Presidente de AmCham desde enero, Ricardo García asumió su nuevo cargo en un tiempo inusualmente desafiante. El rol de la Cámara -sostiene- no es ofrecer a las empresas recetas precisas para capear la crisis, sino que es un tiempo en el que la Cámara puede proveer “valor adicional y complementario” a sus miembros.
“El principal rol que la Cámara puede desempeñar en un contexto como el presente es colaborar en mantener vivos los lazos de Chile con Estados Unidos, nuestro principal socio comercial”, señala García. La demanda estadounidense puede estar debilitándose, pero Chile tiene ventajas clave, destaca: “Nuestra participación de mercado en Estados Unidos es tan pequeña… que el hecho de que Estados Unidos esté o no en recesión no reduce las oportunidades para nuestras exportaciones”.
Como presidente regional para América Latina y el Caribe de American Life Insurance Co., ALICO, aseguradora de vida con sede en Delaware, y presidente de Seguros Interamericana, filial chilena de ALICO, García es más optimista que muchos. “Creo que la velocidad a la que los mercados internacionales tanto financieros como de crédito comenzarán a volver a la normalidad nos sorprenderá durante la segunda mitad de 2009”, señala.
Los efectos de la crisis sobre la economía real, por supuesto, demorarán más tiempo en resolverse. “Pero la economía estadounidense es extraordinariamente resilente”, destaca García, añadiendo que prevé ver un comienzo de la recuperación en Estados Unidos antes de fin de año.
Pero mientras dure la crisis, hay riesgos además de oportunidades para las empresas exportadoras e importadoras de Chile…
Ciertamente y uno de los principales riesgos surge de países que intentan proteger sus industrias locales, limitando así el comercio y sus beneficios. Eso ha ocurrido históricamente en las crisis -en la Gran Depresión, por ejemplo- y hemos visto algo de eso ahora en Estados Unidos en el Congreso estadounidense con las propuestas “Buy American”. Ese es un enfoque muy frágil y de corto plazo, que la historia ha mostrado que tiene efectos muy negativos. En ese sentido, AmCham tiene un rol importante este año en la defensa de los mercados abiertos y el libre comercio.
¿Qué impacto cree que tendrá el nuevo Gobierno de Estados Unidos en el libre comercio?
Todo indica que será mucho más moderado de lo que muchos pensaron inicialmente. No temo por los tratados de libre comercio (TLC) existentes, incluidos el chileno. Por el contrario, creo que el nuevo Gobierno podría ser mucho más audaz en este campo.
Y en el caso de Colombia, ¿por ejemplo?
Sí, el TLC entre Colombia y Estados Unidos es un importante candidato, que traería muchos beneficios no sólo a Colombia, sino también a Estados Unidos por medio de un acercamiento de sus vínculos con el tercer mayor país de América Latina.
Y, en general, ¿cómo prevé que se desarrollarán las relaciones de Estados Unidos con América Latina durante el Gobierno de Obama?
Creo que el nuevo Gobierno entiende que tiene una oportunidad extraordinaria para establecer relaciones políticas de mejor calidad con algunas regiones del mundo. El presidente Obama ha entregado poderosas señales en esa dirección.
Durante años, América Latina ha tenido una menor prioridad para Estados Unidos que lo que nosotros hubiéramos querido. Las expectativas fueron altas cuando el presidente Bush fue elegido -él habla español y lanzó la propuesta Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)- pero, finalmente, fue distraído por otros temas.
Y ¿qué ocurre con el comercio y la inversión entre Chile y Estados Unidos?
Recién tuvimos muy buenas noticias en esa área. Desde que el TLC entre Chile y Estados Unidos entró en vigencia, la inversión estadounidense en Chile ha sido decepcionante, pero Chile acaba de recibir una de las mayores inversiones que haya realizado en la historia una empresa estadounidense: Wal-Mart. Específicamente en el actual contexto económico, ese es un gran voto de confianza en Chile. Y, debido a que es un sector que tiene un contacto tan directo con tal cantidad de consumidores, podría ser una gran fuente de prestigio para el modelo de negocios estadounidense en Chile.
Y viceversa, ¿qué rol puede desempeñar AmCham en proyectar la imagen de Chile en Estados Unidos?
Hemos estado hablando con Juan Gabriel Valdés, director de Proyecto Chile – Imagen País, y nos describió esta iniciativa. Es muy interesante y, por supuesto, de muy largo plazo, pero claramente si Chile quiere probar una imagen renovada e implementar una nueva estrategia de marca, su territorio de prueba debiera ser Estados Unidos, su mayor socio comercial. Estamos analizando formas en las que AmCham puede ayudar.
Asimismo en septiembre, Chile será la sede de la próxima reunión del Foro de Competitividad de las Américas, la primera vez que esta reunión se celebra fuera de Estados Unidos. Esa será una oportunidad para mostrar a Chile y AmCham está tratando de ver la mejor forma en que puede colaborar.
¿Qué otras prioridades tiene para AmCham en 2009?
Bueno, no son mías, sino que son las prioridades establecidas por el directorio de la Cámara. Queremos poner más énfasis en AmCham como una organización que entrega oportunidades para networking, no sólo entre sus miembros, sino también –a la larga- con empresas en Estados Unidos. Un proyecto en esta área involucra el sitio web de la AmCham. El sitio tiene un potencial no desarrollado como un portal para que empresas estadounidenses descubran y contacten a compañías chilenas y viceversa. Es un proyecto de largo plazo, pero me gustaría comenzarlo.
Fue elegido como presidente de AmCham hasta enero de 2011; más allá de la actual crisis, ¿qué otras prioridades tiene la Cámara?
Un tema de clave -a través de los comités de la Cámara y otras actividades- será promover la sustentabilidad de largo plazo de las empresas y, en particular, de los miembros de la Cámara. Esto incluye responsabilidad tanto ambiental como social, y la responsabilidad social no significa sólo producir de manera eficiente servicios y productos de alta calidad y tener buenas prácticas laborales. También significa comprender que una empresa es parte de una comunidad más amplia y que su sustentabilidad de largo plazo depende de sus relaciones con todas las partes interesadas. Por el mismo motivo, necesitamos asegurar que el ambientalismo más estricto no limite el legítimo derecho de Chile a explotar sus recursos naturales de una manera efectiva y sustentable. Un buen ejemplo es la hidroelectricidad, donde Chile tiene una enorme capacidad sin explotar.