece están consagradas en otros lugares de la legislación chilena y que, por lo tanto, el D.L. 600 es obsoleto. Ella planea derogarlo hacia finales de 2015. Pizarro dice que las empresas extranjeras no deberían estar preocupadas por esto.

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En primer lugar, señala, se respetarán todos los contratos D.L. 600 firmados antes de fines de 2015 y, en segundo lugar, las empresas tendrán todavía la posibilidad de invertir vía Capítulo XIV del Compendio de Normas de Cambios Internacionales del Banco Central, un instrumento alternativo para la IED. “No olvides que desde hace ya varios años, la mayor parte de la inversión extranjera directa en Chile se ha materializado por la vía del Capítulo XIV, no del D.L. 600”, señala. (Ver gráfico 3)

Finalmente, Pizarro indica que el Gobierno va a reemplazar el D.L. 600 con algo mejor, una nueva institucionalidad para la IED. “El D.L. 600 es sólo un mecanismo”, sostiene. “Lo que necesitamos va mucho más allá, y tiene que ver con ponernos al día, con una estrategia país, y una agencia de atracción de inversiones de clase mundial”.

El Gobierno ha creado una comisión para diseñar esta nueva institucionalidad. Actualmente, dicha comisión está trabajando con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y con el sector privado chileno, y tiene previsto entregar sus conclusiones en enero próximo.

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Energía y pensiones


A pesar de la disminución de la IED a partir de 2012, algunos sectores todavía están atrayendo importantes inversiones desde el exterior, gran parte de ellas provienen de Estados Unidos. El sector de energías renovables es uno de ellos. SunEdison de California ya ha construido dos parques solares en el Desierto de Atacama, mientras Chile Solar de Arizona está levantando otro cerca de Copiapó. Pattern Energy, con sede en San Francisco, construyó el parque eólico más grande de Chile y ahora se está embarcando en su primer proyecto solar chileno cerca de Taltal.

“Chile es un gran mercado debido al fuerte apoyo de la Presidenta para proyectos de energía renovable”, dice el CEO de Pattern Energy, Mike Garland. “También nos atrae Chile porque su economía es estable y sólida, y porque la estructura de precios de la electricidad está expresada en dólares estadounidenses”.

La otra gran área de inversiones estadounidenses en Chile es la de los servicios financieros. En 2013, la compañía de seguros de vida estadounidense MetLife adquirió la administradora de fondos de pensión chilena AFP Provida, mientras que Principal Financial Group adquirió Cuprum. Por otra parte, Prudential, también estadounidense, está tramitando la adquisición de 40% de una tercera administradora de fondos de pensión chilena, Habitat.

“Éstas son inversiones multimillonarias en áreas en las que empresas estadounidenses poseen tecnología y buenas prácticas que puede ayudar a que Chile sea más competitivo”, dice Barclay.

Pero estos acuerdos también plantean una interrogante: si Chile es tan atractivo, entonces ¿por qué hay empresas chilenas que se salen de sus negocios vendiéndolos a empresas estadounidenses? “Quizás los locales estén buscando diversificarse o quizás no están tan optimistas respecto de Chile”, dice Barclay.

“Es demasiado pronto para decirlo, pero en mi mente surgen preguntas. A la larga, realmente necesitas a los jugadores locales para estar seguro acerca de su mercado doméstico”.

¿Qué se debe hacer?

Por consiguiente, ¿qué se puede hacer para reactivar la IED en Chile, aparte de simplemente esperar un repunte en el precio del cobre? Una parte de esta respuesta se encuentra claramente en manos de la comisión creada por el Gobierno.

Para los inversionistas estadounidenses, un acuerdo para evitar la doble tributación con Chile sería de gran ayuda. Ambos países ya han firmado uno que aún no ha sido ratificado.

Para Giovanni Stumpo, de la CEPAL, la clave radica en la diversificación: “el problema de Chile es que su IED está todavía limitada a muy pocos sectores”. Agrega, “hay que identificar sectores con potencial y luego diseñar un plan industrial adaptado a sus necesidades específicas. Continúa: “no todos los países del mundo pueden producir satélites o teléfonos móviles, pero cada país puede hacer algo que no esté haciendo actualmente. El desafío es dilucidar qué podría ser ese algo”.

El Comité de Inversión Extranjera (CIE) está haciendo lo suyo al promover a Chile como receptor de inversión extranjera. Pizarro dice que tienen eventos planificados en 16 países durante los próximos meses y que serán los anfitriones de un foro internacional sobre IED en enero.

Y, no obtante la desaceleración de los últimos dos años, casi todos están de acuerdo de que las sólidas bases de Chile aseguran que continuará atrayendo inversiones desde el extranjero. “De haber cambiado la percepción de Chile, dicho cambio sería tan sólo marginal” dice Werner del FMI. “Todavía se ve al país como un modelo para los países de América Latina en términos de su gestión económica”.

Barclay de Amcham está de acuerdo en incluir “la fortaleza del marco institucional”, el cual es clave para los inversionistas extranjeros.

Santa Cruz de la CPC dice que a pesar de las preocupaciones sobre el programa de reformas del Gobierno, la “vocación primordial” de Chile como país abierto al comercio de libre mercado “sigue intacta”.

Mientras ese siga siendo el caso, Chile seguirá atrayendo capital extranjero, aunque no sea en las cantidades récord vistas en 2012.
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