Aliados del Pacífico Allies of the Pacific

15 Junio 2012

El ex presidente de Perú Alan García denominó al Pacífico el “océano del futuro”. No es difícil ver por qué: al otro lado de este se encuentra Asia, un vasto y muy poblado socio comercial hambriento de bienes básicos que se producen en América Latina. Sin embargo, como destacó García, Perú, Chile, Colombia y México están mejor posicionados para abordar este enorme mercado si se unen.

Las cuatro naciones representan un mercado combinado de 215 millones de personas con un ingreso per cápita promedio de US$13.000. También corresponden a cerca de un tercio del PIB de América Latina -unos US$2.000 millones, equivalente a la novena mayor economía del mundo (California)- y a la mitad del comercio total de Latinoamérica con el resto del mundo.

A comienzos del 2011, el entonces presidente García propuso una iniciativa de integración comercial denominada Alianza del Pacífico. La primera reunión de los cuatros países se celebró en Lima en abril del año pasado y estableció el marco para las negociaciones. Chile fue sede de la cuarta reunión celebrada el 6 de junio y los líderes de las cuatro naciones -los presidentes de Chile, Sebastián Piñera; México, Felipe Calderón; Colombia, Juan Manuel Santos; y Perú, Ollanta Humala- se encontraron en el Observatorio Paranal cerca de Antofagasta para suscribir un acuerdo que formalmente dio vida a la Alianza.

“Es un área de integración profunda, un espacio que busca ir mucho más allá del libre comercio, que busca la libre circulación no solamente de los bienes, sino que también de los servicios, de los capitales, de las personas (…) De esta manera podemos lograr juntos, en mejor forma y de manera más rápida, lo que podríamos haber logrado si actuáramos cada uno en forma individual”, señaló el presidente Piñera en la ceremonia de suscripción del acuerdo.

“En el mundo actual, que se caracteriza por recesiones, estancamiento y desaceleración, es muy auspicioso y gratificante ver cómo nuestros países están marcando el rumbo del crecimiento, de la apertura, de la integración y cumpliendo su misión histórica”, continuó el mandatario.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, calificó el acuerdo como “el proceso de integración más importante de América Latina” e hizo énfasis en los objetivos y principios compartidos que ayudaron a facilitar las negociaciones.

En lo que constituye una escisión de la iniciativa más amplia e infructuosa conocida como Arco del Pacífico, que a su vez derivó de la fallida Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), encabezada por Estados Unidos, la Alianza del Pacífico integra países que ya están comprometidos entre ellos a través de acuerdos bilaterales.

Sin embargo, también establece la base para admitir a futuros miembros. De hecho, dos de los países del Arco del Pacífico están esperando su oportunidad: Panamá y Costa Rica actuaron como observadores durante la suscripción del acuerdo marco y podrían estar listos para unirse al acuerdo ya en el 2013.

Reglas de Origen

De manera clave, el nuevo acuerdo incluye reglas de origen acumulativas, lo que significa que los productores chilenos pueden usar insumos peruanos y colombianos para exportar a México, y aún así tener acceso preferencial a ese mercado en virtud del tratado de libre comercio entre los dos países.

“Las reglas de origen acumulativas son el beneficio más evidente del acuerdo de la Alianza del Pacífico”, dice a bUSiness Chile Rodrigo Contreras, titular de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (DIRECON), entidad dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores.

“Otras ventajas son la convergencia de aranceles, el libre desplazamiento de los empresarios y la posibilidad de programas de intercambio estudiantil. De manera que no nos estamos limitando simplemente a temas comerciales en esta negociación, vamos un paso más allá”, afirma Contreras.

Si bien Estados Unidos no fue invitado a unirse a la iniciativa, las empresas estadounidenses de todos modos se beneficiarán, según el primer director para las Américas de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Patrick Kilbride.

“Las compañías estadounidenses que invirtieron en la región pueden beneficiarse de las eficiencias y redes establecidas por la Alianza del Pacífico”, sostiene.

“No obstante, desde una perspectiva política más amplia, lamentamos que Estados Unidos no haya asumido un rol más activo. Fue frustrante ver que el ALCA no dio frutos, pero algunos de los países comprometidos en el Arco del Pacífico, y en definitiva los que estaban listos para avanzar, formaron la alianza. Los que no lo hicieron tendrán que ponerse al día más tarde”, señala Kilbride.

Aparte de Costa Rica y Panamá, los miembros del Arco del Pacífico no incluidos en la Alianza son Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.

En cuanto a los miembros fundadores, Contreras explica que Chile, Perú, Colombia y México implementarán el acuerdo en dos etapas. La primera etapa fortalecerá los acuerdos comerciales que ya están vigentes (Chile, por ejemplo, está cerca de lograr una zona de arancel cero con Colombia y Perú). La segunda fase interconectará los acuerdos bilaterales existentes entre los cuatro países y añadirá etapas adicionales, tales como hacer más fácil que quienes viajen por negocios transiten dentro de la Alianza, facilitar los intercambios estudiantiles e integrar los mercados electrónicos.

Sin embargo, en definitiva, la mayor ganancia para los miembros de la recién forjada Alianza del Pacífico es el saber que no están solos. “Hay una sensación de fortaleza cuando uno va ante un tercero como una asociación de al menos cuatro países, en lugar de a negociar de manera individual”, señala Contreras.

Unidos por Asia

El nombre Alianza del Pacífico no es ningún accidente. El pacto está orientado a expandir el comercio a través del Pacífico con Asia, a donde las cuatro naciones exportaron en conjunto US$71.000 millones en bienes y servicios el año pasado, registrando un crecimiento promedio anual del 13% entre el 2007 y el 2011.

Juntos, Chile, Perú, Colombia y México aspiran a negociar mejores condiciones de comercio e inversión con sus socios asiáticos. “El mundo del Asia-Pacífico, que es no solamente el mundo del futuro, sino que ya es el mundo del presente”, dijo el presidente Piñera en la ceremonia celebrada en Paranal.

Como parte de su interés estratégico en la región del Asia-Pacífico, Chile está involucrado en las actuales negociaciones para ampliar su Acuerdo de Asociación TransPacífico (TPP, por su sigla en inglés). Chile fue un miembro fundador del pacto comercial, previamente conocido como P4, cuando entró en vigencia en el 2006 junto con Brunei, Nueva Zelanda y Singapur. Ahora Estados Unidos y otros países están ansiosos por unirse al acuerdo que es visto como un vehículo para la liberalización del comercio a través de la región del Asia-Pacífico.

Pero considerando que China no ha manifestado interés en unirse al TPP, no todos piensan que la participación de Chile es una buena decisión.

“Para Sudamérica hoy en día, es más importante que la economía china crezca un punto porcentual a una expansión de un punto en la economía estadounidense”, sostiene Osvaldo Rosales, director de la División de Comercio Internacional e Integración de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL).

“Si China es la niña bonita de la fiesta, entonces ¿es el TPP la mejor manera de llegar a ella? Tengo serias dudas”, comenta.

A juicio de Rosales, China está esperando una respuesta colectiva de los países latinoamericanos sobre cómo quieren relacionarse con el nuevo motor de la economía global, y la Alianza del Pacífico es un paso positivo al respecto.

Sin embargo, pese a todo lo que se habla de China, que superó a Estados Unidos como el principal mercado de exportación de Chile mayoritariamente por su demanda de cobre, Kilbride de la Cámara de Comercio de Estados Unidos cree que su nación tiene una relación más saludable con Chile y el resto de los países que conforman la Alianza del Pacífico.

“Chile tiene una relación comercial más diversa con nosotros, que involucra a muchos sectores diferentes de su economía y es más resistente y sostenible en el tiempo, no es susceptible a los shocks en los precios de los bienes básicos”.

Integración de Mercado e Inversión

Los cuatro países ya han incrementado la integración en áreas como mercados electrónicos, investigación científica, promoción de las exportaciones y eliminación de aranceles.

En mayo del año pasado, las bolsas de Chile, Colombia y Perú lanzaron el Mercado Integrado de Latinoamérica (MILA), lo que creó la primera plataforma de negociación privada cruzada en la región.

Si bien MILA comenzó lentamente, con modestos volúmenes de negociación, la potencial incorporación de la Bolsa Mexicana de Valores -BMV- en el 2013 y quizás de la brasileña BM&F Bovespa más adelante, podría convertirse en un actor financiero global.

Y la inversión extranjera directa en la región está creciendo. El Informe sobre las Inversiones en el Mundo, preparado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), muestra que el año pasado América Latina y el Caribe recibieron un 34,6% del total de inversión extranjera directa en el mundo, que alcanzó un total de US$216.400 millones.

El año pasado, Colombia ocupó el quinto lugar en el ránking global de crecimiento de la inversión extranjera directa y el primero en la región con US$14.400 millones, un incremento del 113,4% respecto del 2010. Chile creció un 16,4% en el 2011, mientras que la inversión extranjera directa en Perú escaló un 7,4%.

“Los inversionistas han estado esperando un marco andino desde hace algún tiempo”, señala Hedmond Ríos, economista de la corredora chilena Celfin Capital. “Un acuerdo de este tipo puede lubricar las políticas económicas entre estos países, incrementar las certezas jurídicas para los operadores y negociadores, y reducir las tasas de interés, todos lo cual favorece la inversión y tienen un potente efecto sobre el capital”.

La comunidad empresarial está haciendo su parte para hacer que la Alianza del Pacífico avance y representantes del sector privado de los cuatro países sostuvieron una cumbre paralela durante la reunión en el Observatorio Paranal.

Desde la posición ventajosa de funcionarios de gobierno y empresarios, alto en el desierto de Atacama, la Alianza del Pacífico navega al oeste con el viento a favor. Pero Rosales de la Cepal, quien asesoró a algunos de los gobiernos durante las negociaciones del Arco del Pacífico y presionó en vano por un tratado de libre comercio regional, teme que podría reducirse a poco más que la oportunidad para sacarse una foto.

“El tiempo y muchas canas te enseñan que hay una gran diferencia entre los titulares y el contenido real de un acuerdo”, sostiene Rosales. “Por hora, hasta que veamos resultados, son solo buenas intenciones”.

Sebastián Pérez-Ferreiro trabaja como periodista freelance en Santiago

Peru’s Former President Alan García has called the Pacific the “ocean of the future”. It’s not hard to see why - on the opposite side of the ocean lies Asia, a vast and populous trading partner hungry for commodities produced in Latin America. But, as García has pointed out, Peru, Chile, Colombia and Mexico are better positioned to tap this huge market if they are united.

The four countries represent a combined market of 215 million people with an average per capita income of US$13,000. They also account for about one third of Latin America’s GDP - some US$2 billion, equivalent to the ninth largest economy in the world (California) - and half of Latin America’s total trade with the rest of the world.

In early 2011, then-President García proposed a trade integration initiative called the Pacific Alliance. The first meeting of the four countries was held in Lima in April last year and established the framework for negotiations. Chile hosted the fourth meeting on June 6 and the leaders of the four countries - Chilean President Sebastian Piñera, Mexico’s Felipe Calderón, Colombia’s Juan Manuel Santos, and Peru’s Ollanta Humala - met at the Paranal Observatory near Antofagasta to sign an agreement that formally created the Alliance.

“This is much more than a free trade agreement, it seeks the free movement not only of goods but also services, capital and people… together we can go further and advance faster than if we acted on our own,” said President Piñera at the signing ceremony.

“In today’s world characterized by recession, stagnation and economic slowdown, it is satisfying to note that our countries are leading the way in growth, free trade and integration,” he continued.

Colombia’s President Juan Manuel Santos called the agreement “the most important process of integration in Latin America” and he emphasized the shared principals and objectives that helped to facilitate negotiations.

A spin-off of the wider and fruitless Pacific Arch initiative, which in turn derived from the failed US–led Free Trade Area of the Americas (FTAA), the Pacific Alliance integrates countries that are already committed to each other through bilateral agreements.

But it also establishes the basis for admitting future members. In fact, two of the Pacific Arch countries are waiting in the wings: Panama and Costa Rica acted as observers during the signing of the framework agreement and may be ready to join the open accord as early as 2013.

Rules of origin

Crucially, the new accord includes cumulative rules of origin, which means that Chilean producers can use Peruvian and Colombian inputs to export to Mexico, and still have preferential access to that market under the Free Trade Agreement between the two countries.

“The cumulative rules of origin is the most evident gain of the Pacific Alliance agreement,” the director of the Foreign Affairs Ministry’s Department of International Economic Affairs (DIRECON), Rodrigo Contreras, told bUSiness Chile.

“Other advantages are tariff convergence, free movement of businesspeople, and the possibility of university exchange programs. So, we’re not limiting ourselves to mere commercial issues in this negotiation - we’re going a step further,” says Contreras.

Although the United States was not invited to join the initiative, US companies still stand to gain, according to the US Chamber of Commerce’s senior director for the Americas, Patrick Kilbride.

“US companies invested in the region can benefit from the efficiencies and the networks established by the Pacific Alliance,” he says.

“From a broader policy perspective, though, we regret that the United States did not take a more active role. It was frustrating to see the FTAA not brought to fruition, but some of the countries engaged in the Pacific Arch, and ultimately the ones that were ready to move forward, formed the Alliance. Those that did not will have to catch up later,” says Kilbride.

Apart from Costa Rica and Panama, the members of the Pacific Arch not included in the Alliance are Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras and Nicaragua.

As for the founding members, Contreras explains that Chile, Peru, Colombia and Mexico will implement the agreement in two stages. The first will strengthen the trade agreements already in place (Chile, for instance, is close to achieving a zero tariff zone with Colombia and Peru). The second will interconnect the existing bilateral accords between the four countries and add additional steps, such as making it easier for business travelers to move around the Alliance, facilitating student exchanges, and integrating electronic markets.

All in all, though, the biggest takeaway for the newly minted Pacific Alliance members is the knowledge that they are not alone. “There’s a feeling of strength when you go before a third party as an association of at least four countries, instead of negotiating individually,” says Contreras.

Bound for Asia

The naming of the Pacific Alliance is no accident. It is focused on expanding trade across the Pacific with Asia, where the four countries exported a combined US$71 billion worth of goods and services last year, registering an annual average growth of 13% between 2007 and 2011.

Together, Chile, Peru, Colombia and Mexico aim to negotiate better terms of trade and investment with their Asian partners. “The Asia-Pacific region is not just the world of the future, but the world of the present,” said President Piñera at the Paranal ceremony.

As part of its strategic interest in the Asia-Pacific region, Chile is involved in ongoing negotiations to widen its Trans-Pacific Partnership (TPP) agreement. Chile was a founding member of the trade pact, previously known as P4, when it came into force in 2006 along with Brunei, New Zealand and Singapore. Now the United States and other countries are keen to join the agreement which is seen as a vehicle for trade liberalization across the Asia-Pacific region.

But considering that China has not expressed interest in joining the TPP, not everyone thinks Chile’s participation is a good move.

“For South America today, it’s more important that the Chinese economy grows a percentage point than a one-point growth in the US economy,” says Osvaldo Rosales, head of the International Trade and Integration Division at the United Nations Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC).

“If China is the pretty girl at the party, then is the TPP the best way to get to her? I have serious doubts,” he says.

According to Rosales, China is waiting for a collective response from Latin American countries about how they want to relate to the new engine of the global economy, and the Pacific Alliance is a positive step in this regard.

Yet despite all the talk about China, which has overtaken the United States as Chile’s largest export market mainly due to its demand for copper, the US Chamber of Commerce’s Kilbride believes that the United States has a healthier relationship with Chile and the rest of the Pacific Alliance countries.

“Chile has a more diverse trade relationship with us, one that involves many different sectors of its economy and is more resilient and sustainable over time - it’s not susceptible to commodity price shocks.”

Market integration and investment

The four countries have already increased integration in areas such as electronic markets, scientific research, export promotion and tariff elimination.

In May last year, the stock exchanges of Chile, Colombia and Peru launched the Integrated Latin American Market (MILA by its Spanish acronym), creating the first private cross-trading platform in the region.

Although MILA started off slow, with modest trading volume, the potential addition of the Mexican BMV Exchange in 2013, and perhaps Brazil’s BM&F Bovespa further down the road, could turn it into a global financial player.

And Foreign Direct Investment in the region is growing.
The World Investment Report, prepared by the United Nations Conference on Trade and Development (UNCTAD), shows that last year Latin America and the Caribbean received 34.6% of total Foreign Direct Investment in the world, for a total of US$216.4 billion.

Colombia was fifth in the global ranking of FDI growth and first in the region last year with US$14.4 billion, an increase of 113.4% from 2010. Chile grew by 16.4% in 2011, while FDI in Peru rose 7.4%.

“Investors have been looking for an Andean framework for some time,” says Hedmond Ríos, an economist at Chilean broker Celfin Capital. “An agreement of this kind can lubricate the economic policies among these countries, increase legal certainty for operators and traders, and reduce interest rates, all of which favors investment and has a potent effect on capital.”

The business community is doing its part to move the Pacific Alliance forward and private sector representatives from the four countries held a parallel summit during the meeting at the Paranal Observatory.

From the vantage point of government officials and businesspeople, high up in the Atacama Desert, the Pacific Alliance sails west with the wind on its back. But ECLAC’s Rosales, who advised some of the governments during the Pacific Arch negotiations and pushed to no avail for a regional free trade agreement, fears it could all amount to little more than a photo opportunity.

“Time and lots of gray hairs teach you that there’s a huge gap between the headlines and the real content of an agreement,” says Rosales. “For now, until we see results, it’s just good intentions.”

Sebastián Pérez-Ferreiro is a freelance journalist based in Santiago

Compartir