Literalmente,
Celfin no quiso quedarse abajo de la micro. La corredora, ligada a Jorge Errázuriz y a Juan Andrés Camus, realizó una nueva inversión a través de uno de los fondos privados que administra. Esta vez, los recursos fueron a dar nada menos que al propio Transantiago, más específicamente a una de sus estaciones de transbordo, informa
El Mercurio.Así, la empresa compró a la española Agbar el 70% de la Sociedad Concesionaria Intermodal La Cisterna, para lo cual desembolsó US$ 12 millones. Según cuenta Jorge Errázuriz, fue Celfin quien se interesó en la operación y se acercó a la empresa de capitales españoles.
Pese a los cuestionamientos al plan de transporte, Errázuriz explica que se trata de una inversión atractiva para sus clientes, sobre todo por la cantidad de pasajeros que transita a diario por la estación. "Es como haber comprado el aeropuerto", agrega, al tiempo que explica que Celfin mantendrá el control de la compañía.
Agbar cuenta con presencia también en la industria sanitaria local, ya que es la controladora de Inversiones Aguas Metropolitanas (IAM), que a su vez es la matriz de Aguas Andinas.
En cuanto a la estación Intermodal La Cisterna, ésta cuenta con más de 39 mil metros cuadrados, distribuidos en cinco pisos, de los cuales tres son subterráneos. En el tercero de ellos está ubicada la conexión del metro, mientras que en los primeros niveles hay plataformas para la conexión con buses urbanos.
Para materializar la compra, Celfin fue asesorado por el abogado Gonzalo Molina, del estudio Barros Errázuriz. Agbar, por su parte, fue representada por el estudio Larraín y Asociados.
Literalmente,
Celfin no quiso quedarse abajo de la micro. La corredora, ligada a Jorge Errázuriz y a Juan Andrés Camus, realizó una nueva inversión a través de uno de los fondos privados que administra. Esta vez, los recursos fueron a dar nada menos que al propio Transantiago, más específicamente a una de sus estaciones de transbordo, informa
El Mercurio.
Así, la empresa compró a la española Agbar el 70% de la Sociedad Concesionaria Intermodal La Cisterna, para lo cual desembolsó US$ 12 millones. Según cuenta Jorge Errázuriz, fue Celfin quien se interesó en la operación y se acercó a la empresa de capitales españoles.
Pese a los cuestionamientos al plan de transporte, Errázuriz explica que se trata de una inversión atractiva para sus clientes, sobre todo por la cantidad de pasajeros que transita a diario por la estación. "Es como haber comprado el aeropuerto", agrega, al tiempo que explica que Celfin mantendrá el control de la compañía.
Agbar cuenta con presencia también en la industria sanitaria local, ya que es la controladora de Inversiones Aguas Metropolitanas (IAM), que a su vez es la matriz de Aguas Andinas.
En cuanto a la estación Intermodal La Cisterna, ésta cuenta con más de 39 mil metros cuadrados, distribuidos en cinco pisos, de los cuales tres son subterráneos. En el tercero de ellos está ubicada la conexión del metro, mientras que en los primeros niveles hay plataformas para la conexión con buses urbanos.
Para materializar la compra, Celfin fue asesorado por el abogado Gonzalo Molina, del estudio Barros Errázuriz. Agbar, por su parte, fue representada por el estudio Larraín y Asociados.